Si hasta ahora sólo había sospechas o temor de que salir a correr al aire libre en tiempos del coronavirus representaba un riesgo de contagio, ahora ya hay evidencia científica de que tanto para el corredor, como para otras personas que pasen a su lado en la vía pública, el peligro de esparcir y contraer el virus a través de las exhalaciones que se emiten al aire es completamente real. Un corredor infectado puede lanzar el virus al exhalar hasta una distancia de nueve metros, con lo que deja una estela que puede ser respirada por las personas que van detrás de él.
El estudio realizado por el científico holandés Bert Blocken, profesor de la Universidad de Tecnología de Holanda en Eindhoven, utilizó la misma tecnología que se empleó para medir la distancia y la formación de los atletas (liebres) que ayudaron al maratonista Eliud Kipchoge a cortar el viento para que pudiera romper la marca de dos horas en la prueba controlada que corrió en Viena, en octubre de 2019. Se trata de un túnel que mide la fuerza del aire y el movimiento humano, y que el profesor Blocken utilizó ahora junto con un modelo computacional de dinámica de fluidos, para medir hasta dónde llegaban las partículas de saliva que emite un corredor, y que va dejando en el aire a su paso.
El resultado fue sorprendente y arrojó que “si una persona tose, estornuda o simplemente exhala mientras corre, camina o pasea en bicicleta, se forma un rastro (una estela) de gotas microscópicasque se extiende varios metros atrás”. En ese rastro de saliva, un corredor contagiado de Covid-19 puede lanzar el virus al aire y cualquier persona que pase por el lugar, o que vaya corriendo o caminando detrás, podría respirarlo e introducirlo a su organismo.
El científico recomienda que la distancia sea entre cuatro o cinco metros si vas caminando, 10 metros si corres, y de 20 metros si vas en bicicleta a una velocidad intensa. Es decir, hay que tener en cuenta la distancia, la dirección del viento y la formación que deberíamos tener, pero CUANDO SE PUEDA. Tal vez sea la primera vez, espero la única, que en esta humilde y joven columna se los diga: NO SALGAN A CORRER A LA CALLE, por sentido común, por ti, por los demás. Me encantaría escribir y decir que sí podemos salir porque correr es los que nos gusta, nos apasiona, nos calma, nos cura, nos da felicidad, pero NO EN ESTE MOMENTO.
Identifiquemos lo que sentimos con el encierro: ansiedad, angustia, miedo, desesperación y seamos conscientes; si lo que te preocupa es perder fuerza muscular, busca ayuda en las redes, pero con los que saben; no hagas retos que están fuera de tu condición, porque el riesgo de lastimarte es alto y no es sencillo ir a un hospital en estos tiempos. Seamos conscientes, seamos responsables; si corremos por salud, seamos consecuentes y no pongamos en peligro la nuestra y la de otros por hacerlo afuera. Cuídate y cuida a los demás.