Un día después de la marcha ciudadana del domingo en defensa del INE, de la democracia y de las libertades de los mexicanos, ya hay dos víctimas claramente identificables de la manifestación multitudinaria que tuvo lugar en al menos 60 ciudades del país y del extranjero: la primera víctima fatal es la Reforma Electoral del presidente López Obrador, que ayer el PRI nacional anunció que votarán en contra en la Cámara de Diputados, con lo que se rompe la mayoría calificada necesaria para aprobarla; y la segunda víctima política es la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, que fue exhibida y rebasada en una ciudad en la que ya perdió el control político.
En el primer caso, el de la controvertida reforma política lopezobradorista, que fue el motivo inicial de la manifestación multitudinaria, anoche el dirigente nacional priista, Alejandro Moreno Cárdenas —el mismo que sufrió el acoso y los reclamos airados de los ciudadanos que en la marcha le reprocharon su alianza con Morena y con el presidente— anunció en conferencia de prensa que su partido votará contra de la iniciativa del presidente porque lo que expresaron los mexicanos en las calles “será defendido en la Cámara de Diputados”. El anuncio lo hizo junto al coordinador de la bancada priista en San Lázaro, Rubén Moreira, y coincide con lo que dicen la mayoría de los 47 diputados priistas que
anticipan votar contra la reforma electoral “porque no hay manera que la aprobemos”.
Con el rechazo público del PRI, si es que Alejandro Moreno y Rubén Moreira no cambian de último momento ante las presiones y amenazas del gobierno federal, se estaría condenando a la reforma de AMLO a la congeladora legislativa, pues no le alcanzaría a Morena y sus aliados del PT y el PVEM para alcanzar la mayoría calificada de 334 votos que se requieren para aprobar la reforma, porque la bancada oficialista solo alcanza 236 votos sumando a los diputados de los 3 partidos. Sin los 47 votos priistas no hay forma de que se apruebe este cambio constitucional que proponía desmantelar al INE y conformar un nuevo órgano electoral llamado INEC (Instituto Nacional de Elecciones y Consultas) y elegir nuevos consejeros a través del voto directo de la población.
La otra víctima de esta movilización nacional fue la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo. Porque aun cuando hay discordancia en las cifras del número de ciudadanos que salieron a protesta, entre el ridículo monumental del gobierno capitalino que dijo 12 mil, el pataleo del presidente que dijo 60 mil y lo estimado por especialistas, aplicaciones y prensa extranjera, que calculó entre 300 y 600 mil mexicanos en toda la República, lo único cierto es que en la Ciudad de México se registró la mayor concentración a nivel nacional y se estiman en al menos 250 mil los asistentes a la marcha.
Mientras eso ocurría y un número importante de capitalinos salían a manifestarse, la jefa de Gobierno andaba en Veracruz haciendo campaña por su candidatura presidencial y en su administración se tomaron decisiones extrañas, por decir lo menos. Primero se declaró una “contingencia ambiental” desde el sábado por la tarde y que permaneció el domingo de la marcha por incremento de contaminantes de ozono; luego cuando aún había gente marchando en la protesta sobre Paseo de la Reforma, las vialidades se abrieron en la zona impidiendo a los manifestantes continuar su avance hacia el Monumento a la Revolución, donde se realizaba la concentración principal y donde también extrañamente alguien activó las fuentes de agua en la explanada de ese lugar justo cuando estaban los manifestantes.
Hasta ahí todo eran suspicacias e incluso la doctora salió a negar un motivo político para declarar la contingencia, ante críticas de la excandidata presidencial Margarita Zavala. Pero cuando quedó claro qué tanto había calado la marcha masiva en el gobierno morenista de la capital, fue cuando, primero el secretario de Gobierno, Martí Batres, habló de “10 o 12 mil personas” sobre la cantidad de manifestantes en la ciudad, recibiendo críticas y burlas en las redes sociales, y luego desde Veracruz, donde promocionaba su campaña, Sheinbaum también minimizó las impresionantes imágenes de las multitudes que llenaron el Paseo de la Reforma al decir que “solo juntaron unos miles de personas” y hacer una lista de políticos de oposición que participaron en la marcha.
Pero más allá de los burdos esfuerzos de Sheinbaum y su gobierno por no ver lo que incluso la prensa extranjera (BBC, RT, DW, CNN y otros) vieron y reportaron: “Hasta 250 mil asistentes en la Ciudad de México en la marcha en defensa del INE”, lo que afloró en la marcha es que la capital del país ya dejó de ser un territorio solamente dominado por Morena y que en la salida masiva de los capitalinos a protestar, también hubo mensajes y reclamos para la gobernante capitalina que, en su ambición de ser presidenta, ha abandonado a la ciudad y sus problemas para dedicarse a la promoción de su imagen.
Es inevitable pensar que el “músculo ciudadano” que se mostró en su mayor parte de manera espontánea en la capital, confirma la idea de que la CDMX está perdida para Sheinbaum y Morena que ya en las elecciones de 2021 sufrieron un revés monumental y que, ahora, de cara a lo que viene en 2024 se muestran en riesgo de perder las votaciones locales y hasta las nacionales.
Así que la marcha que tanto minimizan y atacan el presidente y la jefa de Gobierno mimetizada con él, a la que López Obrador llamó ofensivamente un “striptease del conservadurismo”, ya les tiró su reforma electoral, les abolló y raspó a su principal “corcholata” presidencial y, si siguen en su soberbia y ceguera, les terminará por golpear en la cara en la próxima sucesión presidencial. Andrés Manuel ya perdió una vez la Presidencia, en 2006, por su soberbia política; ¿volverá a perderla en 2024?
NOTAS INDISCRETAS… A propósito del anuncio del PRI nacional de que votarán en contra de la reforma electoral lopezobradorista, esta semana el dirigente priista Alejandro Moreno está invitando a comer a los 47 diputados de su partido para “transmitirles” la posición del partido sobre esta reforma. Lo extraño es que en lugar de hacer una sola comida con todos los legisladores y ahí comunicarles la decisión del CEN, Alito dividió a los legisladores por grupos: en un grupo van las diputadas mujeres, que ayer comieron con él y fueron las primeras; hoy comerán los diputados hombres más jóvenes, y el miércoles la cita es para el resto de los diputados varones que son los “más duros o experimentados”. Veremos si después de esas tres comidas, se confirma el anuncio de que la bancada priista rompió definitivamente su alianza con Morena para la reforma electoral… Por cierto, que otro que ya anunció su voto en contra de “una reforma regresiva” fue el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal. El líder senatorial dijo que ni él ni un grupo de senadores de su bancada apoyarían “una reforma regresiva” y anunció de entrada que “vamos a someter a una revisión detallada” la propuesta del presidente en materia electoral, antes de votarla. Si Monreal y algunos de sus senadores cercanos votan contra la reforma política de López Obrador sería sin duda el punto de la ruptura definitiva del zacatecano con la 4T… Los dados mandan otra Escalera. Segunda de la semana.