La iglesia católica mexicana y con ella sus jerarcas y organizaciones seculares se han lanzado con todo en contra del presidente Enrique Peña Nieto y de su iniciativa para elevar a la Constitución los matrimonios entre personas del mismo sexo, en una ofensiva que lo mismo llamó a votar contra el PRI en los pasados comicios, que celebró con tono festivo la derrota del partido gobernante, y en la que ha habido hasta mofas personales contra el presidente, como el del obispo de Culiacán, Jonás Guerrero Corona, quien el pasado 31 de mayo, en una misa al aire libre en Los Mochis, dijo a sus feligreses: “Es un error garrafal, otro engaño más, no será que anda buscando gavioto en lugar de gaviota, no me extraña”, dijo en una clara alusión al mandatario y al personaje que hizo famosa a su esposa, la actriz Angélica Rivera.
Así de fuerte es el activismo político que los obispos de varias entidades del país han desplegado en contra de las iniciativa de reforma al artículo 4 constitucional que reconoce como un tema de igualdad el matrimonio civil entre homosexuales y la de reforma al Código Civil Federal, ambas propuestas presidenciales que, aún bajo análisis del Congreso de la Unión, buscan igualar los criterios que ya ha emitido la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que las 32 entidades del país reconozcan los derechos civiles de personas del mismo sexo.
Ese activismo incluyó llamados en algunas parroquias, antes de las elecciones del pasado 5 de junio, para que los católicos votarán contra el PRI “el partido de Peña Nieto” por impulsar esa propuesta que, a juicio de los sacerdotes y jerarcas, atenta en contra del matrimonio como ellos lo conciben. Incluso, en el Semanario “Desde la Fé”, de la Arquidiócesis de México, se publicó el pasado domingo un editorial donde se afirma que “el presidente fue malaconsejado” al presentar esa iniciativa y considera que por eso el PRI “recibió merecidos votos de castigo” en las pasadas elecciones.
En aquella misa celebrada en un campo abierto en las afueras del municipio de Ahome, el obispo de Culiacán, Jonás Guerrero, dijo durante su homilía: “En la iglesia no nos estamos oponiendo a que les den derechos a `los que ustedes ya saben´ y `las que ustedes ya saben´, nunca hemos dicho que no les den derechos, que se los den, conforme a la Constitución tienen derechos. Lo que estamos diciendo es que se respete el matrimonio desde lo natural. ¿Quién de ustedes no nació de un hombre y una mujer? Hay que llamarle matrimonio a lo que es matrimonio, hay que saber de biología y sociología. Luego, decir que la Suprema Corte determinó, la Corte no da leyes, aunque lo haya dicho el presidente de la República, qué asesores tendrá el pobrecito…Es un error garrafal, otro engaño más. ¿No será que anda buscando gavioto en vez de gaviota? No me extraña, díspensenme, es el colmo”, dijo el prelado católico ante las risas de los feligreses que lo escuchaban.
El obispo de Culiacán, antes de ser nombrado en 2011, fue obispo auxiliar en la Arquidiócesis Primada de México, muy cercano al cardenal Norberto Rivera Carrera. En 2015 fue acusado por el sacerdote Alberto Atié de encubrir casos de pederastia en la Ciudad de México, como el del sacerdote Carlos López Valdez, acusado de abusos por el jóven Jesús Romero Colín, cuyas denuncias llegaron incluso al Vaticano y merecieron una carta de respuesta del Papá Francisco, quien le pidió perdón a la víctima. Romero Colín, quien tenía 11 años cuando fue abusado por primera vez, asegura que el obispo Jonás Guerrero supo de esos abusos, denunciados penalmente en 2007, pero lejos de ayudar a que el sacerdote López Valdez fuera enjuiciado lo protegieron.
¿Hasta dónde llegará el activismo de los jercarcas católicos que ya se burlan abiertamente del presidente? Hasta donde permitan las leyes reglamentarias del artículo 131 constitucional que ni siquiera han sido armonizadas a la Reforma aprobada en tiempos de Salinas. Y ¿dónde está la Secretaría de Gobernación y su Dirección de Asuntos Religiosos para revisar si en ese activismo se han cometido abusos o violaciones? Seguro está cuidando la campaña del secretario Osorio Chong.
Mientras tanto, el poder de la iglesia católica ya se empieza a sentir en el Congreso, donde hay legisladores del PRI que deslizan que ya no están “tan seguros” de apoyar las iniciativas del presidente Peña Nieto sobre el matrimonio igualitario, en especial la que reforma el artículo 4 constitucional. Así es que, en una de esas, las sotanas y su rebelión contra Peña Nieto se impone y la propuesta presidencial se va a la congeladora legislativa. ¿Será el poder divino?