El gabinete presidencial con más participación de mujeres en la historia del país, el de Andrés Manuel López Obrador, es también el primero en el que hay varias secretarias de estado que tienen un poder real e influyen en la dinámica del gobierno, por encima a veces de los secretarios varones o al mismo nivel de algunos de ellos. Aunque también supeditadas –como el resto de los integrantes hombres o mujeres– a los designios del presidente y no siempre con las decisiones más acertadas y en muchos casos cuestionadas y polémicas, hay tres secretarias Irma Eréndira Sandoval, Rocío Nahle y Luisa María Alcalde, que son las “halconas” del gobierno lopezobradorista, por la fuerza con que gravitan y toman decisiones en áreas estratégicas de la administración pública, en donde las tres imponen su visión ideológica e ideologizada.
Sandoval encargada del combate a la corrupción, la principal bandera política de este gobierno pero también el elemento “legitimador” de la 4T y de su diferenciación con otros gobiernos; Nahle titular de la política energética, centrada y enfocada en el “rescate” de Pemex y la CFE, fundamental para el proyecto de gobierno nacionalista y de soberanía energética intenta replegar y disminuir al mínimo la inversión privada en este sector desmantelando las reformas energéticas “neoliberales”; y Alcalde al frente del sector laboral, en donde las prioridades de la “nueva cultura laboral” y del programa clientelar de “Jóvenes Construyendo el Futuro”, también pasan por la formación de un sindicalismo afín a la 4T y una cancelación de los privilegios y canongías que durante muchos años tuvo la parte empresarial y patronal en la Secretaría del Trabajo.
Si hay algo que caracteriza a las tres “halconas” lopezobradoristas es su línea dura y consistente con los principios de la 4T, lo que las lleva, en su actuación como funcionarias públicas, a anteponer y privilegiar siempre su visión ideológica y política por encima de las necesidades o requerimientos técnicos, legales o reales de su sector o área de influencia.
Irma Eréndira, por ejemplo, más allá de su labor como fiscalizadora de la función pública y de las polémicas que desató su actuación en el caso de Manuel Bartlett y su fortuna familiar, hoy sigue sin resolver el tema del hijo del director de la CFE, León Bartteltt y su venta, con evidentes sobreprecios, de ventiladores al IMSS, mientras es la principal impulsora y ejecutora del decreto por el que se ordenó la extinción de todos los Fideicomisos públicos que carecieran de una estructura orgánica y que en conjunto sumaban una suma multimillonaria de 855 mil millones de pesos que, para convencer al presidente López Obrador de que le permitiera ejecutar la medida, le ofreció que podrían sumarse a las arcas del gobierno para enfrentar la actual pandemia.
Sólo que lo que en el papel era un acto voluntarioso de extinción legal automática e indiscriminada y en la visión ideologizada de la secretaria Sandoval era un “golpe histórico de transparencia y de acabar con la corrupcion y opacidad en la que por décadas se manejaron los recursos públicos administrados en los fideicomisos”, en la realidad resultó ser un desastre y un caos que no sólo ha afectado a labores tan importantes y sensibles como la ciencia, la tecnología, la investigación, el cine, el deporte de alto nivel y algunas otras actividades que han desatado quejas, reclamos y hasta movilizaciones de gremios enteros que van a reclamar a la Cámara de Diputados y al líder de la mayoría morenista, Mario Delgado, las afectaciones, recortes y eliminación de financiamientos y fideicomisos vitales y que además no tenían nada de corruptos sino que funcionaban con reglas, comités técnicos y total eficiencia.
Que tan problemático resultó el mencionado decreto de los Fideicomisos que incluso secretarios de estado, como el de Hacienda, Arturo Herrera, se han quejado en la Cámara de Diputados de que se les están eliminando fideicomisos que necesitan para la operación y el funcionamiento de áreas estratégicas de la administración pública. Hoy, mientras en la Función Pública se sigue presumiendo el “logro histórico” de la eliminación de los fideicomisos, en la Cámara de Diputados y en varias áreas del gobierno, se quejan del desconocimiento y la ignorancia que llevaron a eliminar indiscriminadamente fideicomisos que no tenían que ver con corrupción y sí con actividades estratégicas para la sociedad y para el mismo gobierno.
En el caso de Rocío Nahle, su Acuerdo para garantizar la eficiencia, Calidad, Confiabilidad, Continuidad y seguridad del Sistema Eléctrico Nacional, si bien tiene todo el respaldo del presidente, también tiene todo el sello ideológico y político con el que pretende revivir a una CFE todopoderosa y casi monopólica, sin tomar en cuenta los graves problemas financieros y técnicos que tiene la empresa estatal e ignora no sólo la existencia de inversiones y contratos legales de empresas nacionales y extranjeras, sino que violenta, otra vez por un decreto, todos los procedimientos constitucionales, legales y por supuesto técnicos, con lo que ha desatado una guerra jurídica que hoy tiene en suspensión a su Acuerdo y en vilo inversiones millonarias que generarían empleos para el país. A eso hay que sumar la incertidumbre que generó, ya no sólo para los empresarios, sino para los trabajadores de empresas generadores de energías renovables y también a los campesinos y ejidatarios que reciben un ingreso importante por la renta de sus terrenos para empresas eólicas o solares.
Es muy posible que todo este caos en el sector eléctrico termine en una renegociación de contratos como la que ya les propuso el presidente a las empresas de renovables, pero mientras tanto la incertidumbre y la confrontación prevalecen en momentos en los que el país necesita inversiones y generación de empleos ante la crisis tan fuerte que se viene por la caída del PIB y de la economía que dejara el coronavirus. Y para colmo, a Nahle la están torpedeando con señalamientos de “trafico de influencias” y presuntos actos de corrupción en la asignación de contratos en la Refinería de Dos Bocas, algo que ella niega tajantemente y atribuye a ataques de detractores de este gobierno.
Finalmente, con Luisa María Alcalde, la más joven integrante del gabinete, también hay temas que empiezan a cuestionar las decisiones de la secretaria, más allá de que no le gusta usar el cubrebocas en lugares públicos y en pleno pico de contagios en la CDMX. El avance del Programa de Jóvenes Construyendo el Futuro, uno de los emblemáticos y prioritarios de la 4T, no se mide tanto por la colocación o no de jóvenes en el mercado laboral, que era su objetivo original y en donde las cifras han sido clarmente bajas, sino más bien por criterios que cada vez apuntan más al clientelismo político en un año prevío a las elecciones. Pero además, recientemente a la titular del Trabajo se le encomendó definir, junto con el IMSS, las reglas de operación y asignación del único apoyo importante que otorgó el gobierno federal a microempresas y negocios pequeños con créditos por 25 mil pesos. Algo no Salió nada bien o en el diseño o en la mecánica de esos créditos, porque con menos del 30% de los recursos entregados, el programa resultó un absoluto fracaso.
Hace poco un grupo de mujeres de Morena denunció que había un “campaña misógina” contra las secretarias del gabinete presidencial que estaban siendo “atacadas y cuestionadas” en los medios y las redes sociales. Y entre las afectadas por esta supuesta campaña estaban las tres “halconas”. No sé si se les criticó sólo por ser mujeres o por que tienen un cargo público de primer nivel en el gobierno; pero lo cierto es que las tres tienen un poder y una influencia real en temas públicos de alto impacto y, como tal, siempre estarán expuesatas al escrutinio público de sus acciones y decisiones, sobre todo cuando éstas involucren el uso de recursos públicos lo mismo a través de contratos que de extinciones, de programas sociales clientelares o de polémicos decretos.
NOTAS INDISCRETAS…El primer día de la reapertura de actividades escenciales y ayer rebasamos los 90 mil contagios y llegamos casi a 10 mil muertes por coronavirus; eso sin contar el subregistro ya reconocido en las cifras oficiales. Somos el único país en el mundo que decide reabrir su economía en pleno pico de la pandemia y eso, junto con el presidente de gira por varios estados y dando banderazos a obras en lugares de “alto riesgo de contagio”, sin duda mandará el mensaje a muchos mexicanos de que ya pueden relajarse y traerá consecuencias y no precisamente positivas. Por lo pronto, si usted tiene que salir ya a trabajar cuídese al máximo que si no lo hace usted, no lo hará nadie…En la edición de este fin de semana de la revista Proceso, Fabian Medina, el polémico jefe de la Oficina del canciller Marcelo Ebrard, publica un interesante y amplio reportaje sobre “Rápido y Furioso” en el que comenta no sólo la complicidad del gobierno de Felipe Calderón, sino también la nota diplomática que su jefe, el titular de Relaciones Exteriores, le envío al gobierno de Estados Unidos para pedir toda la información de los funcionarios mexicanos que en su momento cooperaron con el ingreso ilegal de armas al territorio mexicano. Lo interesante es que Fabian Medina se va hasta los antecedentes de “Rápido y Furioso” y habla de que todo este tráfico ilega de armas en la frontera con Estados Unidos, que terminaron en manos de los Cárteles del narcotráfico en México, comenzó en 2004 con otros programas como “Gunrunner” que también permitió el trasiego ilegal de armas estadunidenses a nuestro país en los tiempos de Vicente Fox. Hasta ahí el reportaje de don Fabián, parece impecable, solo que la falta un dato: que en 2005, cuando ya operaban esos primeros programas que antecedieron al “Rápido y Furioso”, el fue nombrado vocero de la PGR por el entonces procurador Daniel Cabeza de Vaca. ¿Y entonces? Fabian Medina ¿supo de la tremenda ilegalidad y corrupción que ahora critica y no lo informó en su momento? ¿eso no es también corrupción o por lo menos complicidad? Digo porque tal vez si le agregara ese dato su reportaje sería mucho más interesante y revelador…Los dados mandan Escalera Doble. Bien comienza la semana.