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sábado, julio 27, 2024

Razones para empezar

Sí, ya sé que es difícil comenzar o retomar el ritmo. A todos nos pasa, y admito que yo misma no he podido reanudar mi rutina de correr y ejercitarme desde que empezó este agitado 2020, entre lesiones, vacaciones y el ajetreo de las actividades cotidianas. Pero ya es momento de dejar a un lado los pretextos, de sacudirse la falta de voluntad y de armarse de mucho valor para dejar lo calientito de la cama y, aún con este frío invernal, sacar tus tenis para volver a andar el camino.

Si como yo estás en ese punto en el que tienes todas las ganas y la intención de retomar el ritmo, pero tu mente y tu cuerpo aún no se ponen de acuerdo para hacerlo, quizás te motive recordar que son muchas las razones para correr y que hay tantas como corredores en el mundo.

¿Recuerdas por qué empezaste; qué te motivó a ponerte los tenis? ¿Cuáles son las mejores cosas que te han pasado en la vida por el hecho de hacerlo? Todo aquel que corre desde hace tiempo lo sabe muy bien: la carrera es la mejor metáfora de la vida y del amor; se ama y a veces se odia, se sufre, pero no puedes vivir sin ella, además siempre hay una recompensa, un aprendizaje y una ganancia, pues no importa que seas el último en cruzar una meta, ya que ganas vida, salud y amigos con quienes compartes estas experiencias inolvidables.

Tengo la enorme fortuna de conocer a personas extraordinarias, a quienes la pista los ha transformado en verdaderos guerreros que han superado enfermedades, duelos, divorcios, ausencias, discapacidades, adicciones, depresiones, o han mejorado su salud y autoestima, al sentirse más fuertes y más vivos.

Verdaderos maestros de vida, como Bruno o Ricardo, quienes tras salir a correr después de pasar por una quimioterapia, no sólo llegan con ánimo a la pista, sino que te motivan a amar la vida, y a correr más porque ésta es su manera de celebrarla, de recibir y dar. Maestros que nos enseñan que los momentos de crisis no son accidentes en la vida, sino la norma, y que somos capaces de superarlos.

Por eso, en estos días en los que cuesta trabajo pararnos, retomar y activarnos, hacer estas reflexiones nos motiva, nos ayuda a ver más allá de los muros que nos cortan el paso. Nos hace recordar que una vez que logramos terminar una carrera o un entrenamiento nos sentimos bendecidos y más felices, y aunque en ocasiones hacemos algunas pausas, nunca lo dejamos.

Para mí correr es una aventura maravillosa en la que puedo ir a donde yo quiera con mis piernas, sabiendo que siempre podré dar un paso más. Cada mañana, cuando llego al Bosque de Tlalpan, contemplo ese camino bordeado de hermosos árboles, después me persigno y doy gracias a Dios porque puedo seguir corriendo, y cuando sea demasiado vieja y no pueda correr, leeré estas líneas satisfecha porque sabré que mi vida tuvo sentido. Así que andando, con el espíritu fuerte, la mente puesta en el objetivo y el corazón apasionado.

POR ROSSANA AYALA

AYALA.ROSS@GMAIL.COM

@AYALAROSS1

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