Correr, o como muchos dicen, “el acto de poner un pie delante del otro” encierra pues una gran y profunda paradoja: Puede ser el deporte más solitario del mundo, pero al mismo tiempo puede ser también una manera de hacer una comunidad
Basta con observar calles, parques y avenidas de día, y también de noche, para darnos cuenta que cada vez son más los jóvenes que corren. Las líneas de salida en las carreras organizadas se ven abarrotadas por millennials y generación Z, que han convertido este deporte en algo más que una forma de hacer ejercicio; para ellos, según estudios sobre el tema, correr es una nueva manera de encontrar amigos, relajarse, e incluso dejar a un lado las aplicaciones de citas.
Según la última publicación de Strava, la red social para deportistas que permite registrar y compartir logros en actividades como correr, el 62% de los millennials (los nacidos entre 1982 y 1994) se registraron al menos una carrera en esta plataforma, mientras que los corredores de la generación Z (nacidos entre 1997 y 2012) y las mujeres son ahora los que lideran el nuevo auge y las cifras en este deporte.
En este proceso, revela Strava, los grupos de corredores han crecido de manera exponencial en los últimos años, se han creado muchos nuevos, además ha registrado un aumento considerable en la cantidad de mujeres que se integran a estos clubes o que comienzan a correr. Como referencia y como dato interesante, un estudio de la World Athletics (Federación Internacional de Atletismo), sobre carreras y las edades de los competidores, dice que la edad promedio de los corredores en 1986 era de 35 años, y en 2018 fue de 39.3 años, sin embargo, hoy y después de la pandemia, las cosas están cambiando.
Sobre las causas que han provocado estos cambios, los expertos lo atribuyen a la revolución mediática, a la hiperconectividad, a la necesidad de tener actividades sociales, y de experimentar un sentido de pertenencia. El concepto de espíritu de grupo se refuerza con la idea de que las carreras son más que un simple ejercicio, también son una oportunidad de conocer gente, motivarse, compartir y disfrutar en compañía.
Y es que si fuera sólo una cuestión de actividad física, de pasión por el deporte, de espíritu competitivo, no se explicaría la continua expansión y transformación de este fenómeno. Ahora correr es algo de lo que todos sabemos, en gran parte, gracias a las redes sociales, poco o mucho, cuenta la experiencia. Según Strava, hoy en día “el número de personas que completan medios maratones y maratones está en constante crecimiento, lo que demuestra que muchos toman el correr como desafío personal”.
Correr, o como muchos dicen, “el acto de poner un pie delante del otro” encierra pues una gran y profunda paradoja: Puede ser el deporte más solitario del mundo, pero al mismo tiempo puede ser también una manera de hacer una comunidad, una especie de tribu social que cada día gana más adeptos que hablan el mismo idioma. No cabe duda, todo cambia y se transforma.
POR ROSSANA AYALA