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jueves, abril 17, 2025

Bracitos, ¿pa’ qué los quiero?

El resultado fue que al balancear los brazos de manera normal se quemó menos energía que correr con los brazos en otro sitio. Entonces, ¿cómo debemos mover los brazos al correr? Esto son algunos consejos que si bien son básicos, la mayoría de las veces no los tomamos en cuenta.

Hubo un tiempo en que correr distancias extenuantes era la única alternativa para sobrevivir. Antes de que los humanos inventaran el arco y la flecha, nuestros antepasados agotaban a su presa con persecuciones incesantes que con el tiempo contribuyeron a la evolución del tamaño de los huesos de brazos y piernas, haciendo cada vez más aptos para correr.

Según un estudio de 2019, publicado en Journal of Experimental Biology, de la Universidad de Colorado, las proporciones modernas de los brazos se presentaron en el Homo erectus y coinciden con la evolución de la carrera de resistencia como un comportamiento importante de los homínidos.

En el estudio, los científicos explican que el Australopithecus y el Homo habilis, que vivieron hace millones de años, tenían brazos más largos en relación con las piernas, que los de los humanos actuales, mientras que el Homo erectus, nuestro pariente cercano, es el primero en tener las piernas largas y brazos más cortos, lo que les habría permitido caminar, correr y moverse como lo hacemos hoy.

“La relación entre los movimientos de los brazos y la forma de andar y correr podría ayudar a explicar cómo evolucionaron las proporciones de los brazos en el árbol genealógico humano, ya que los antebrazos más cortos, y un brazo más corto en general, se balancean menos”, añaden.

Otro estudio publicado por la misma revista, pero de 2014, afirma que los brazos representan alrededor del 10 por ciento del peso del cuerpo y que la manera en cómo los movemos podrían contribuir en la “economía de carrera”, que se traduce en un mejor rendimiento y hasta en una disminución del tiempo.

Para entender la importancia del balanceo de los brazos al correr se pidió a un grupo de corredores que corrieran con sus brazos sujetos detrás de su espalda, otro grupo corrió con sus brazos sujetos al pecho, otro más corrió con sus manos pegadas a su cabeza y un cuarto grupo corrió normal y se les midió el consumo de oxígeno y la cantidad de dióxido de carbono que exhalaban.

El resultado fue que al balancear los brazos de manera normal se quemó menos energía que correr con los brazos en otro sitio. Entonces, ¿cómo debemos mover los brazos al correr? Esto son algunos consejos que si bien son básicos, la mayoría de las veces no los tomamos en cuenta:

Lo más importante es no forzar el movimiento. Solo se trata de mantener los antebrazos formando un ángulo de 90 grados con la parte superior del brazo al correr, como si se trata de un péndulo, evitando que las manos lleguen más abajo del nivel de la cintura.

Evite levantar los hombros y correr con las manos relajadas sin apretar el puño. Al dar cada paso, empujando los codos hacia atrás, en lugar de forzarlos hacia adelante de esta manera evitaremos cruzarlos frente. Esto ayudará a expandir la caja torácica facilitando la respiración, y hará que el movimiento de los brazos sea natural.

Cada corredor tiene un estilo diferente, ser conscientes de nuestra técnica de carrera y pulirla para que resulte eficiente es un trabajo que requiere tiempo y dedicación.

POR ROSSANA AYALA

AYALA.ROSS@GMAIL.COM

@AYALAROSSI

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