Las porras de Walmart, gigante mundial de los supermercados, retumbaron ayer en la residencia oficial de Los Pinos, junto con el anuncio de una inversión de 1,300 millones de dólares que la cadena estadunidense hará en México en 2017. La cifra sonó como música en los oídos del presidente Enrique Peña Nieto que, justo al inicio del quinto año de gobierno, registra una caída de inversiones extranjeras en los últimos trimestres, según Inegi y Banxico, además del incierto panorama para la economía mexicana con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Por eso Peña no dudo en recibir, en el salón López Mateos, a la plana mayor de directivos de Walmart en México y Latinoamérica que, contra las amenazas que realiza Trump a empresas estadunidenses que inviertan en nuestro país, llegaron a Los Pinos para confirmar que México es uno de los mercados que más ganancias y crecimiento les ha dado en el mundo a 25 años de haber llegado al país, primero como socios de grupo Cifra y ahora como Walmart de México y Centroamérica.
Todo era ayer celebración en Los Pinos. “Denme un W..,y denme una A, y denme una L”, gritaba el director para México y CA, Guilherme Loreiro, mientras Peña Nieto seguía atento la porra y el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, hablaba de su origen de abarrotero en la tienda de su padre en Monterrey. La danza de cifras e inversiones ponía al presidente de muy buen humor: 53 mil millones de pesos (3 mil 670 mdd) de inversión los últimos 4 años; 80 mil millones de inversión total al final de este sexenio; 28 mil proveedores mexicanos y 90% de mercancías compradas en México, así como 20 mil empleos generados en el país –sin mencionar quejas por largas jornadas y bajos salarios– eran los números de los directivos de la mayor cadena mundial de supermercados.
El secretario Guajardo se ponía nostálgico y recordaba que para su generación, la de la “economía cerrada”, entrar a un supermercado mexicano era “como una película en blanco y negro”, lo que contrastaba hoy con “pasear por los corredores de Walmart”, al que ponía como ejemplo claro del libre comercio: “con productos de patente estadunidense, fabricados por manos mexicanas”. Luego vendría el presidente, contagiado por el entusiasmo de ejecutivos y CEO´s, que celebraba “la confianza en México” por las inversiones y, eufórico, Peña retomaba su discurso de aniversario: “A estas alturas del partido, a poco más de cuatro años de haber iniciado la administración, hay resultados más satisfactorios”. Y mencionaba que “estamos observando más inversiones llegar a nuestro país” y el aumento del consumo interno de 4.7% confirmado ayer por el INEGI.
Entre porras y euforia, Peña Nieto se comprometió a buscar que la Comisión de Mejora Regulatoria homologue trámites e impuestos en los gobiernos federal, estatal y municipales para abrir nuevas tiendas. Nadie quería acordarse ayer en Los Pinos –ni el gobierno y mucho menos los directivos– del escándalo estallado en abril de 2012 por el New York Times, que denunció el “pago de sobornos millonarios de directivos a funcionarios de nivel estatal y municipal en México” para lograr la apertura acelerada de tiendas en todo el país, un escándalo que la compañía ha dejado atrás con un cambio radical en sus prácticas empresariales, hoy en extremo vigiladas y con políticas de sustentabilidad y mejoras para su “asociados”, que le ayudaron a superar el mayor escándalo que ha enfrentado su marca global y sus acciones en las bolsas.
Tras el ofrecimiento de Peña Nieto de ser “aliado” en la expansión de Walmart, salieron datos que, sin mencionarse oficialmente en el evento, surgen de la misma compañía sobre cómo afecta a las 2 mil 300 tiendas de la cadena la ola de inseguridad en el país. Se habla de un repunte “del 80% en la inseguridad en los supermercados de Walmart” este 2016, en delitos como robo a mano armada, daños y sustracción de vehículos de sus estacionamientos, siendo los Nuevo León y el Estado de México los de mayor incidencia delictiva.
Tampoco se habló de la lentitud y discrecionalidad en algunos municipios, donde las autoridades ponen trabas y trámites fuera de la ley, en busca de corrupción a cambio de permisos para apertura de tiendas. Los casos más lentos y con más trabas ocurren en este momento en la delegación Tlalpan, donde hay tiendas construidas desde hace 4 años que la delegación no libera los permisos, Xochimilco donde tarda hasta 3 años para dar licencias o Gustavo A. Madero donde hay una tienda ya lista para abrir desde hace varios meses, con trabajadores ya contratados, y que está frenada por el delegado Víctor Hugo Lobo, con trámites y exigencia que no están contenidos en la ley.
Pero ayer fue fiesta en Los Pinos. Decía el comediante estadunidense Jonathan Winters que “si tu barco no viene a salvarte, nada hacia él para encontrarlo”. Y ayer Peña nadó hacia un barco llamado Walmart.