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miércoles, diciembre 4, 2024

LOS APASIONADOS TABASQUEÑOS Y SU MANIA DE HABLAR

La conseja popular dice que los tabasqueños hablan tanto que “por la mañana te inventan un chisme y por la tarde te lo comprueban”. Y todos los días, con sus alocuciones mañaneras, que suman hasta ahora 491 conferencias (la de hoy es la 492) López Obrador parece confirmar ese dicho tan popular en su tierra, no sólo porque su conferencia de ayer rompió record de duración con 3 horas y 12 minutos (192 minutos), sino por la cantidad de afirmaciones y aseveraciones sin sustento ni veracidad –incluidas acusaciones y señalamientos contra personas o instituciones— que todos los días realiza el presidente con todo el poder que tiene su palabra.

Ayer, según el ejercicio de revision que realiza todos los días SPIN del doctor Luis Estrada, el mandatario tuvo su mañanera más larga y le dedicó más de 3 horas a comentar y discurrir, con algunos anuncios de programas de gobierno incluidos, sobre los más diversos temas de los que el expone primero primero como parte de su agenda y de los que le preguntan después los reporteros y agregados que acuden a ese ejercicio. Tres horas paara una conferencia, en un día de trabajo de un presidente parecen muchas , aún en el caso particular de López Obrador, que comienza su jornada desde muy temprano con su reunión de seguridad a las 6 am y concluye regularmente a las 9 o 10 de la noche.

Y se puede o no estar de acuerdo con este signular ejercicio de comunicación –dicen en el gobierno aunque sus críticos lo ven más bien como un acto de propaganda— pero tampoco se puede dejar de advertir que en un país con tantos problemas graves y necesidades apremiantes, en medio de una pandemia que está a punto de costarnos oficialmente la vida de 100 mil mexicanos y alcanzar 1 millón de contagiados, habría cosas más importantes y provechosas en la actuación de un presidente que hablar, hablar y hablar de los temas más diversos y hasta folklóricos.

En el mismo gabinete y en el círculo cercano de Palacio Nacional, hay colaboradores que le han sugerido al presidente modificar la frecuencia o la duración de las conferencias mañaneras que nadie se atreve a sugerirle que las cancele porque saben que es quizás de lo que más le gusta de ser presidente, pero sí hay voces muy cercanas y de su confianza que le han comentado la necesidad de espaciarlas o disminuir su duración y ajustar su dinámica. Alfonso Romo, por ejemplo, como encargado de la Oficina de la Presidencia y de la relación con los empresarios, les ha dicho a los hombres del dinero en reunines en corto: “No juzguen a Andrés Manuel por lo que dice en las mañaneras, juzguenlo por sus hechos”.

Otro, como el consejero Juridico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, le han comentado al presidnete que tiene que disminuir su ritmo y dormir más porque está poniendo en riesgo su salud y le han recomendado revisar toda su política de comunicación. Pero lo cierto es que, por más que se lo pidan, el tema de las conferencias diarias a primera hora, es algo que López Obrador tiene muy probado como un tema que le ayuda a fijar y manejar la agenda política y mediática no de ahora que es presidente, sino desde que fue Jefe de Gobierno del antiguo DF, cuando inventó el ejercicio de salir todos los días, en aquel entonces a las 6 de la mañana, “por que así fijamos la agenda”, decía a sus comunicadores de entonces.

No importa, en ese ejercicio de hablar y hablar que tantas mentiras o verdades se digan desde la tribuna presidencial, pues según la medición de Luis Estrada, tan solo en el primer año de gobierno, el presidente dijo desde su podium mañanero 15 mil 790 afirmaciones no verdaderas o que no se pueden comprobar en las primeras 353 conferencias que había dado hasta entonces. “En promedio –dice el doctor Estrada de SPIN– AMLo hace 70 afirmaciones falsas por conferencia” y en su última infografía de este ejercicio al 30 de octubre pasado, señala que de los 700 días de gobierno, ha dado 484 mañaneras con una duración promedio de 105 minutos diarios, es decir casi dos horas.

A dos integrantes de la 4T que ocupan puestos importantes y que conocen muy bien al presidente, les he escuchado dos explicaciones del por qué Andrés Manue López Obrador disfruta tanto de hablar todos los días y en ocasiones, como ayer, hasta por 3 horas seguidas. El primero me dijo que “como los medios siempre le negaron el acceso a hablar, a decir su palabra y su discurso político, en sus años de opositor al sistema, acumuló tantas ganas y tanta necesidad de hablar que hoy se desquita todos los días en las mañanas”. Y el segundo lo explicó de la siguiente manera: “Andrés creció en un Tabasco donde todas las mañanas, desde muy temprano, había un programa con el que todos los tabasqueños despertaban y oían todos los días, para después comentar todo lo que ahí se decía. Era el Telereportaje de Jesús Sibilla. El lo escuchó durante años, desde niño, y aprendió esa dinámica: que lo que se dice desde muy temprano, se repite y se comenta durante todo el día”.

Sea cual sea la explicación que se le quiera dar, está claro que el presidente sabe que tiene una herramienta muy redituable política y mediaticamente en sus conferencias mañaneras que a la mayoría de los mexicanos no les sirve de nada y en muchos casos les afecta porque son señalados, acusados, injuriados y hasta descalificados por el propio presidente que debiera cuidarlos y protegerlos; pero a él, al lider social carismático y demagógico que sigue siendo, sí le sirve y le reditúa, por más que algunos ya lo vean como un ejercicio desgastado.

No importa que en ocasiones, como ayer que duró más de 3 horas en su larguísima e infructuoso discurso, el presidente se gane a pulso las críticas y comentarios como el que le destinó su acérrimo adversario y “villano favorito”, el ex presidente Felipe Calderón en Twitter: “Más de 3 horas ¿no tiene otra cosa que hacer el presidente de México? ¿algunos cientos de miles de damificados? ¿alguna pandemia que le ha quitado la vida a 100 mil mexicanos (probablemente 300,000)? ¿alguna crisis económica sin precedentes?”.

NOTAS INDISCRETAS…En Guerrero, tras el anuncio público de una alianza electoral entre el PRI y el PRD para las próximas elecciones por la gubernatura, empezaron a pasar cosas extrañas. En un diario afin al gobierno le sacaron al senador con licencia, Félix Salgado Macedonio, un expediente de “abuso sexual” que dicen, data del 2016 y en el que el legislador fue denunciado por una mujer por abusos y golpes. No se si sea casualidad, pero sería mucha que  justo cuando se abre una puerta que podría tomar Félix si le cierran la de Morena para postular a un candidato como Pablo Amílcar Salazar, como cuota familiar para la secretaria Irma Eréndira, empiecen a revivir “expedientes judiciales” en contra del senador y ex alcalde de Acapulco que, según varias encuestas, encabeza las preferencias en el estado. Nomás es pregunta…Y hablando de alianzas, en Sonora también avanza de manera cuidadosa una gran alianza de partidos que podría postular a Ernesto Gándara Camou, quien la semana pasada presentó su renuncia al PRI. El movimiento de Gándara, un politico con reconocimiento y arraigo en su tierra, parece estratégico y buscaría encabezar como “candidato ciudadano” una coalición de partidos que enfrentaran a Morena y a su delfín Alfonso Durazo quien ya se fue del gabinete para armar su campaña. Lo dicho, entre los resultados que dejó en la seguridad federal y el gallo que le pueden poner enfrente, Sonora no será un día de campo, ni mucho menos un seguro político para Durazo ni para Morena…Los dados mandan Escalera. Subida.

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