La muerte del comisionado del INAI, Carlos Bonin Erales, fue un suicidio, según los videos internos del instituto en donde se le observa saltar intencionalmente de la terraza del edificio ubicada en el quinto piso. El material grabado por las cámaras de seguridad del edificio, que ya se encuentra en posesión de la Procuraduría General de Justicia de la CDMX, confirma que Bonin saltó al vacío luego de haber permanecido un rato en la terraza, donde encendió un cigarro y después de realizar una llamada telefónica a su esposa, lo cuál apunta a la versión que se maneja internamente de que decidió quitarse la vida luego de un pleito familiar.
“Se peleó con la esposa, según la versión de los choferes de ambos. Llegó muy molesto a la oficina. Subió a la terraza. Prendió un cigarro, le llamó a su esposa y saltó”, dice una fuente de alto nivel del Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos que pidió el anonimato, pero que confirma que todo ocurrió poco después de las 8:30 de la mañana cuando las cámaras de seguridad registran el ingreso del comisionado Bonin al edificio ubicado en avenida de los Insurgentes 3211. A esa hora había muy poco personal en el edificio y ninguno de los demás comisionados había llegado a laborar.
La fuente narra que la esposa le llamó al chofer tras colgar con Bonin y le pidió que subiera a la oficina a verlo porque “no se sentía bien”. Y a pesar de que el chofer subió para entonces el comisionado ya había saltado, aunque no murió inmediatamente ni producto de la caída y la propia esposa llegó a verlo todavía con vida al INAI. “Llegó la ambulancia y salió vivo de la oficina. En el hospital le diagnosticaron un paro cardíaco y esa fue la causa oficial de la muerte”, añade.
Sobre la confusión y la primera versión que manejó el comisionado presidente del INAI, Francisco Acuña, el lunes en donde sólo habló del infarto y omitió de su declaración la caída de Bonin desde el segundo, lo que señalan es que el resto de los comisionados no supieron en un principio lo que había pasado, porque a la hora en que ocurrieron los hechos ninguno había llegado a la oficina y había muy poco personal lo que había pasado y nunca vieron los videos donde su compañero salta al vacío. “Lo que nos dijeron distintas personas fue que ‘se cayó el comisionado y está muy lástimado’. Después nos dijeron que su estado era grave y cuando varios de nosotros llegamos al Hospital Angeles del Pedregal los médicos nos dijeron que acababa de morir ahí por un infarto al corazón”, señala uno de los comisionados consultado por esta columna y asegura que “nunca hubo intención de ocultar nada” porque nosotros desconocíamos los videos y el dato de que él había saltado lo supimos hasta mucho después y fue por el reporte de la PGJCDMX que ya había revisado los videos que ellos se llevaron después de presentarse la mañana del lunes en el edificio”.
El problema fue que la ambulancia tardó más de 45 minutos en llegar al lugar a atender al comisionado Bonin que estaba inmovilizado en el suelo donde cayó, a pesar de que personal del INAI llamó por lo menos s cinco hospitales cercanos para pedir auxilio y hasta mandaron a motociclistas a el Hospital del Instituto Nacional de Pediatría que está justo enfrente del edificio donde ocurrieron los hechos. La ayuda se tardó 3 cuartos de hora en llegar y a pesar de trataron de reanimarlo con un equipo interno del INAI y de que llegaron primero su esposa y un hermano de Bonin que es médico, cuando la ambulancia lo levantó para llevarlo al Hospital Angeles del Pedregal, el funcionario sufrió un segundo infarto en el camino y llegó ya casi agonizante al hospital privado.
En espera de las conclusiones que arroje la investigación abierta por la Procuraduría capitalina, colaboradores y comisionados del INAI se decían en shock por la noticia. “Cuando nos dijeron que había saltado nadie podíamos creer la idea de un suicidio. Era uno de los comisionados más activos, imparcial y comprometido con su trabajo. Iba a tener un segundo bebé y se le veía contento y muy preocupado por su esposa”, dijo otro de los integrantes del instituto.
Y aunque de eso no se habla en estos momentos de dolor y consternación en los pasillos del INAI, la muerte lamentable del comisionado Carlos Bonin ocurre justo cuando hay versiones cada vez más fuertes de que en las bancada de la mayoría de Morena en el Senado hay un proyecto de iniciativa que busca desaparecer al Instituto Nacional como órgano autónomo, liquidar a los actuales comisionados y crear dos nuevos organismos: un Instituto de Transparencia, con un solo comisionado titular designado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y otro organismo de Protección de Datos que también tendría su titular designado por el jefe del Ejecutivo.
Es decir que, en sentido dolorosamente literal y también en el sentido político, la muerte ronda al INAI.
NOTAS INDISCRETAS…A propósito del presidente electo, en su oficina de la colonia Roma se identifica como “líderes” de la rebelión de los gobernadores contra López Obrador a tres mandatarios locales: Javier Corral, de Chihuahua, Francisco Javier García Cabeza de Vaca y el electo Enrique Alfaro de Jalisco. Sobre las motivaciones de los tres, señalan que Corral y Alfaro ven en esta confrontación “una oportunidad para sus adelantadas aspiraciones al 2024”, mientras que Cabeza de Vaca trae más un asunto familiar atravesado. Y es que el panista, al igual que Alfaro, no sólo rechazan la baja en el presupuesto, sino que de plano no aceptan a los “superdelegados” que les mandó AMLO. Para Cabeza la presencia de su cuñado José Ramón Gómez Leal, conocido como “JR”, es un dolor de cabeza (valga la redundancia) por la mala relación que tiene con él y el temor de que llegue a sucederlo en la gubernatura. Algo similar le pasa a Alfaro, que aunque fue fue gran amigo de Carlos Lomelí y éste hasta le financió sus primeras campañas, hoy no lo quiere por una mezcla de miedo y animadversión. Pero el pleito es peor por ser de familia. Qué tanto le teme a su cuñado que, en reuniones en corto, que el gobernador panista ha acusado al JR de “tener vínculos” con los cárteles tamaulipecos y menciona que “sus vínculos con grupos delincuenciales fueron en el pasado, pero quién sabe si también en el presente”. Hasta recuerda al joven, Rafael Gabriel M., detenido en julio pasado en San Antonio con casi un millón de dólares, es primo de JR, y aunque también admite que es primo de su esposa, dice que tenía una relación más cercana con el nuevo superdelegado de AMLO. Bien dicen que de los pleitos, los de la familia son los más rudos…Hablando de panistas, las cosas en la bancada blanquiazul, tras el reciente cambio de coordinador se ponen rudas. Rafael Moreno Valle resiente una operación en su contra de algunos de sus compañeros que se niegan a aceptar el cambio decidido por el nuevo dirigente Marko Cortés. En el golpeteo interno, dicen los morenovallistas, se observan las huellas de Damián Zepeda, a quién se refieren como un “mal perdedor, que sigue pensando más en sus intereses personales que en el futuro del PAN”. Y es que recuerdan que Zepeda llevó al partido a la peor derrota del partido y que en su meteórica carrera, de la mano de Gustavo Madero y de Ricardo Anaya, pasó de haber perdido la presidencia municipal de Hermosillo a escalar posiciones en la dirigencia nacional del panismo, donde operó para autodesignarse coordinador de la campaña presidencia y desde ahí asegurar su senaduría. Pero recuerdan que “existen varios expedientes por desvío de recursos de obra pública que realizó como candidato a la alcaldía de la capital sonorense y que había etiquetado como diputado federal a través del Consejo Estatal de Concertación de Obra Pública en el gobierno de Padrés”. ¿Saldrán a relucir esos expedientes contra Zepeda en el pleito interno de la bancada panista?…Y mientras muchos preparan sus cosas personales para llegar nuevos cargos y oficinas, el que ya prepara su próxima salida es Raymundo Collins de la SSP capitalina. Dicen sus cercanos que Collins se tomará unos días de descanso a partir del 5 de diciembre y que luego vera que hacer con su experiencia en materia de seguridad…Capicúa de los dados. Repetimos el tiro.