Correr es una actividad individual, pero al entrenar, ser parte de un equipo, nos hace compartir ese gusto con quien ve la vida un poco como nosotros
¿Correr es un deporte solitario? De cierta manera sí, los kilómetros los hacemos con nuestras piernas, nadie los hace por nosotros. Corremos, sudamos, pensamos y al terminar, volvemos a empezar. Correr es un viaje redondo. Se goza cuando toca hacerlo en soledad, pero tener un equipo, amigos con quienes compartir ese viaje, es una experiencia enriquecedora.
Lo entendí hasta que conocí a mi equipo y a mi coach Joaquín. Desde el primer día me sentí integrada y con sus consejos hemos mejorado nuestra manera de correr y de vivir. Somos un grupo muy heterogéneo: comerciantes, abogados, estudiantes, terapeutas, arquitectos, escritores, personas que tal vez fuera de la pista no tendríamos nada qué ver, pero dentro, nos entendemos, nos apoyamos, nos protegemos y nos ayudamos.
Cuando llega la hora de entrenar, ver a los de siempre, nos aporta un estímulo importante, nos hace sentir que no estamos solos en esta locura de correr, que compartimos este gusto, esta afición, con personas que ven la vida un poco como nosotros. Es ese momento sagrado en el que hacemos que todo gire en torno a correr: lo que comemos, lo que vestimos, lo que calzamos, nuestras lesiones, y nuestros retos. Somos casi una secta.
Un estudio reciente de la Universidad de Vrije, en Holanda, documenta los beneficios de integrarse a un grupo de ejercicio: motiva a ser más disciplinado y responsable; a seguir normas o reglas; a mejorar habilidades para planificar y hacer estrategias; ayuda a tener más confianza en otras personas e incluso a descubrir o fortalecer cua- lidades de liderazgo.
En algunos grupos como los de corredores, los líderes no son necesariamente los más fuertes, los que más corren o los más veloces, son los que se preocupan por los demás o los que asesoran a los inexpertos.
También es un hecho que las personas que practican deporte en equipo son más tolerantes a la frustración que las personas que se ejercitan solas. Sentir el apoyo de otras personas te hará tener menos miedo al fracaso y te fortalecerá física y mentalmente para lograr sus objetivos. Equivale en muchos casos a una terapia de grupo
No es sencillo, ni seguro, correr solos las largas tiradas o hacer series y cuestas. ¿Quién no ha sentido ganas de dejarlas apenas iniciadas y dar por terminado el entrenamiento? Pero ahí están los demás, corriendo con nosotros, animándonos, o comprometiéndonos a terminar por puro orgullo, aunque la vida se nos vaya en ello.
Sí, a veces necesitamos correr solos, todos tenemos días de soledad, pero debemos reconocer que sin la ayuda del equipo, por muy individual que sea correr, no hubiéramos alcanzado muchas de las marcas y metas que hemos logrado. El espíritu de equipo habla de amistad, solidaridad y empatía, te hace ser capaz de ponerte en los tenis del otro, aunque tengas que correr con tus propias piernas.