Un síntoma de la violencia creciente que azota al país es la descomposición que vive Guadalajara y su zona conurbada. La segunda ciudad en tamaño e importancia en México, referente internacional para nuestro país, vive un escalamiento de los niveles de violencia del crimen organizado que la colocan en un momento similar a aquella Guadalajara de Caro Quintero y Miguel Angel Félix que en los 80´s se volvió la capital operativa y financiera del narcotráfico sinaloense y terminara en la mira del escándalo internacional por el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar.
Hoy, como en aquella época, a la pujante Perla Tapatía han vuelto las balaceras en las calles, ajusticiamientos y el horror de ataques y asesinatos de civiles inocentes. Ayer, a plena luz del día y en el céntrico corredor cultural y gastronómico de Chapultepec, 4 civiles y 3 policías fueron heridos por ráfagas de comandos armados que dispararon contra el ex fiscal estatal, Luis Carlos Nájera, cuyo atentado terminó en balaceras por las zonas turísticas más transitadas de la capital tapatía.
Nájera es el mismo ex fiscal que en julio de 2015 renunció, luego de que el entonces procurador General, Jesús Murillo Karam, lo acusó de “vínculos y protección al Cártel Jalisco Nueva Generación”; en ríspida reunión Murillo le pidió al gobernador Aristóteles Sandoval la cabeza de su fiscal, tras mencionar reportes de “inteligencia federal” que lo ligaban a Nemesio Oseguera. Aristóteles resistió la salida, pero luego, en medio de la presión por el inicio del “Operativo Jalisco” que desde aquella fecha se proponía la captura del “Mencho”, tuvo que ceder, pero rescató a Nájera como secretario del Trabajo.
Aún está fresco el horror irracional del secuestro, tortura y asesinato de tres estudiantes de cine, cuyos cuerpos fueron disueltos en ácido en Tonalá, un caso que colocó de nuevo a Guadalajara en el mapa internacional de la peor violencia, y ayer las escenas en pleno corazón de la urbe tapatía, registradas en videos que captan el sonido de las balaceras, traen a la memoria aquella ciudad de los 80, en la que narcos y políticos compartían el poder, el control del narcotráfico y la boyante economía tapatía de esa época.
La diferencia es que los capos que hoy controlan Guadalajara, junto al resto del estado, no llegaron de Sinaloa, como en su tiempo Félix y Caro. Estos son ya un cártel que –si bien surge de escisión sinaloense– se acredita ya como dueño y señor del estado, del occidente mexicano y de buena parte del territorio nacional, siendo la franquicia del narcotráfico más rentable, poderosa y violenta que ha crecido notoriamente en el actual sexenio de Peña Nieto: el Cártel Jalisco Nueva Generación y su inatrapable y escurridizo líder, Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, a quien ninguna autoridad, ni la Marina, ni el Ejército o la Policía Federal y mucho menos las cuestionadas policías estatales, han podido o han querido capturar.
No hace mucho pregunte a una cabeza del gabinete de seguridad federal por qué les era tan “difícil” capturar al “Mencho”, considerado desde hace tres años “objetivo prioritario” del gobierno mexicano y, recientemente, a su llegada a Gobernación, en enero de este año, Alfonso Navarrete Prida, lo definió como “el principal objetivo” de las fuerzas federales. “Lo que pasa es que es muy hábil, hemos estado a punto de capturarlo en varias ocasiones, pero su estrategia es que siempre se mueve en poblaciones y zonas urbanas, y cuando lo logramos tener ubicado siempre está rodeado de civiles y es muy difícil entrar con un operativo en esas condiciones”, me explicó entonces el funcionario federal.
Me recordó la explicación del peñista una declaración del fallecido José Luis Santiago Vasconcelos en mayo de 2005, cuando era subprocurador de la antigua SIEDO, en la que definió a Joaquín El Chapo Guzmán como un delincuente “muy inteligente”, con “extraordinaria” capacidad de reacción y estructura. Aclaró, sin embargo: “No es que sea más inteligente y que nosotros seamos más tontitos. Tiene mayores capacidades en el lugar donde él se desarrolla”.
Hoy que sobre Guadalajara se cierne la violencia y que en sus céntricas calles resuenan las balas, surge la duda de si el inatrapable “Mencho” es más inteligente que toda la inteligencia federal. O si detrás de la preocupante descomposición de la segunda ciudad de la República, se confirma el fracaso rotundo de la estrategia de seguridad de este gobierno que ha desencadenado por todo el país una “tragedia” de muerte y violencia que todos vemos, menos el presidente Peña, que acusa a los mexicanos de ciegos, enojados y “de no querer ver los avances que tenemos”, mientras nos habla de “la felicidad que todos queremos alcanzar”.
NOTAS INDISCRETAS…Hoy en Tabasco se reúne la Conago para cerrar la presidencia de Arturo Núñez y dar inicio a la de Manuel Velasco. La llegada del mandatario de Chiapas a la cabeza del organismo nacional de gobernadores se da tras la aparente “declinación” de Silvano Aureoles de Michoacán, a quien le correspondía la presidencia, pero al parecer tras su “viraje político” en favor del candidato priista, José Antonio Meade, el michoacano se quedó sin apoyos del PAN y del PRD y ya no le era útil a nadie. Hoy en cambio, con Velasco al frente de la Conago, hay quienes ven un doble guiño, primero por la cercanía que el chiapaneco mantiene con el presidente Peña Nieto, pero también por los vínculos y cercanías familiares del gobernador con Andrés Manuel López Obrador ¿Será que Manuel Velasco sería puente no sólo entre los gobernadores sino entre Los Pinos y ya sabes quién?…Los dados mandan Serpiente doble. Caída libre.