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sábado, diciembre 21, 2024

El cine mexicano, otra víctima de austericidio de la 4T

Margarita López Portillo argumentaba que la gran cantidad de películas producidas durante el echeverriato, con financiamiento público, eran “un fracaso total” al momento de ser exhibidas y sostenía que el “cine mexicano debe ser más familiar, más ligero y popular”, de tal modo que pudiera imitar lo más posible la época de oro de los años 40. El resultado del nepotismo, las ocurrencias y la política de retirar todo financiamiento público a la industria filmíca nacional en aquel sexenio, con la idea de favorecer la inversión privada en el cine, lo único que produjo fue el llamado cine de “Las Ficheras”, películas con contenido picante y sexoso, que mostraban desnudos femeninos y que volvieron famosas a vedettes y desnudistas que desde las pantallas llegarían incluso hasta la alcoba presidencial de José López Portillo.

Es ese momento triste y penoso para el cine nacional al que aludió recientemente Guillermo del Toro, el exitoso director mexicano, en un mensaje de Twitter que sacudió y desnudó la crisis a la que está llevando el gobierno de la 4T a la industria fílmica nacional con sus políticas de austeridad, cancelación de fideicomisos y el manejo selectivo y discrecional de los recursos públicos que antes administraban los fideicomisos públicos del Fidecine y Foprocine, desaparecidos ambos por instrucciones del presidente López Obrador junto con otros 109 fideicomisos. “La sistemática destrucción del Cine Mexicano y sus instituciones —lo que llevó décadas construir— ha sido brutal. Sobrevivimos el sexenio de José López Portillo, pero esto no tiene precedentes”, dijo el ganador del Oscar y de varios premios internacionales por sus producciones cinematográficas.

La crítica tan dura al gobierno de López Obrador, con una voz tan potente como la de Del Toro, vino después de que la presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas (AMACC) la actriz Leticia Huijara, anunciara públicamente que, por primera vez en 60 años de existencia, la ceremonia de entrega de los Premios Ariel, a lo más destacado del cine mexicano, no podría llevarse a cabo “por falta de apoyos de Estado. El Estado ha renunciado a su responsabilidad como principal promotor y difusor de la cultura en general y del cine en particular”, dijo la Academia en un comunicado.

La crisis financiera que se hizo pública en la AMACC fue la gota que derramó el vaso. Ya antes cineastas mexicanos como Luis Estrada, reconocido por sus películas críticas en los gobiernos del PRI y el PAN, “La Ley de Herodes”, “La Dictatura Perfecta” y “El Infierno”, había acusado que el nuevo programa de financiamiento que sustituyó a los fideicomisos del cine que ordenó desmantelar el presidente, el Focine, a cargo de la directora María Novaro, se había vuelto un mecanismo burocrático y con criterios de selección de las cintas a financiar que huelen a censura. “A mí me aplican la Ley de Herodes a cada rato. Pues resulta que en este gobierno dizque progresista, dizque de izquierda, cinco veces me rechazaron esta película, punto final. Pónganle la etiqueta que quieran: censura preventiva. No quiero jugar a eso. Yo sí me he enfrentado de veras a la censura, sobre todo con La Ley de Herodes”, dijo Estrada al hablar de las dificultades que enfrentó en la producción y ahora también en la exhibición de su nueva cinta “Que viva México”.

A las críticas se sumó el reconocido actor Joaquín Cosío, quien también en su cuenta de Twitter hizo una dura crítica al gobierno lopezobradorista y su política de austeridad hacia el cine y la cultura: “López Obrador y la 4T retiran apoyos a la Academia Mexicana, como era de esperarse no entienden la cultura ni el arte. Ignorantes. No hay otra palabra”, dijo el actor que diera vida al famoso Cochiloco, precisamente en la cinta de Luis Estrada.

La reacción del gobierno no llegó por el presidente, que ni siquiera tocó el tema en sus largas alocuciones mañaneras, a pesar de haber sido directamente aludido, él y su gobierno, en las críticas y declaraciones de los personajes del cine nacional. La única que respondió fue la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, que en otro tuit, le respondió a Guillermo del Toro y ofreció que “el diálogo con la Academia por parte del gobierno está y estará siempre abierto. La Secretaría de Cultura tiene toda la disposición de que los Arieles continúen”, dijo la funcionaria y de paso invitó a la gente a ver la película de Pinocho del propio Del Toro que se exhibe en la Cineteca Nacional. Todo después de que el sábado el director tapatío ofreciera pagar de su bolsa la ceremonia de los Arieles, ante la falta de financiamiento del gobierno federal.

La realidad es que ni el cine ni la cultura son una prioridad del presidente López Obrador. Desde su primer año de gobierno, el presupuesto para el cine en 2019 se redujo en 1,000 millones de pesos, lo que ya en ese año ocasionó protestas de la comunidad cinematográfica nacional; y a partir de ahí la tendencia fue a la baja llegando a niveles en los que el gasto en cultura, donde se incluye al cine, en esta administración apenas alcanza el .27% del gasto neto total del gobierno, casi la mitad del .49% que se ejerció en el año 2013 y es el máximo histórico. Aun con el aumento de 3.65% que tuvo este año 2022 (535 mdp más que en 2021) el presupuesto cultural de la 4T palidece ante el gasto de la Sedena que es 8 veces mayor, 1.5 veces el de la Marina; la cultura recibió este año 4 veces menos recursos que el Tren Maya, 2 veces menos que el programa Sembrando Vida y 2.3 veces menos que las Becas Benito Juárez.

Así que, con una Secretaría de Cultura que además está dominada y controlada por la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, que sin cargo público ejerce como la “Jefa” de toda el área cultural del gobierno y maneja y decide los presupuestos y programas culturales con Alejandra Frausto como su empleada, y con un presidente que valora más el beisbol que la cultura para todo un país, se entiende por qué el cine mexicano ha tocado fondo y está llegando otra vez a una crisis similar a la del sexenio de López Portillo. Si a eso se le suman las políticas selectivas y discriminatorias de las cadenas comerciales de exhibición como Cinépolis y Cinemex, que les niegan salas a películas mexicanas incluso de directores como Del Toro y Luis Estrada, se entiende por qué estamos en riesgo de volver a ver el cine de Ficheras en los complejos cinematográficos. Los dos López, con sus ocurrencias y demagogias, uno con la hermana y otro con la esposa, hundieron al cine nacional… Los dados giran. Serpiente doble.

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