El sismo de 7.1 grados que sacudió a la zona centro del país, dejando luto y desolación, no sólo puso a prueba, una vez más, la capacidad de los mexicanos de sobreponerse a la tragedia; también, este desastroso fenómeno tuvo efectos directos y hasta réplicas en la insensible clase política que, presionados por la movilización social y las exigencias ciudadanas, aceptaron ceder en lo que más les importa y les duele: el millonario financiamiento público que recibirán en 2018 para sus gastos ordinarios y de campaña.
Hoy se prevé que el Consejo General del INE discuta y apruebe un acuerdo ya negociado con las dirigencias nacionales del PRI, PAN, PRD y Nueva Alianza, para que el organismo electoral retenga a esos institutos un porcentaje, aún no determinado, de su financiamiento público para 2018, cuyo monto total autorizado fue de 6 mil 778 millones de pesos. El descuento, que sería tanto al presupuesto de las campañas como al gasto ordinario de los partidos, se complementaría con otro porcentaje que el INE aportaría de su gasto operativo para el próximo año y todo junto formaría un fondo que, vía un fideicomiso, se destinaría a apoyar a los damnificados del sismo del 11 de septiembre.
La retención de esos recursos públicos, cuyo monto total a todos los partidos superaría los 500 millones de pesos, fue negociada por Lorenzo Córdova, presidente del INE, con Enrique Ochoa, Ricardo Anaya, Alejandra Barrales y Luis Castro. De hecho fue éste último quien, a nombre de Nueva Alianza, propuso el mecanismo legal para aportar esos recursos y la figura del fideicomiso para dar transparencia y garantizar que el dinero se destine al apoyo y reconstrucción de familias afectadas por el sismo en cuatro entidades del centro República.
Aunque la propuesta original de “donación” fue hecha por Andrés Manuel López Obrador el 14 de septiembre pasado, antes del sismo del martes, y se refería a que Morena donara 20% de su presupuesto de campaña de 2018 para apoyar a damnificados de Chiapas y Oaxaca por el temblor del 7 de septiembre, la idea prendió porque desde entonces surgió un movimiento en redes sociales y en sociedad civil para presionar a todos los partidos a que hicieran lo mismo.
Luego, ante la dimensión de la tragedia en la Ciudad de México, Puebla, Morelos y el Estado de México, el 19 de septiembre, la idea resurgió con más fuerza y diversos personajes famosos y colectivos de la sociedad civil exigieron que ahora las dirigencias partidistas apoyaran con esos recursos públicos a las labores de ayuda y reconstrucción que se requieren en esos estados.
Pero en un intento de arrogarse la idea y sacar raja política para su partido, el dirigente del PRI, Enrique Ochoa, se apresuró ayer a twittear un mensaje en el que se atribuyó la iniciativa y hasta el diseño legal que hicieron otros: “Contacté al INEMéxico y a la SHCP para donar recursos de las campañas, sin violar la ley, en favor de los damnificados y la reconstrucción”, dijo Ochoa, en un madruguete a los otros dirigentes que habían acordado con Lorenzo Córdova que sería el INE el que procesaría el acuerdo, lo aprobaría y se encargaría de anunciarlo públicamente.
Ochoa, en su protagonismo, intentó evitar que la “donación” de los partidos, de recursos que en realidad son públicos y aportados por los contribuyentes, se viera como una reacción a la primer iniciativa de López Obrador o, incluso, como respuesta obligada de las dirigencias partidistas a la presión social de y las redes.
En fin, que a pesar de protagonismos de quienes querrán colgarse la medalla, lo cierto es que la decisión de regresar, que no “donar”, parte del excesivo y oneroso financiamiento público que recibirán el próximo año, más que un acto “altruista” o de “generosidad”, fue un acto obligado del INE y las dirigencias partidistas que, de no haber aceptado devolver parte de ese millonario presupuesto para una causa mucho más necesaria y urgente que sus campañas políticas, se hubieran hundido aún más en la falta de credibilidad y confianza que ya les tienen los ciudadanos.
NOTAS INDISCRETAS…Otra réplica política posible del fuerte sismo del 19 S, que devastó a la Ciudad de México, podría ser un cambio en la decisión de Miguel Angel Mancera de dejar la jefatura de Gobierno dentro de un mes para irse a buscar una incierta candidatura presidencial. No son pocas las voces, de asesores y amigos, que ya le sugieren a Mancera que, ante la tragedia y la emergencia que vive hoy la capital, “no puede irse y abandonar a la ciudad” cuando ésta más necesita del trabajo y el apoyo de sus autoridades para iniciar la dolorosa reconstrucción. La pregunta es qué decidirá ahora el jefe de Gobierno de una ciudad herida y lastimada y en dónde estará su lealtad y congruencia…Los dados mandan una enorme Escalera para todos los rescatistas, espontáneos y profesionales, que arriesgan su vida para salvar la de otros, en medio del dolor y la tragedia.