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sábado, julio 6, 2024

Las carreras y el calor

Las altas temperaturas que se han registrado en México en los últimos días han llegado a máximos históricos.

Los apagones, la falta de lluvias, la sequía, el bajo nivel de agua en presas y los incendios forestales muestran la realidad de lo que por muchos años nos advirtieron: nos encaminamos a un infierno climático por no haber entendido a tiempo que teníamos que parar las emisiones tóxicas al ambiente.

Es inevitable oír hablar del calentamiento global sin sentir angustia y nerviosismo por el futuro que le espera a las nuevas generaciones.

En esta tercera ola de calor de la temporada sobre México, se han registrado temperaturas superiores a los 45 grados centígrados en 19 de los 32 estados del país.

En la Ciudad de México la temperatura registró ya los 35 grados.  Esta situación ha obligado a los organizadores de carreras a adoptar medidas dirigidas a proteger la salud de los corredores. Una de ellas es anticipar la hora de salida con el objetivo de arrancar con uno o dos grados menos
de temperatura. Ante una actividad como correr, un par de grados pueden verse reflejados en el riesgo de deshidratación.

Así que cualquier medida, por mínima que sea, que funcione para protegernos de las consecuencias del calor, es infinitamente mejor, ya que sólo beber el agua no es suficiente. Al correr el cuerpo genera calor.

Cuando la temperatura es ideal para esta actividad, entre 10 y 14 grados centígrados, el calor se disipa del cuerpo sin problema. A medida que aumenta la temperatura ambiente y la radiación solar, nuestro organismo absorbe ese calor y empieza a tener problemas para sacarlo cuando la evaporación del sudor no es suficiente.

Si la temperatura corporal sobrepasa los 40 grados centígrados, se presenta el golpe de calor con el riesgo de perder la vida. Un error grave es querer mitigar el calor y la sed bebiendo líquido en exceso y de golpe, esto puede provocar incomodidad en el estómago, y en el peor de los casos, hiponatremia, que es el desequilibrio de sales de sodio en la sangre.  Los síntomas pueden confundirse con los de la deshidratación y el golpe de calor.

Lo mejor es ir dando pequeños sorbos de agua o de bebida isotónica. Con calor, el ritmo cardíaco también sube, entonces se tendrá que ir más lento en los tramos de sol o en las  cuestas.  Lo importante es mantenerse fresco e hidratado, y estar atentos a cualquier síntoma como mareos o náuseas. Hidratarse, mojarse a menudo la nuca, usar ropa adecuada, protector solar y vigilar el ritmo cardíaco, son medidas básicas de precaución.

Lo ideal sería que durante estos meses no corriéramos largas distancias, y si lo hacemos, el arranque debe ser temprano, de lo contrario, el riesgo de deshidratación o de un golpe de calor es muy alto. Seamos corredores sensatos.

POR ROSSANA AYALA

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