No cabe duda que el maratón es como la vida: impredecible y lleno de sorpresas, y ayer en Boston, la gran sorpresa fue ver en sexto lugar al que muchos consideramos el mejor maratonista del mundo, Eliud Kipchoge.
Y es que la mañana lluviosa de la capital de Massachusetts fue el marco de una escena pocas veces vista, que el doble campeón olímpico y plusmarquista mundial de la distancia, perdiera uno de los majors más emblemáticos, y que se había propuesto ganar como uno de sus logros pendientes, pero en lugar de ello, se repitió la escena de Londres 2020.
La segunda gran sorpresa fue el apasionante final y triunfo de Hellen Obiri. La keniata terminó con 2h:21m:38, 0.12 segundos por delante de Amane Beriso, de Etiopía.
La única experiencia en maratón de Obiri, antes de Boston, fue un sexto lugar, en NY, el año pasado. Mientras que Beriso llegó con el récord personal más rápido de todas las corredoras (2h:14m:58s). La competencia fue muy cerrada y dura entre las femeniles, a partir del kilómetro 36, y ya en los últimos dos, Obiri con su peculiar estilo para correr, tomó la ventaja, y hasta para ella, su triunfo fue inesperado: “Estoy muy, muy feliz, porque fue una sorpresa para mí”, dijo a la prensa.
A muchos nos pudo que Kipchoge no pudiera sumar otra victoria más –15 de 18 maratones– en su debut en Boston, que es su quinto major, antes de correr en NY. Y es que de nuevo la lluvia y el frío, como ocurrió en Londres 2020, parecieron afectar su rendimiento. Si la táctica de Kipchoge era correr como el maratón de Tokio 2020, y despegar después de pasar la cuesta Rompe corazones, en el km 32, en esta ocasión le falló, pues sin liebres, llevó el peso de la carrera en cuanto a ritmos, por casi 30 kms. Después de eso, sus oponentes atacaron aprovechando el desgaste de Kipchoge. Se trató de una carrera completamente táctica y fue Evans Chebet, a quien la experiencia, lo llevó a sumar su segundo triunfo consecutivo (2h:05m:54s) en la mítica carrera.
Aunque Kipchoge estuvo entrenando en Kenia en un trayecto parecido al de Boston, el factor edad también jugó un papel importante. Tal vez se trate de un relevo generacional, pues la diferencia de más de 10 años entre Kipchoge y los demás corredores ya le está pasando factura al keniata.
Lo cierto es que Kipchoge, gane o pierda, siempre hará historia. Es un campeón, sale a dar lo mejor. Es un hombre que inspira a millones por su disciplina, amor y la pasión a lo que hace, y en esta ocasión, nos enseñó que al final, tanto en la carrera como en la vida, hay días buenos y malos, éxitos y fracasos, pero el siguiente desafío será el aliciente para seguir adelante.
POR ROSSANA AYALA
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