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sábado, julio 27, 2024

De Murakami a Kawauchi

Hasta ahora, si pensábamos en un corredor japonés de maratones seguro nos venía a la mente el famoso escritor y corredor Haruki Murakami. Pero ya hay un nuevo nombre nipón que, con una historia de vida extraordinaria y logros sorprendentes en los principales maratones del mundo, representa también la fuerza, la disciplina y el valor milenario de esta cultura oriental: Yuki Kawauchi.

La suya no es una vida tan sofisticada e interesante como la de Murakami, pero sin duda se trata de un personaje extraordinario que podríamos definir como un loco apasionado de la carrera que niega el dolor zancada tras zancada. Tan loco y apasionado como para que a sus 32 años, haya corrido más de 80 maratones, de 2009 a la fecha, algo así como un maratón cada 40 días, la mayoría por debajo de las dos horas y 20 minutos. Eso sin contar medios maratones e incluso varios “ultras”.

En 2018 logró su máxima hazaña: ganar el Maratón de Boston sin patrocinadores, sin entrenador y siendo el conserje de tiempo completo de una escuela primaria.

Para quien no haya oído hablar nunca de él, Yuki es extraordinario por correr más maratones que nadie hasta límites que van más allá de lo que parece humanamente posible, y por ser, hasta este año, completamente amateur, siendo el héroe de todas las personas que corren y trabajan en el mundo.

Su resistencia al dolor lo convierte en un atleta fuera de serie, cuando cruza la meta apretando los dientes y muchas veces hasta llorando, pero en su enorme capacidad de recuperación lo tiene todo y resurge como nuevo en cada carrera. Si tiene madera de campeón es porque, a través de la carrera hace muchas concesiones al dolor. Hay quienes lo consideran un salvaje, por el castigo al que somete a su cuerpo, pero también hay quienes le adoran.

Sin embargo, la fama que le llegó después de Boston, en 2018, llevó a Kawauchi a anunciar que dejará por fin su trabajo en la primaria en Saitama, Japón, para dedicarse únicamente a entrenar. “La razón principal es que quiero competir a nivel mundial. Ya llevo cinco años sin mejorar mis marcas personales, y creo que es el momento de un cambio”, declaró este sencillo hombre japonés que hoy se convierte en una estrella mundial del atletismo.

Tal vez por eso, para despedir su sencilla vida de conserje de escuela y apasionado corredor amateur, tuvo una última acción que lo define como un ser humano extraordinario. En el reciente Maratón de Boston (14 de abril), participó, pero esta vez no lo hizo solo, sino de la mano de su madre Mika Kawauchi, de 54 años, a quien acompañó paso a paso para que juntos llegaran a la meta en 3 horas 41 minutos. Ese es Yuki, el corredor del que ahora escucharemos hablar por todos lados, que podrá ser sí ya un profesional, pero nunca dejará de ser un ejemplo y una inspiración para todos los que corremos por el puro gusto y la pasión de movernos.

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