Detrás del fuerte choque entre el Gobierno de la Ciudad de México y la Fiscalía General de Morelos, hay más que cuestiones jurídicas y de procuración de justicia. Las graves acusaciones que realizó la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, en contra del fiscal morelense, Uriel Carmona, a quien acusa de encubrimiento del feminicidio de la joven Ariadna Fernanda, terminarán llevando al funcionario ante los tribunales por la denuncia presentada en su contra en la Fiscalía General de la República, y con eso empezará el desgaste de un fiscal estatal al que no ha podido remover la 4T.
Para nadie es secreto, y más bien es vox populi en Morelos, que entre el gobernador Cuauhtémoc Blanco, aliado de la 4T, y el fiscal General hay una pésima relación porque el mandatario estatal acusa a Uriel Carmona de “bloquear” sus denuncias contra el exgobernador Graco Ramírez y de “proteger” a su rival acérrimo. Son conocidos los choques públicos que han tenido y las múltiples ocasiones en que el gobernador ha cuestionado el trabajo de la Fiscalía y de su titular. Incluso, en varias audiencias que ha tenido con el presidente en Palacio Nacional, Cuauhtémoc se ha quejado amargamente con López Obrador y le ha pedido que lo ayude para que se pueda remover al fiscal.
Y es que Uriel Carmona ha sido intocable para el gobernador porque tiene el apoyo de 15 de los 20 diputados que integran el Congreso de Morelos. Entre los legisladores que respaldan al fiscal y que han frenado las intentonas del gobierno estatal por cambiarlo hay diputados del PAN, PRI, Nueva Alianza, MC y al menos tres diputados de Morena, mientras que de los cinco diputados que apoyan a Cuauhtémoc uno es del PES y cuatro de Morena. Por esa razón todos los intentos, que no han sido pocos, para remover al “fiscal incómodo” han fracasado por falta de mayoría en el Congreso local.
En ese contexto se ubica el lance de la doctora Sheinbaum en contra del fiscal Carmona. El lunes pasado, cuando salió a dar su conferencia de prensa en la que acusó al Fiscal de Morelos, la jefa de Gobierno dijo claramente que “antes de salir a decir esto se lo consulté al presidente y al secretario de Gobernación”, es decir, que tenía el aval de Palacio Nacional y del Gobierno federal para lanzarse en contra del titular de la Fiscalía Morelense. Ese sería un primer indicio de la politización de este asunto. ¿No le correspondería, en todo caso, al titular de Segob, más que a la gobernante capitalina, haber tomado el asunto en sus manos, tratándose de un conflicto entre entidades federativas?
Ayer mismo el fiscal Uriel Carmona decía en una entrevista radiofónica que la Fiscalía General de Justicia capitalina y el Gobierno de la CDMX “están usando el caso de Ariadna Fernanda políticamente” y defendía la necropsia que le realizaron los forenses de Morelos a la joven de 27 años y que arrojó como causa de muerte “una congestión alcohólica y broncoaspiración”, al tiempo que no negaba la posibilidad de un asesinato, aunque rechazaba tener cualquier vínculo con el presunto asesino Rautel “N” y tampoco aceptaba la clasificación de feminicidio que le dio la FGJCDMX.
En todo caso las diferencias jurídicas y de procedimientos periciales, incluso la acusación de “encubrimiento” que le hizo Claudia Sheinbaum al fiscal Carmona tendrán que resolverse en los tribunales, cuando la FGR le dé curso a la denuncia que anunció la jefa de Gobierno. Pero lo que hoy está aflorando en este choque tan fuerte como inusual en la vida pública del país, es sin duda un intento desde Palacio Nacional, con ayuda de la CDMX, de resolverle un problema al controvertido gobernador Cuauhtémoc Blanco, a quien el presidente López Obrador considera “un buen gobernante” y a quien ha defendido en varias ocasiones públicamente, ante quejas y críticas por su desempeño y por los presuntos vínculos con el crimen organizado que le atribuyó el Ejército mexicano en los cables filtrados por el hackeo de las “Guacamayas”.
Porque el neófito gobernador morelense, que sabe más de futbol que de gobernanza o de política, nomás no ha podido contra el fiscal de Morelos ni por las buenas ni por las malas. Cuentan de al menos dos ocasiones en que, a través de intermediarios, Cuauhtémoc Blanco y Uriel Carmona se sentaron a dialogar con intenciones de llegar a un acuerdo de civilidad. La primera vez ocurrió hace un año en las instalaciones de la 24ava. Zona Militar
de Morelos, en donde el general los invitó a ambos a un evento y los sentó a dialogar en privado. Ahí, frente al militar juraron que se pondrían de acuerdo, que harían un esfuerzo para entenderse, pero saliendo los dos se mandaron respectivamente al carajo.
Luego, hubo un segundo encuentro en la Casa Morelos. Ahí, el gobernador en su papel de anfitrión dominó su carácter y la reunión fue cordial y acordaron llevar una relación “de trabajo institucional”. Pero ocurrió que apenas habían hecho el acuerdo y Cuauhtémoc le sacó al fiscal una lista con varios nombres: “A todos estos quiero que te los chingues”. Y el fiscal, tomando la lista en sus manos, le respondió: “Yo lo hago con gusto gobernador si me das primero las denuncias y luego los elementos y las pruebas para integrarles averiguaciones”. La respuesta de Carmona enojó al gobernador que le terminó reclamando: “Es que contigo no se puede”.
Así es que tal vez ahora, aprovechando un caso de un presunto feminicidio y a partir de los errores o presuntos delitos contra la administración de la justicia que pudo cometer el fiscal de Morelos, quizás en la 4T vieron un caso redondo para ayudarle a Cuauhtémoc Blanco a sacudirse a su fiscal incómodo y de paso a la Jefa de Gobierno que hizo suyo un caso altamente mediático y que le viene muy bien en su posicionamiento como defensora de los derechos de las mujeres y contra los delitos por violencia de género. Veremos en qué termina el caso, tanto el jurídico como el político.
NOTAS INDISCRETAS… Luego de tres semanas en las que no aceptó reconocer públicamente la candidatura de Alejandra del Moral para la gubernatura, la diputada priista Ana Lilia Herrera estaría lista y en espera de que la reciba el gobernador Alfredo del Mazo para dialogar con él y, luego de eso, reunirse públicamente con Del Moral y levantarle la mano. Eso nos dicen fuentes cercanas a Herrera Anzaldo, que aseguran que esta misma semana podría producirse la reunión entre la diputada y el gobernador. Todo esto luego de que Ana Lilia sondeó todas sus posibilidades, dialogó con Dante Delgado para una posible candidatura de MC que no se concretó y repasó todas sus opciones para concluir que se queda en el PRI y apoyará a la candidata Alejandra Del Moral, seguramente con una buena negociación política para ella y su gente. Tal vez lo que terminó de hacer que Herrera se decidiera fueron las declaraciones de Dante Delgado donde niega que haya interés en postularla y confirmara que “para el Estado de México iremos solos y vamos a ser disruptivos”, dijo el líder de MC quien mantendría el apoyo para Juan Zepeda. Así que, junto con el diálogo que ha tenido con el PAN y el PRD, en busca de revivir a la Alianza por México para los comicios mexiquenses, parece que las cosas se le empiezan a acomodar a Alejandra del Moral para la batalla épica que se le viene contra Delfina Gómez y contra el presidente López Obrador… En el pleito entre Ricardo Monreal y Layda Sansores, la gobernadora de Campeche está jugando con fuego. No sólo por la denuncia penal que ya presentó en su contra el líder del Senado —aunque falta ver si el fiscal Gertz Manero hace su trabajo o sigue sólo concentrado en las denuncias que involucran asuntos personales— sino también porque ayer Monreal obtuvo un amparo de un juez para evitar que la gobernadora campechana lo mencionara o diera a conocer audios, capturas de pantalla o videos de conversaciones privadas que lo involucren. Se supone que el amparo debía ser respetado por Layda, pero anoche la mandataria anunció que, con todo y amparo, sí hablaría de Monreal en su show bizarro del “Martes del Jaguar”. Veremos si, además de denunciada, lo que no le importa mucho porque se sabe protegida por el presidente, Layda no termina acusada de desacato por el Poder Judicial, porque quien sabe si su patente de corso también la proteja contra las decisiones de los jueces… Agitamos los dados. Capicúa. Repetimos tiro.