Dicen que los corredores somos bichos raros, que tenemos nuestras manías y hasta nuestro propio lenguaje. Bajo el concepto de carrera o running existen muchos estilos, prácticas y definciones, por lo general muy diferentes, que se utilizan para distinguir entre maratonista y velocista, entretrail y ultratrail, entre serie y fartlek, pero aún esas definiciones no son suficientes, porque el vocabulario del corredor se ha extendido tanto, que ya no sólo es un asunto de especialización, sino de léxico común.
Cuando empezamos a correr a todos nos pasa que si escuchamos hablar a los más experimentados de “series”, de “cuestas” de “bajar ritmo”, del “muro” o bien del skipping y el sprint, nos quedamos con cara de ¿what?, y sin idea de a qué se están refiriendo. Después, con el tiempo y con muchos kilómetros en las piernas, empezamos, sin darnos cuenta, a formar parte de ese mundillo semántico, de ese idioma, y usamos una infinidad de palabras, frases, anglicismos, siglas, acrónimos y abreviaciones propias de nuestro deporte. Una de las expresiones más comunes, la aprendí en mi primer medio maratón cuando vi a un corredor que llevaba una pancarta, supongo que muy incómoda para correr, que decía: “Voy por 2:15”. “¿Y eso qué?”, le pregunté a otro corredor. “Son corredores de referencia o liebres. Te marcan el ritmo para acabar la carrera en un tiempo determinado, así no tienes que calcular los tiempos. Algunos los pone la organización, otros pertenecen a grupos de corredores”. “¿Liebres, y qué pasa si no logran hacer ese tiempo?”, pregunté. “Se supone que son corredores que tienen mejores marcas que las que llevan en su pancarta. Ellos no sólo marcan el ritmo, también motivan a los corredores que van a su alrededor, dando consejos, haciendo bromas”. “Bueno, con liebres debe dar gusto correr”, pensé.
Con el tiempo, hasta la vida misma, la comenzamos a medir en metros y kilómetros. Se nos facilita calcular una distancia cuando el waze, dice, por ejemplo, “en 800 metros gire a la izquierda”, hasta los recorridos a pie los empezamos a medir en metros, ya no decimos que la papelería nos queda a 10 minutos de distancia, sino que está como a 300 metros. Pero estar presente en una conversación entre corredores es lo más parecido a escuchar a dos especialistas hablando de su materia de expertise. Aunque estén hablando de algo tan simple como correr, parece que lo estuvieran haciendo en un lenguaje para iniciados: “Hoy me aventé unos 8k en series de 200 metros, en zonas 4 y 5. Después bajé el ritmo para acabar con 2 más de trote sueve. Los fartleksme han dado buen resultado, porque he mantenido el ácido láctico a raya, pero ya es momento de empezar el tapering”. ¿Perdón? Así que si empiezas en esto de correr (no me acostumbro a decirle running) pregunta siempre lo que no entiendas, lee, infórmate y pronto no sólo correrás, hablarás también como todo un experto.