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viernes, diciembre 27, 2024

Caer y levantarse

El domingo pasado, en los Países Bajos, el keniata Eliud Kipchoge nos dio una gran lección que nos recuerda que en la vida, igual que en el deporte, ninguna caída es para siempre, y que por dolorosa y frustrante que sea cualquier derrota, la vida nos devolverá, más tarde que temprano, la oportunidad de levantarnos y reivindicarnos para retomar el camino con la mejor actitud.

Porque en el Maratón NN Mission, que se corrió este fin de semana, Kipchoge tal vez no logró su mejor marca, y aunque ganó el primer lugar con 2 horas 4 minutos y 30 segundos, se quedó muy lejos de su propio récord mundial de 2:01:39. Pero eso no fue lo más importante para el corredor élite que estadísticamente es el mejor del mundo: lo que él celebró, y nos enseñó al mundo, es que después del rotundo fracaso que tuvo en Londres, en octubre de 2020, donde contra toda expectativa quedó relegado al octavo lugar del maratón, este hombre africano, de 36 años de edad, nunca se detuvo a lamentarse ni a autoflagelarse por haber perdido; tuvo la capacidad de sonreír, levantarse y volver a alzar los brazos en señal de victoria.

Seguro no fue nada fácil, para alguien acostumbrado siempre a ganar, el digerir la derrota, morder el polvo y ser criticado en todo el mundo por no haber cumplido las expectativas hace seis meses en Londres, cuando las condiciones del clima y una molestia en el oído, que afectó su equilibrio, le hicieron perder su ritmo habitual; pero también muy seguramente mucho ayudó, junto con su disciplina y entrenamiento, la gran actitud positiva con la que Eliud Kipchoge enfrenta no sólo sus carreras, sino la vida misma: “No me voy concentrar en la derrota, sino en ver hacia adelante”, dijo en octubre, cuando el mundo del atletismo lo criticaba y hablaba del posible fin de su reinado en las pistas.

Desde que llegó a la ciudad de Enschede, en los Países Bajos, Kipchoge dejó ver que ya había superado su caída pasada y estaba concentrado en ver hacia el futuro: “Es maravilloso estar de vuelta en la línea de salida. El domingo quiero correr una carrera hermosa”, dijo a la prensa, que seguía atenta sus movimientos entre la admiración y el morbo de saber si el keniata iba a ser capaz de levantarse, o si podía superar sus grandes marcas.

Sin prestar mucha atención a los comentarios de los medios, él sólo veía hacia adelante: “Hoy corro con mis compañeros de equipo, de todo el mundo, hacia un futuro mejor”.

Tras repasar a lo largo y ancho la trayectoria de Kipchoge, nos damos cuenta de lo grande que es y que se esfuerza día a día por demostrar que en la carrera, como en la vida, la victoria es fruto de la superación de los obstáculos, y el objetivo final no es sólo llegar primero a la meta, sino crecer y volver a empezar para ir siempre un poco más lejos, “hacia un futuro mejor”.

POR ROSSANA AYALA
AYALA.ROSS@GMAIL.COM
@AYALAROSS1

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