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sábado, julio 27, 2024

PRI: PLEITO EN LA CUPULA

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Como en los matrimonios malavenidos, la pareja que forman en el CEN del PRI el presidente, Enrique Ochoa, y la secretaria General, Carolina Monroy, simplemente no funciona. Desde que designaron a Ochoa en julio pasado como dirigente, la relación con Monroy, que según los estatutos deben ser de coordinación y colaboración entre los dos máximos dirigentes del priismo, ha sido no sólo tensa sino desastrosa. No hay comunicación entre ellos, nunca se les ve juntos en giras o eventos partidistas y la secretaria General se queja abiertamente de que la marginan de reuniones importantes y habla de “patanería” en el trato que recibe del dirigente.

 

El desencuentro entre las dos oficinas principales es por todos conocido en la sede nacional priista. El episodio más reciente, según cuentan fuentes del CEN, ocurrió hace unas semanas cuando se realizaba una reunión privada a la que fueron convocados los dirigentes y secretarios de los comités estatales del partido. En la sala de Juntas de la presidencia del PRI, junto al despacho del dirigente, apareció de repente Carolina Monroy  ya iniciada la reunión que encabezaba Ochoa Reza. Aunque no había sido convocada, la secretaria general se acomodó en la mesa y llegado el momento pidió la palabra: “Me gustaría decir unas palabras. Lamentablemente serán improvisadas porque no pude preparar nada porque no sabía de esta reunión; soy la secretaria General y me gustaría que me avisarán con tiempo de estas reuniones”, comenzó diciendo Carolina ante la sorpresa de los asistentes.

 

El reproche en público ocasionó una áspera discusión entre los dos personajes en la que Ochoa le reclamó duramente a Monroy su comentario frente a los dirigentes estatales. La secretaria respondió que ella también le indignaba que no la tomara en cuenta ni respetara el nivel de su nombramiento. “Soy la secretaria general del partido y no por decisión tuya”, reclamó. El encontronazo terminó abruptamente y los dos dirigentes siguieron distanciados y trabajando cada uno por su lado.

 

Las fricciones entre el presidente y la secretaria general ocurren justo cuando el PRI enfrentará el próximo año elecciones de gobernador en los estados de México, Coahuila y Nayarit. En las tres entidades se avizora fuerte competencia para el priismo, particularmente en el Estado de México, donde la posible alianza PAN-PRD que negocian las dirigencias de los dos partidos –con plazo al 23 de diciembre para registrar la coalición— pondría matemáticamente en riesgo el control priista en la tierra del presidente Peña Nieto y de la secretaria General priista, que también es aspirante a la gubernatura.

 

Carolina Monroy es prima en segundo grado de Peña Nieto y llegó a la dirigencia electa en la fórmula que encabezaba Manlio Fabio Beltrones. Tras la renuncia del sonorense en junio pasado, Monroy se mantuvo en la secretaría General ahora junto con Ochoa Reza para cumplir la paridad de género establecida en los Estatutos del PRI para la dirigencia.

 

La última vez que un dirigente y una secretaria general del PRI tuvieron diferencias graves fue entre Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo en 2003. Aquel desencuentro terminó en una ruptura que hizo crisis cuando Madrazo operó el golpe que destituyó a Elba como coordinadora de la bancada priista en San Lázaro, en abril de aquel año,  y dos años después, en septiembre de 2005, ocasionó la renuncia de la maestra, hoy presa,  a la secretaría General del partido. Un año después, en julio de 2006, Gordillo fue expulsada del PRI, acusada de haber operado a favor del panista Felipe Calderón. La pregunta es qué tanto más aguantará el forzado matrimonio entre el número uno y la número dos de la dirigencia priista ¿o de plano terminará en divorcio?

 

NOTAS INDISCRETAS…Ayer se presentó en la PGR una denuncia penal contra otro ex gobernador del PRI acusado de corrupción. Sólo que esta vez el ex gobernador en cuestión no está prófugo ni desaparecido, sino que es el recién nombrado director del Fonatur, Miguel Alonso Reyes. La denuncia de Soledad Luévano, ex candidata de Morena a la alcaldía de Zacatecas, fue acompañada de todo un expediente que documenta la creación de al menos 20 “empresas fantasma” que recibieron pagos y asignaciones del gobierno de Zacatecas que encabezó Alonso Reyes y cuya existencia no se pudo acreditar en visitas domiciliarias que realizó un grupo de ciudadanos encabezados por Soledad a sus domicilios fiscales. A través de esas empresas, dice la denuncia, se desviaron 300 millones de pesos. Es exactamente el mismo patrón por el que la PGR y el SAT investigaron y acusaron a Javier Duarte en Veracruz, en la “punta de la hebra” que destapó la red de corrupción del hoy prófugo. ¿Si investigaron a Duarte por sus “empresas fantasma” también van a investigar al zacatecano Miguel Alonso o a él se la perdonarán porque el presidente lo nombró director del Fonatur?…Los dados mandan Escalera doble. La semana mejora.

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