“La vida de un corredor es muy simple: amar-dormir-correr-leer-comer-correr-trabajar-correr-amar”: Omar Martínez, corredor y bloguero
Ni desayuno de rey, ni comida de príncipe… pero sí un desayuno adecuado antes de entrenar. Lo sé por experiencia. Yo salía a correr con el estómago vacío o con apenas un plátano o un yogurt que comía de prisa. Pensaba que comer más, me sentaría pesado o me darían ganas de correr, pero al baño.
Cada corredor tiene necesidades distintas. A algunos les es imposible pensar en comida de madrugada y se sienten mejor corriendo en ayunas o comiendo algo ligero, para otros es vital alimentarse bien para sentir energía.
No hay consenso entre nutricionistas sobre el tema; unos afirman que es muy importante reponer el glucógeno perdido durante la noche, otros consideran que la pérdida es mínima y no afecta la salud al ejercitarse. Otro factor es que la demanda energética del cuerpo depende también del tiempo y la intensidad del entrenamiento.
Por suerte, yo nunca me enfermé por entrenar casi en ayunas, pero después de conocer a Irving Núñez, experto en nutrición y preparador físico, mi concepto sobre la importancia del desayuno antes de correr, cambió. “Recuerda que tu cuerpo viene de un ayuno de 7 o más horas por dormir, entonces lo primero que necesitamos hacer al despertar es recuperar nuestros depósitos energéticos con alimentos y evitar el catabolismo muscular, es decir, que el organismo consuma, como fuente de energía sus tejidos, consumiendo así al músculo”, explica Núñez.
“Una persona que corre más de 5 kilómetros –agrega– jamás debe salir a trotar sin desayunar, la omisión de este alimento hace que el organismo, al no tener una fuente de energía y nutrientes, consuma reservas de energía no adecuadas, como el glucógeno de los músculos, provocando lesiones y pérdida de masa muscular.
“Además, desayunar reduce el riesgo de padecer enfermedades como diabetes, obesidad o gastritis”.
Para este experto, el desayuno de un corredor debe incluir: Una fuente de proteína, una de hidratos de carbono, una de grasas “limpias” y un multivitamínico con omegas. Por ejemplo: una porción de proteína en polvo a base de suero de leche disuelta en agua o en leche, si es descremada mejor. Una porción de avena, que aporta vitaminas B1, B5, B6 y minerales. Una porción de fruta (fresas, plátano, manzana) que contiene fructuosa, ideal para carreras de no más de hora y media, y una pequeña porción de nueces, que ayuda a mantener niveles óptimos de insulina al correr.
No importa si eres un corredor experimentado o principiante, lo importante es acercarte a un especialista que te diseñe un plan alimenticio adaptado a tus necesidades. En cada entrenamiento matutino probarás qué alimentos te caen bien o qué te va mal. Poco a poco crearás nuevos hábitos que mejorarán tu rendimiento y tu salud.
Así, bien alimentado sentirás cómo tu cuerpo será tu fuente de energía para correr bien, disfrutarlo más y vivir mejor.