En el estado más importante del sureste mexicano las elecciones locales por la gubernatura, las alcaldías y el Congreso local transcurren en esta ocasión en medio de una disputa política nueva e inédita para los electores yucatecos. Por primera vez en los últimos 20 años la contienda política local no se define entre el PRI y el PAN, los dos partidos que dominaron el poder estatal y que después de haber sido acérrimos rivales, hoy se han aliado para enfrentar a un adversario común que amenaza con arrebatarles la gubernatura: Morena y la 4T, que tienen puesta la mira en Yucatán, como el único estado del sureste que les falta conquistar para dominar completa a esa región que tiene carácter de “prioritaria” para el movimiento de López Obrador.
Desde la campaña de Claudia Sheinbaum se ha definido al proceso yucateco como “estratégico” en el tablero de la candidata presidencial de Morena, no tanto por los números electorales del estado, sino por el carácter simbólico y propagandístico que tendría un triunfo de Morena en Yucatán, algo que además le serviría a la doctora para impresionar a su jefe político, el presidente. Con ese objetivo es que Sheinbaum, literalmente, se ha echado a cuestas la campaña de Joaquín “El Huacho” Díaz Mena, cuyo proselitismo y estrategias están siendo ordenados y definidos desde el centro.
El problema para “El Huacho” Díaz es que al definirse desde la Ciudad de México las candidaturas locales, tanto para las alcaldías como para el Congreso local y federal, el morenismo yucateco se ha inconformado y se rebela contra las imposiciones, algo que juega en contra del candidato morenista que ha tenido que aceptar, sin chistar, la incorporación a su equipo de trabajo de personajes incómodos que le envía Sheinbaum, como sucedió con el expanista Rommel Pacheco y el expriista Jorge Carlos Ramírez.
En el PAN y en el PRI saben muy bien que el nuevo partido de Estado que es Morena busca ganar Yucatán y que para eso están destinando recursos financieros abundantes con los que buscan darle la vuelta al panismo y a sus aliados priistas. Las encuestas hasta ahora se han ido moviendo, pero desde hace ya varios meses marcan un empate técnico entre las dos alianzas, aunque dependiendo de la encuestadora algunas dan ventaja al candidato morenista y otras adelantan al candidato de Va por México, Renán Barrera, el popular exalcalde de Mérida.
Y en ese escenario que hoy se ve tan cerrado y en la disyuntiva que enfrentan los yucatecos para continuar con un gobierno panista o llegar a la tercera alternancia en su estado con Morena, uno de los temas que van a definir esta elección es sin duda alguna el de la seguridad. En la gubernatura del panista Mauricio Vila, la entidad yucateca ha alcanzado los niveles más bajos de incidencia delincuencial en su historia, justo cuando el país entero empieza a convertirse en un cementerio por los llamados ajustes de cuentas y matanzas perpetradas por el crimen organizado. De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Yucatán registró en 2023 una tasa de apenas 164 delitos por cada 100 mil habitantes; disminuyó casi en dos puntos porcentuales la incidencia total, al pasar de 3 mil 893 delitos en 2022 a 3 mil 819 el año pasado.
En comparación con la tasa delictiva a nivel nacional, que en 2023 fue de mil 534 delitos por cada 100 mil habitantes, la incidencia en Yucatán es nueve veces menor, y las diferencias se hacen más grandes si se compara la tasa de homicidios dolosos: 1.3 para Yucatán y 17.7 para todo el país. Si el comparativo se hace con los estados vecinos de Campeche y Quintana Roo, ambos gobernados por Morena, el contraste es brutal: la entidad campechana registró 24 mil 232 delitos totales en 2023, lo que significa una tasa de incidencia delictiva de 2 mil 610 delitos por cada 100 mil habitantes; mientras Quintana Roo carga con una tasa de 2 mil 700 delitos por cada 100 mil habitantes y una incidencia total de 50 mil 174 delitos el año pasado.
Por eso en la última gira que realizó Claudia Sheinbaum por Yucatán, en los últimos días del 2023, llamó mucho la atención que la doctora se hiciera acompañar en todos su eventos por la yucateca Marcela Figueroa Franco, como una de sus colaboradoras de mayor confianza en materia de seguridad. En varios actos Claudia presentó y elogió a Marcela, quien fuera subsecretaria de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX, lo que hizo que los yucatecos la vieran como la carta de Morena para la seguridad estatal, de la que se relevaría al comandante Luis Felipe Saide, actual titular de la Secretaría de Seguridad Pública de Yucatán, eso en caso de que ganara la elección el candidato morenista Joaquín “Huacho” Díaz.
Luis Felipe Saidén Ojeda, un piloto aviador con licenciatura en Administración Pública y especialización en Seguridad, está por cumplir 17 años como secretario de Seguridad en Yucatán y es considerado un actor fundamental para que el estado y sus municipios mantengan los más altos niveles de seguridad en la República Mexicana. El comandante llegó a esa posición en 2007, con la administración de la priista Ivonne Ortega Pacheco, y fue ratificado durante los gobiernos completos del también priista Rolando Zapata Bello y, después, en el actual gobierno del panista Mauricio Vila Dosal.
Entre los yucatecos mete mucho ruido el posible relevo de un funcionario que consideran efectivo y preocupa que haya en el estado un cambio de estrategia en materia de seguridad, sobre todo si ésta se busca imponer o controlar desde el centro del país, donde los resultados en seguridad han sido desastrosos. Y eso es algo que no ayuda mucho a la campaña de “Huacho” Díaz, porque genera la duda de si aceptaría que Sheinbaum le impusiera a una nueva secretaria de Seguridad, como sería Marcela Figueroa, lo que traería necesariamente un cambio de estrategia, algo que no quieren los yucatecos por la tranquilidad y seguridad que ahora tienen.
En ese sentido, el candidato aliancista, Renán Barrera Concha, podría sacar ventaja y ganar la elección, a partir de que garantiza la continuidad de la política de seguridad en Yucatán, que ha logrado mantener a ese estado como una especie de “isla” en el mapa de la violencia desbordada y la inseguridad que afecta a la mayor parte de la República, incluidos el resto de los estados del sureste que hoy están convulsionados por las luchas del narcotráfico como Tabasco, Quintana Roo, Chiapas, Campeche e incluso Oaxaca.
Así que lo que está en juego en Yucatán es más que una disyuntiva sobre colores partidistas o ideologías. Se trata de que los yucatecos definan con su voto si quieren mantenerse como el estado más seguro de México o si quieren sumarse a la anarquía, el caos y el terror que privan en la República y en su región por la inseguridad y violencia del naracotráfico.
NOTAS INDISCRETAS…
Y hablando de la campaña de Sheinbaum, el fin de semana durante su visita a Morelos afloraron las fuertes divisiones que se viven en Morena y la fallida estrategia de la 4T en ese estado. Lo primero que llamó la atención fue la ausencia de la candidata a gobernadora Margarita González, a la que nunca se le vio en los eventos de Claudia y ni siquiera una foto juntas se tomaron. Al intentar justificar el porqué no estaba Margarita en sus eventos, la doctora dijo que era para que no la sancionaran por acudir a eventos proselitistas en tiempos de intercampaña. Pero en contraparte, a los brillantes asesores de la doctora se les ocurrió reunirla con el controvertido gobernador Cuauhtémoc Blanco con el que hasta la pusieron a jugar un futbolito, lo que resultó tóxico para la imagen de la candidata que fue criticada en redes sociales y en los medios. Fue tan negativo su acercamiento al gobernador que es el peor evaluado a nivel nacional, que en el mitin que encabezó en Cuernavaca, cuando Sheinbaum empezó a criticar a la oposición por la forma en que se reparten las candidaturas, los propios morenistas asistentes le comenzaron a gritar que eso mismo hacía Cuauhtémoc y le repetían inconformes el nombre del gobernador, ante lo cual la doctora se molestó y con una voz casi autoritaria, les exigió a los morelenses: “¡Respeto y unidad, aquí en Morelos. Respeto y Unidad, no somos iguales!”, dijo enojada la candidata. Y para documentar el optimismo sobre los problemas y rupturas que enfrenta Morena en Morelos, el Partido del Trabajo anunció que abandonaría la coalición estatal por la falta de acuerdos para las candidaturas en las presidencias municipales, precisamente por el reparto de candidaturas del grupo de Cuauhtémoc Blanco y Margarita González. Si a eso se le añade que la dirigencia nacional de Morena anunció que cuatro diputados lopezobradoristas no podrán participar en el proceso interno de su partido en Morelos por presuntos nexos con el fiscal estatal Uriel Carmona, entonces queda claro que los morenistas no entendieron nada cuando expulsaron a Lucy Meza y le impidieron participar en la encuesta, con base en una supuesta relación con el fiscal morelense. Al final resultó que ni Lucy, que hoy encabeza las encuestas para gobernadora como candidata del Frente Amplio por México, era cercana al fiscal ni tuvieron razón al expulsarla porque el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le terminó reconociendo una violación grave a sus derechos políticos, justo lo mismo que podría pasar si los cuatro diputados vetados deciden impugnar el veto de su partido… ¿Y dónde está la alcaldesa? Se siguen preguntando los acapulqueños que, en medio de la tragedia que han vivido, ahora tienen que soportar la falta del transporte público porque a los transportistas urbanos los está extorsionando el crimen organizado y se niegan a dar el servicio ante la inacción de las autoridades. El reclamo de los transportistas es que no hay vigilancia de la policía, por lo que los delincuentes los extorsionan a toda hora, situación que pone en riesgo a los pasajeros porque ya incendiaron dos unidades a plena luz del día, y esta semana un conductor fue asesinado a balazos en una de las avenidas principales por negarse a cubrir las cuotas que les exigen. Así, mientras los acapulqueños realizan un enorme esfuerzo por salir adelante de la devastación que dejó el huracán Otis, la presidenta municipal Abelina López no implementa operativos de vigilancia, dejando a la población en la absoluta indefensión ante la delincuencia… Y mientras la limitada Abelina brilla por su ausencia y no ayuda en nada a la recuperación de Acapulco, la Guardia Nacional, en el colmo del ridículo y del cinismo, se dedicó a ofrecer el servicio de transporte junto con patrullas, camionetas y camiones del Ejército, en los que anduvieron el pasado jueves y viernes llevando gratis a los acapulqueños por la ausencia del servicio de transporte urbano. ¿No sería mejor que la cada vez más ineficaz Guardia Nacional se hubiera puesto a perseguir y detener a los extorsionadores del crimen organizado que amedrentan y atacan a los choferes del transporte en Acapulco y de esa forma ayudara a resolver de fondo el problema? Los guardias y los militares prefieren andar chofereando, en vez de cumplir con su labor constitucional de enfrentar a los criminales a los que parecen tenerles miedo o respeto. Así de errática y equivocada en sus prioridades está la estrategia de seguridad federal y la inservible Guardia Nacional… Dados girando. Segunda Serpiente de la semana.