La elección del Estado de México se perfila, a un mes de las votaciones, hacia una contienda final entre dos candidatos, Delfina Gómez, de Morena y Alfredo del Mazo, del PRI. El escenario original de una elección a tercios, que se veía al arranque de las campañas, cambia según las últimas encuestas publicadas, por la caída de la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, que se rezaga en el tercer lugar. Y mientras la caída de Josefina coincide con pelitos verbales y amenazas de ruptura en las cúpulas panistas por la sucesión presidencial, en la entidad mexiquense el ambiente se polariza y se enrarece con la aparición de “mantas” y autos incendiados que, imitando el estilo del narco, lanzan amenazas contra el dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador.
A estas alturas la disputa por la codiciada gubernatura mexiquense se centra entre el poderío de la maquinaria priista y su capacidad de movilización y acarreo de votantes, y un nivel de participación ciudadana importante que refleje el alto nivel de inconformidad social presente y que pudiera poner en jaque al voto duro del partido gobernante. Pero el tema de las “mantas” con amenazas contra López Obrador introduce elementos de incertidumbre que, sin ser nuevos en las elecciones mexicanas, sí resultan preocupantes por los antecedentes en el país: las amenazas de violencia y el llamado “voto del miedo” que con ellas se puede inducir.
Y aunque todavía no es claro si las “mantas” que aparecieron primero en Acolman y luego en otros municipios mexiquenses son mensajes reales de algún grupo criminal, como se quiere hacer parecer, o si se trata de un montaje político para inducir miedo a los electores, el tema ya provocó toda clase de reacciones: desde una carta del dirigente de Morena al presidente Peña Nieto, donde lo responsabiliza de ataques en su contra y de ordenar la filtración de los videos donde su candidata Eva Moreno recibe dinero a manos llenas y hasta en tres ocasiones, hasta un debate sobre el tema de la seguridad de candidatos y dirigentes.
Pero ¿quién está detrás de esas mantas y sus delicados mensajes? La pregunta se la hicieron desde el lunes en una reunión interna de Morena donde varios dirigentes expresaron preocupación por el tema y recomendaron que López Obrador acepte reforzar los guardias que lo custodian. Pero, según afirman participantes en esa reunión, Andrés Manuel se negó a aumentar su seguridad con el argumento de que “me van a aislar de la gente”. Y, según dicen, el líder de Morena se tomó el tema con humor tabasqueño: “Es muy sencillo. No hay quien preguntar de quién son las mantas, sino más bien como diría Chico Ché ¿de quén Chong esas mantas?”.
Porque en el círculo lopezobradorista tienen la teoría de que hay “manos políticas” de alto nivel detrás de la estrategia echada a andar el sábado en el Estado de México. Se busca, dicen, sembrar miedo en la ciudadanía y meter la idea de que puede haber violencia para desalentar la participación electoral. Algunos ven incluso el sello y la mano de Miguel Angel Yunes, el gobernador de Veracruz, quién ha sido el rostro visible de la estrategia de golpeteo contra López Obrador, en alianza con otros grupos de poder. El propio Andrés Manuel, en la carta a Peña Nieto, menciona al secretario de Gobernación, Miguel Osorio, como supuesto “filtrador” de los videos de su candidata en Veracruz, basado en un “dato” que dice tener, del que no da mayores elementos.
Pero más allá de datos y sospechas, en Morena sí hay preocupación y no todos toman el tema de las amenazas tan a la ligera. “Así comenzó lo de Colosio y hay que ver como terminó”, expresó un colaborador cercano. Ayer mismo, en su colaboración habitual en el diario Milenio, Ricardo Monreal, jefe delegacional por Morena, habla de un “Deja vú mexiquense” y señala paralelismos entre los mensajes amenazantes contra López Obrador y los hechos trágicos de 1994 por el asesinato del candidato presidencial del PRI: “El país no aguanta otro 1994 (Colosio, EZLN, crisis económica y Ruiz Massieu). Alguien quiere soltar nuevamente a los demonios (Mario Ruiz Massieu dixit) Las autoridades federales y mexiquenses deben aclarar ya el incidente de las mantas, sino el mantra de la autoría mafiosa caerá sobre sus cabezas inevitable y fulminantemente”, dice Monreal.
En la de López Obrador a Peña aparece esa vocación de mártir de la que hablan sus colaboradores cercanos que le recomiendan aumentar su seguridad: “No se equivoque, Presidente. Yo no lucho por cargos ni por dinero. Lucho por ideales y principios. Y es la honestidad lo que estimo más importante; por eso, su actitud hirió mi dignidad. Y, como decía El Quijote, cuando está de por medio la libertad o la honra, se puede y se debe arriesgar hasta la vida”.
Si alguien piensa que un nuevo mártir político le sirve en estos momentos al país se equivoca rotundamente. Sea al que no le da miedo ser mártir o los que quisieran convertirlo en eso.