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sábado, julio 27, 2024

Odiosas comparaciones

En una actividad como la de correr, en la que los avances se miden en tiempos y distancias, es inevitable que entre los corredores surjan las comparaciones que, en algunas ocasiones, son hasta odiosas. Sí, es bueno compararse con los demás, siempre y cuando sea de manera positiva, de lo contrario, puede afectar el buen ánimo de un grupo o hasta la autoestima del corredor.

La más atroz y destructiva de las comparaciones es la que en algún momento hacemos con respecto a los corredores profesionales. Ni en sueños, jamás, bueno tal vez en otra vida,  podremos por ejemplo, correr un kilómetro en dos minutos y 56 segundos, como lo hizo Kipchoge en el Maratón de Berlín en el que rompió el récord mundial al correr los 42 kilómetros en 2 horas, 1 minuto, 39 segundos.

A todos en nuestro imaginario nos gustaría saber cuánto seríamos capaces de aguantar y seguir el paso a estos corredores, pero la respuesta es que es mejor no atormentarse con estas ideas y comparaciones que no nos llevan a ningún lado, a menos que nos motiven a mejorar.

Corredores como KipchogeZersenay Tadese o el etíope Lelisa Desisa están hechos para correr, a diferencia de un corredor común, ellos cuentan con características  físicas, biológicas y genéticas que los hacen los seres más veloces del planeta, se dedican exclusivamente a correr, no tienen las mismas preocupaciones que un corredor amateur, entrenan dos o tres veces al día, no como nostros que lo hacemos cuando podemos, cuando el trabajo, la familia o la salud nos lo permiten.

Además, los corredores de élite tienen un gran equipo compuesto de médicos, fisioterapeutas y entrenadores que a diario y a toda hora están pedientes de su estado y cuentan con patrocinadores que hacen que no tengan de qué preocuparse más que de correr, dormir, descansar y comer lo necesario para estar en óptimas condiciones.

No sólo son genéticamente afortunados, son también muy disciplinados, comprometidos y cuentan con facilidades y privilegios que se ven reflejados en sus resultados.

Por eso, no es bueno compararse con un atleta de élite, ni con nuestros compañeros de equipo, ellos son como nosotros con las mismas limitaciones de tiempo y recursos para correr, aquí la única diferencia es el talento como corredor con el que se nace y  vamos puliendo.

Cada corredor sabe en qué nivel está y eso es suficiente. Debemos estar conscientes de quiénes somos dentro de una pista. Sólo tenemos que compararnos con nosotros mismos y mantenernos firmes en nuestros objetivos y cumplirlos, pero sobre todo, sentirnos muy orgullosos de nuestro esfuerzo. Siempre habrá corredores más lentos y más rápidos que nosotros. Así es la vida.

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