Desde que dejó la presidencia en 2012, Felipe Calderón parece no superar el síndrome de haber sido el gran mandamás del PAN y haber perdido el control absoluto que tuvo del blanquiazul. Porque van al menos dos ocasiones en que el ex presidente, molesto con sus dirigentes y sus decisiones, amaga con abandonar su militancia en el partido que lo llevó a Los Pinos, a donde pretende volver ahora de la mano de su esposa, Margarita Zavala.
La amenaza de Calderón en el pleito verbal que protagonizó durante el Consejo Nacional con Juan José Rodríguez Pratts, en el que reclama un manejo discrecional del PAN por parte de Ricardo Anaya y su grupo, además de inconsistencias en el Padrón de Militantes, según el audio difundido por EL UNIVERSAL, no es la primera que hace el ex presidente de abandonar el partido en el que creció y que lo encumbró hasta la Presidencia de la República.
A principio de mayo de 2014, cuando estaba por consumarse la reelección de Gustavo Madero como dirigente, Calderón, quien ya se encontraba en Boston, dando cátedra en la Escuela de Gobierno de Harvard, dejó ver su rabia contra Madero, a quien nunca quiso porque en 2010 derrotó a su candidato Roberto Gil Zuarth. Y en busca de revancha, el calderonismo mandó a Ernesto Cordero en aquel 2014 a competir con Madero, desatando una fuerte polarización entre panistas que se acusaron de toda clase de corrupción entre ellos.
Por aquellos días, un grupo de diputados panistas que estaban de viaje en Bostón se encontraron al ex presidente Calderón en un bar y se acercaron a saludarlo. Cuando uno de los legisladores le preguntó cómo veía la elección en su partido, que se realizaría esa misma semana, Calderón se descosió y comenzó a hablar pestes de Gustavo Madero: “Si gana Madero prefiero crear otro partido”, les dijo entonces a los diputados.
Ni lo creó ni se fue del PAN, y un par de meses después de esa amenaza, en julio de 2014, Calderón volvía a vivir a México con un nuevo objetivo: que Margarita Zavala fuera candidata a diputada en las intermedias de 2015; pero al no lograr los votos suficientes en la Comisión Permanente del panismo, Margarita no pudo ser diputada y, enojados, los Calderón se plantearon otro objetivo: si no podía ser legisladora, Zavala sería entonces candidata a la Presidencia.
Por eso ahora que el ex presidente, enojado por los reclamos de Juan José Rodríguez Pratts, vuelve a amenazar con irse del panismo, habría que tomar con reservas al ex inquilino de Los Pinos.
Esto le dijo Rodríguez Pratts: “Te voy a pegar Felipe, te voy a pegar, porque el periodo más gris fue cuando tú entraste a la Presidencia de la República. Ahí se acabaron los debates, nos impusiste a Germán, nos impusiste a César Nava; nos quisiste imponer a Roberto Gil, nos quisiste imponer a Ernesto Cordero, hiciste declinar en la forma más cruel y más ruin a los otros candidatos…entonces recuerdo tu lema cuando aspiraste a la Presidencia del partido: “Ganar el gobierno sin perder el partido”, y resulta que cuando entraste al gobierno se perdió el partido”, fue que Calderón respondió con varias quejas y su amenaza de que “no me ayuden porque sí he pensado en irme del PAN”.
Incluso en algún momento de ese escarceo verbal entre Calderón y Rodríguez Pratts el tabasqueño le reprochó al matrimonio presidencial “su falta de compromiso con el PAN” porque mientras el ex presidente “se quiere salir del partido” Margarita amagaba con irse “como candidata independiente”. Y en ese momento la señora Zavala se molestó y se defendió diciendo que ella nunca había mencionado lo de ser candidata independiente y que sólo iría por el PAN, aunque Juan José le insistía a Margarita que sí llegó a declarar su posible candidatura independiente.
Al final quedan claras dos cosas: la primera, que el panismo sigue tan dividido y enfrentado como desde hace 7 años, cuando los calderonistas perdieron el control del partido que reclaman desde entonces. Y esa división se vuelve a hacer presente y se puede ahondar con la elección del candidato del PAN a la presidencia en 2018, arriesgando incluso sus posibilidades de volver al poder. Y la segunda, que con tanta amenaza de que se va y se va y no se ha ido (como dijera José Alfredo) el ex presidente Calderón parece querer emular los pasos de su padre, don Luis Calderón Vega, quien en 1981, después de 42 años de militar en el partido del que fue fundador, renunció al PAN en un arranque de ira contra el entonces dirigente Abel Vicencio Tovar. Entre sus motivos de renuncia estaban sus diferencias con el cambio ideológico del panismo, que abría sus puertas a los primeros empresarios, aunque también hay panistas de aquella época que afirman que don Luis se ofendió porque el CEN panista insistía en cobrarle sus cuotas como militante que él no quería pagar. El caso es que, después de toda una vida, Luis Calderón Vega se fue del PAN. ¿Su hijo Felipe hará lo mismo o son puras amenazas?