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martes, marzo 18, 2025

Reinventarse y recomenzar

“Y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar”. Esta frase, una de las muchas grandes citas que podríamos extraer de “Rayuela” de Julio Cortázar, me viene a la cabeza y le doy un personal significado, más allá del que quería darle el escritor argentino en el contexto de su novela, cuando pienso en la carrera como un universo de primeras veces y de nuevos comienzos. Un volver a empezar y la oportunidad de reinventarse en cada partida y en cada meta.

La primera vez que nos pusimos los tenis y salimos a correr; la primera vez que completamos un kilómetro, después diez, y luego 21, hasta cruzar la meta de un maratón. La primera ocasión que corrimos en la montaña, bajo la lluvia o cuando tuvimos que parar por culpa de una lesión. La primera vez que, a pesar de todo, del cansancio o del dolor, seguimos adelante. Si no fuera por este constante ejercicio de resiliencia y autoconocimiento, sería muy aburrido practicar este deporte durante años.

Si este es tu caso, y como el tuyo debe haber muchos, lo que sigue son unas preguntas: ¿Recuerdas ese primer día, el momento en el que te calzaste los tenis, listo para conquistar tus primeros kilómetros? ¿Cómo sería volver a empezar? ¿Qué harías diferente? Para la mayoría eran tiempos de ingenuidad e ignorancia, no sabíamos nada de ritmos, de geles, ni de tecnicismos, y así salimos a correr, confiando solo en nuestro cuerpo, con el corazón latiendo acelerado y las piernas dispuestas a dar y llegar hasta donde las fuerzas se lo permitieran.

¿Bastará con cerrar los ojos y, durante unos instantes, abstraernos de todo para, de esa forma, intentar ver si somos capaces de vivir conforme lo aprendido, después de tanto andar de aquí para allá acumulando kilómetros, historias y experiencias?

Por otro lado, está quien está a punto de iniciarse en este deporte, de dar ese primer paso en la búsqueda de su bienestar físico y mental; o quienes han decidido retomar el camino después de un paro forzoso por causa de una lesión o simplemente por haberlo abandonado en medio de la vorágine de la vida moderna, donde el estrés y las responsabilidades, familiares y laborales, nos consumen.

Sin embargo, coincido con quien afirma que nunca es tarde para empezar o para volver a enamorarse de este deporte. La carrera siempre encuentra la forma de volverse indispensable. Hasta hoy no he conocido a nadie que haya dejado de correr, considerarse a sí mismo un “ex corredor”. La mayoría conserva sus medallas y tenis porque sabe que en cualquier momento volverá a concederse ese momento de libertad o por lo menos mantiene la ilusión de trotar unos kilómetros más. Quizás por eso, el escritor japonés Haruki Murakami, decidió cerrar el bar de jazz que dirigía en Tokio para comenzar a escribir novelas, al mismo tiempo que empezó a correr. El se reinventó.

POR ROSSANA AYALA

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