La decisión de Ricardo Bours de bajarse de la candidatura de Movimiento Ciudadano, para otorgar su apoyo y el de sus simpatizantes al candidato Ernesto Gándara de la alianza PRI-PAN-PRD, representa un golpe fuerte y estratégico en contra del candidato de Morena, Alfonso Durazo, a quien claramente intentan frenar a como de lugar en su tierra, donde le reclaman no sólo su nulo arraigo local, sino también sus nulos resultados como secretario de Seguridad Federal, en una entidad que, igual que el resto del país, vio incrementarse sus niveles de violencia, el número de homicidios dolosos y la presencia y control de los grupos del narcotráfico, sobre todo en el sur de Sonora, como resultado de la fallida estrategia de seguridad federal que encabezó Durazo durante los dos primeros años del gobierno de López Obrador.
El movimiento en contra del avance de la 4T en tierras sonorenses, que se produce a 15 días de que concluyan las campañas, es todo un mensaje no sólo para el candidato Durazo, que es el destinatario directo, sino también para el presidente López Obrador al que la región del norte de México, que fue una de las impulsoras de su triunfo histórico del 2018, empieza a darle la espalda apenas tres años después, a pesar de los programas que impulsó para crear zonas libres en la frontera con Estados Unidos con disminución de impuestos y precios especiales para los combustibles. Hoy, en los comicios federales y locales del próximo 6 de junio, salvo Baja California Sur, donde las encuestas aún le dan posibilidades de triunfo a la candidata morenista, Marina del Pilar, en el resto de los estados fronterizos se esperan fuertes reveses para el lopezobradorismo: desde Sonora hasta Tamaulipas, con todo y el desechado desafuero del gobernador Cabeza de Vaca, pasando por Coahuila, Chihuahua y Nuevo León, la región norte volverá a ser la más adversa para Morena y para la 4T.
Si ya en Nuevo León los empresarios y la clase política local se habían acuerpado para frenar a la candidata de Morena, Clara Luz Flores, a la que mandaron hasta el tercer lugar de la contienda, bajo la consigna repetida por los poderosos capitanes regios del Grupo de los 10, de que “aquí nada que huela a Morena va a pasar”, ahora en Sonora parece repetirse la misma fórmula en contra de Alfonso Durazo, quien a pesar de llevar un supuesto respaldo del presidente –porque en Palacio Nacional hay quien afirma que a López Obrador nunca le convenció su candidatura y hasta le ofreció que se quedara como Jefe de la Oficina de la Presidencia— no ha podido ser aceptado del todo como un político local y, más allá de la contienda partidista, el ex colosista, ex foxista y ahora lopezobradorista, ha revivido los sentimientos chovinistas y localista de los sonorenses y los añejos resentimientos contra el centralismo presidencial y sus imposiciones históricas a los estados de la República.
“Llegaron a querernos imponer, otra vez el poder del centro, a querer decirnos cómo hacer las cosas en Sonora; se olvidaron que ahora decide la gente, el pueblo con el que ellos mismos ganaron, pero ahora ya se les olvidó y nos mandan un candidato que quiere gobernar porque dice representar al poder del presidente”, comentó ayer el candidato aliancista Ernesto Gándara, tras recibir el respaldo de Ricardo Bours, uno de los políticos de mayor aceptación en la zona sur de Sonora, que ahora se sumará a su campaña con el único objetivo de evitar el avance de Durazo y de la 4T en Sonora.
El propio Bours Castelo nos comentaba ayer en entrevista para El Heraldo Radio que el único motivo por el que decidió apoyar a Gándara, en algo que ellos habían venido conversando en los últimos meses, es “porque tenemos que evitar a como de lugar que gane Durazo. Porque si gobierna el estado con el mismo desempeño que tuvo como encargado de la seguridad federal, el futuro de Sonora será grave…no sólo por lo que él representa, también por las ideas de la 4T que representan un retroceso para un estado que necesita empleo y desarrollo, además de resolver la grave crisis de seguridad que tenemos en toda la región sur del estado”, comentó Bours quien dijo que no busca “hueso” ni trabajaría en un gobierno encabezado por Ernesto Gándara porque regresará a atender a sus negocios y empresas.
La mejor prueba de que el golpe de la declinación de Bours en favor de Gándara pegó directo a la línea de flotación de la campaña de Morena en Sonora, fue la reacción que tuvo el candidato Durazo con un mensaje en su cuenta de twitter en el que acusó recibo de la unión de sus adversarios en su contra: “Nada nuevo. Anuncian unión los que jamás estuvieron separados. Los intereses de siempre que buscan permanecer. Ricardo Bours y Ernesto Gándara demuestran que quieren continuar con el Sonora de unos cuantos. Pero dos malas propuestas no hacen una buena en ningún lado”, dijo el abanderado morenista que sabe bien que su principal contrincante, el priista Gándara, se fortalece con el apoyo del candidato que hasta ahora iba en tercer lugar de la contienda.
Así que si a Clara Luz le cerraron el paso los poderosos empresarios regios que aprovecharon las mentiras de la morenista sobre su paso por la secta Nxvium y su encuentro con su líder Keith Raniere, a Alfonso Durazo lo intentan frenar las alianzas de último momento entre sus adversarios, detrás de las cuales también hay una apuesta para evitar que el ex secretario de Seguridad Pública federal, en cuya gestión se cometieron más de 35 mil asesinatos violentos y varias masacres que incrementaron la violencia del narcotráfico, además de la cuestionada detención y liberación de Ovidio Guzmán, entre otras fallas lamentables en la estrategia de seguridad, llegue a gobernar Sonora. La duda es si les alcanzará a sus adversarios y si también podrán frenar el político que recorrió ya toda la geografía política del país, que fue priista y colosista, entusiasta secretario particular de Fox y ahora el candidato que busca llevar a la 4T y a Morena a gobernar la tierra de Plutarco Elías Calles, justo el fundador del priismo en el que nació políticamente Alfonso Durazo Montaño.
NOTAS INDISCRETAS…A propósito de Durazo y su relación con el presidente López Obrador. Nos cuentan desde Palacio Nacional que aunque el presidente siempre lo tuvo en buena estima y lo consideraba “un muy organizado secretario técnico” de su gabinete de Seguridad, porque esa era la única función real que realizaba Alfonso Durazo al frente de la seguridad: el redactar las minutas de cada reunión mañanera en Palacio Nacional, en los últimos meses, desde que se fue de candidato a Sonora, hay cierta molestia e incomodidad del presidente por el extraño silencio que guardó el ex secretario de Seguridad sobre un tema de lo más delicado que ha denunciado e investigado el presidente: la corrupción millonaria que ocurrió en los contratos federales para los Reclusorios privados que se otorgaron en el gobierno de Enrique Peña Nieto, con la gestión e intervención del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, que era quien decidía a qué empresarios se les asignaban reclusorios, y por un negocio que, en cada caso, fue de 7 mil millones de pesos. Toda esa información de los millonarios contratos asignados a destacados empresarios de los medios y de otros ámbitos la conoció muy bien Alfonso Durazo durante los 2 años de gestión al frente de la SSyPC, porque solo en el pago de esos contratos a los empresarios beneficiados se le iba más del 40% del presupuesto anual de la secretaría. Pero por alguna razón, Durazo nunca le informó al presidente del enorme costo que tenían esos contratos de los reclusorios privados ni del millonario negocio y el tráfico de influencias con el que se asignaron en el sexenio peñista. Tuvo que renunciar Durazo y llegar Rosa Icela Rodríguez, una mujer incondicional al presidente López Obrador, para que la información se hiciera pública y la propia secretaria de Seguridad se la llevara personalmente al presidente, alarmada por los millonarios pagos que cada mes tenía que hacer la dependencia a los reclusorios privados. Hoy en Palacio Nacional y concretamente en el despacho presidencial muchos se preguntan ¿por qué en dos años Alfonso Durazo no dijo nada de esos contratos ni del enorme costo que tenían y por qué el presidente tuvo que enterarse hasta que él dejó el cargo por Rosa Icela? La respuesta a esa pregunta la saben varios en el vetusto edificio y, para no decirlo directamente, utilizan esa frase tan cierta en la política de que “lo que no suena lógico, suena metálico”…Los dados mandan Serpiente Doble. Falla el tiro.