Durante los primeros tres años de la presidencia de López Obrador, tres personajes controlaron la mayor parte de los asuntos de procuración y administración de justicia en el país. Julio Scherer Ibarra, desde la Consejería Jurídica de la Presidencia, donde era el poderoso titular, Alejandro Gertz Manero, desde la Fiscalía General de la República, y el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, desde la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal. No había asunto o investigación judicial, grande o pequeña, sobre todo las que tocaban a figuras de la política o el empresariado, que no pasara por los despachos y las manos de la “Santísima Trinidad” jurídico-judicial de este país.
Ellos definían y decidía en qué terminos se procesaban denuncias, investigaciones, amparos o controversias, siempre alineados a los interéses de la llamada 4T y del presidente López Obrador, aunque siempre también con una dósis de subjetividad y de interéses propios que inclinaban u orientaban el movimiento de la balanza que simboliza la justicia. Scherer hacía las veces de conducto entre los asuntos que competían a la Fiscalía General de la República pero que tenían un impacto en el Poder Judicial de la Federación y visceversa. Era el enlace, a nombre del presidente, para coordinar lo que hubiera que coordinar entre la FGR y la Corte y entre sus dos títulares, en teoría “autónomos” del Ejecutivo federal.
Pero con la caída de Scherer de la Consejería Jurídica y su expulsión del paraíso de la 4T, de donde salió defenestrado por el mismo presidente que lo encumbró y lo volvió su principal operador político y judicial y uno de los hombres con más poder en su gobierno, las relaciones en la “Santísima Trinidad” también se vieron afectadas. Uno de los integrantes del triumbirato judicial, el que hacía las veces de “enlace” y correa de transmisión entre los otros dos, ya no tenía la venia presidencial y eso hizo que tanto Gertz como Zaldívar lo desconocieran y empezaran a hablar ellos dos de manera directa.
Y comenzaron entonces las discordias. De haber sido aliados estratégicos, Gertz y Scherer entraron en una dinámica de confrontación a partir de algunos casos judiciales. La situación se tornó tan tensa que en la FGR aseguran que fue Julio quién filtró la información de las propiedades y bienes del fiscal en ciudades como París y Nueva York, además de sus colecciones de autos de lujo y otros detalles del patriomonio de Gertz Manero que aparecieron en reportajes periodísticos. La respuesta desde la Fiscalía fue contundente, la apertura de al menos tres carpetas de investigación, en las que se incluye la relación del ex consejero jurídico con la empresa de alimentos “La Cosmopolitana”, pertenenciete al Grupo Kosomos, del empresario Jack Landsmanas, contratista de varias dependencias gubernamentales y de reclusorios federales en temas de alimentos.
Pero además, el fiscal ordenó investigar al abogado César Araujo González, quien fue socio de Scherer Ibarra antes de que fuera consejero jurídico, y a quien la FGR acusa de “extorsión” en casos de alto perfil como el de Juan Collado y Manuel Alvarez Puga en donde el litigante intervenía para “negociar acuerdos” con la Fiscalía bajo los auspicios del ex funcionario de la Presidencia de la República.
Un reflejo de esa guerra interna entre Gertz y Scherer, ocurrió el fin de semana cuando se filtró a la prensa la versión de que Juan Collado, actualmente preso por delitos de fraude fiscal, delincuencia organizada y contra la administración de la justicia, sería liberado de prisión a cambio de una negociación con la Fiscalía para obtener el criterio de oportunidad y convertirse en testigo colaborador. La versión, que nunca fue validada, se filtró con la intención de frenar un acuerdo que, efectivamente, ya estaba avanzado entre la FGR y la defensa de Collado.
Pero al conocerse de la presunta negociación con el el abogado de Enrique Peña Nieto y de Carlos Salinas de Gortari, y la posibilidad de que este saliera libre, de inmediato se activaron las alertas en Palacio Nacional en donde difícilmente aceptarían un nuevo trato con Collado, sobre todo a partir de los resultados que ha tenido el fiscal Gertz en el caso de Emilio Lozoya Austin. Así que quien haya filtrado la existencia de esa negociación claramente quiso entorpecer el trabajo y las negociaciones que llevaba a cabo la Fiscalía en ese caso.
Y por si el pleito con Gertz Manero fuera poco, a Scherer también lo desconoció el ministro presidente Arturo Zaldívar, con el que también hubo rompimiento. De hecho, fue Zaldívar el primero que empujó la salida de Scherer de la consejería juridica cuando el 6 de agosto pasado se deslindó públicamente de la ampliación de dos años a su presidencia en la Corte, contemplada en el controvertido artículo 13 transitorio de la Reforma Judicial, que ya fue declarado inconstitucional por la propia Corte. Aquel deslinde de Zaldívar fue la expresión de una relación que ya se había venido desgastando por los altos costos que pagó el ministro ante esa iniciativa propuesta y operada por Julio Scherer por instrucciones directas del presidente López Obrador.
De hecho, un día antes de que hiciera ese deslinde público y contundente del llamado “regalazo”, en una conferencia de prensa desde la Suprema Corte, el ministro Zaldívar estuvo en Palacio Nacional para reunirse con el presidente López Obrador, en un encuentro en al que ya no fue invitado Julio Scherer, por petición directa del presidente de la Corte. Tres semanas después de aquel encuentro, donde Zaldivar le pidió a López Obrador que ya no quería tener la interlocución con Scherer, se produjo la salida del consejero jurídico al que prácticamente despidió el presidente cuando anunció el nombramiento de Adan Augusto López como secretario de Gobernación, el 27 de agosto, y publicamente le encargó “la relación con el Poder Judicial, con los gobernadores, con el Congreso”, todo lo que venía haciendo hasta ese momento Scherer Ibarra.
Así que son tiempos de peleas y rupturas al interior de la 4T. Los que antes fueron “hombres de confianza” del presidente se tornan ahora en objetivos de investigación y persecusión, y los que antes fueron amigos y aliados, se tornan en enemigos irreconciliables. Tal vez López Obrador no tenga una oposición fuerte que le haga contrapeso, pero los pleitos, enfrentamientos y rutpuras entre sus colaboradores son má fuertes, agresivos y violentos que cualquier oposición y le terminarán haciendo una implosión al proyecto político del presidente. Si la “Santísima Trinidad” es dogma de fé en la religión católica, en la 4T fue una unidad pasajera que hoy termina en pleitos, vendettas y venganzas.
NOTAS INDISCRETAS…En este periodo vacacional decembrino, por primera vez en la historia, se quedan de guardia en la Suprema Corte de Justicia de la Nación dos ministras. Jazmín Esquivel Mossa y Margarita Ríos Farjat serán las encargadas de atender todos los asuntos judiciales en las siguientes tres semanas hasta que regresen de su periodo vacacional el resto de los 9 ministros. En la historia del Poder Judicial Federal es algo inédito y por primera vez este poder fundamental del Estado Mexicano quedará a cargo de dos mujeres, aunque sea solo por unas semanas es algo histórico…Se acercan los tiempos de definiciones en Morena. Muchos están nerviosos por los resultados de las encuestas que se conocerán hasta la última semana del año. En Durango, por ejemplo, se publican encuestas que le dan ventaja a uno y otro aspirante. Ayer un sondeo aseguraba que el senador Gonzálo Yáñez aventaja con 32% a Marina Vitela que tiene 27% y a su colega senador José Ramón Enriquez que apsrece en ese estudio con 26%. Es decir, que la pelea aún está cerrada y todo puede suceder, aunque los seguidores del senador Yáñez dan por hecho que si el candidato es hombre será Gonzalo y si se define que sea por género será Marina. Veremos que dicen los sondeos oficiales de la dirigencia nacional de Morena que se conocerán el próximo 23 de noviembre. Por lo pronto todo es nerviosismo y golpeteo en el partido oficial…Se baten los dados. Escalera doble.