• El grupo criminal diversificó sus ganancias con negocios de pollo, cigarros, minería y cerveza.
• Está vinculado al asesinato del líder limonero Bernardo Bravo en Apatzingán.
• Autoridades han detenido a varios miembros del clan Sepúlveda, incluido el entorno familiar de su líder “El Bótox”.
Red de negocios ilegales
Los Blancos de Troya, encabezados por César Alejandro Sepúlveda Arellano, alias El Bótox, construyeron en Michoacán una estructura delictiva que controlaba el comercio local y las extorsiones en múltiples sectores. Informes de la Sedena y la Guardia Nacional revelan que el grupo obtenía ingresos del control de la minería, la venta de cigarros, pollo y cerveza, además de los cobros de piso a productores de limón.
En 2021, El Bótox controlaba la venta de dos toneladas de pollo diarias en Buenavista y Apatzingán, ofreciendo “seguridad” a los transportistas con apoyo de contactos en la Policía Ministerial. También imponía cuotas a quienes comercializaban cerveza o reciclaban materiales como cobre, aluminio o vidrio.
De autodefensas a cártel
Los Blancos de Troya surgieron en 2015 tras la disolución de grupos de autodefensa en Tierra Caliente. Con el tiempo, se aliaron con Los Viagras y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), integrándose a Cárteles Unidos. Bajo su mando, la organización se expandió mediante extorsiones, control de territorios y movilización de comunidades para frenar la presencia de grupos rivales.
El líder de Los Viagras, Adalberto Fructuoso Comparán Rodríguez, fue condenado a 10 años de cárcel en Estados Unidos por tráfico de metanfetamina, lo que debilitó parcialmente la estructura aliada. Sin embargo, Los Blancos mantuvieron su influencia en la región.
Detenciones y golpes al clan
Aunque El Bótox fue detenido en 2018, recuperó su libertad en 2020. En los últimos años, las autoridades han desmantelado parte de su red: en 2023 fue arrestado su hijo; en 2025 cayeron su yerno y su hermano Cirilo “N”, alias El Capi, junto con su colaborador El Talibán. Más tarde, fue detenida Esmeralda “A”, pareja sentimental del capo, con un millón de pesos presuntamente producto de extorsiones.
Estados Unidos mantiene una recompensa de cinco millones de dólares por información que lleve a la captura de El Bótox, considerado un líder clave dentro de los Cárteles Unidos.
El negocio del limón bajo presión
El asesinato del líder citricultor Bernardo Bravo Manríquez evidenció el dominio criminal sobre el sector. Según estimaciones oficiales, las extorsiones a productores y empacadores de limón generan más de 3 mil 600 millones de pesos anuales. Los grupos delictivos cobran dos pesos por kilo de limón cortado y otro tanto por cada kilo empacado.
En Buenavista Tomatlán, principal zona productora del país, las cuotas criminales representan hasta 70% de las utilidades de los agricultores. A pesar de la inseguridad, los cortadores de limón siguen trabajando por necesidad.
La Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán (ACVA) exige precios justos, créditos accesibles y seguridad. “Si el limón muere, Apatzingán se hunde con él”, advirtió Bernardo Bravo antes de ser asesinado.
















