Hace 24 años Germán Silva y Benjamín Paredes se enfrentaron en duelo palmo a palmo por el primer lugar del Maratón de Nueva York.
Noviembre 6 de 1994: solos en la punta, los últimos dos kilómetros, los dos mexicanos habían hecho equipo toda la carrera, pero sabían que sólo uno de los dos iba a ganar y ninguno aflojaba el paso.
En el kilómetro 40, cruzaron juntos una intersección en Manhattan, y Germán, que tenía la mirada fija en un auto que iba adelante de él filmando, se equivocó de camino al seguirlo y en una curva se salió de la ruta oficial. Benjamín, al ver el error de su compatriota, no dudó: siguió su camino y apretó el paso enfilando hacia la meta. Cuando Silva se percató y rectificó, volvió con todo al camino y en un sprint impresionante, faltando 200 metros para la meta, alcanzó y pasó a Paredes, arrebatándole el primer lugar.
Más de dos décadas después, ahora en la edición 36 del Maratón de la CDMX, Germány Benjamín volverán a encontrarse en el pavimento y buscarán repetir la hazaña que los inmortalizó en Nueva York y, como si el tiempo volviera, Paredes tendrá la oportunidad de intentar la revancha de aquella espectacular hazaña de Silva que le quitó la gloria cuando ya la saboreaba.
Ése será uno de los atractivos de la gran carrera capitalina que busca lograr en esta edición la Etiqueta Oro de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF).
La historia de Germán y Benjamín, que en 1994 tenían 24 y 33 años, respectivamente, se fundirá en esta edición del maratón chilango con la de muchos otros atletas, tanto profesionales y los miles de corredores anónimos, y para atenuar al implacable paso del tiempo, los dos triunfadores de Nueva York tendrán el apoyo de sus equipos que correrán junto a ellos y los mejores tiempos de sus integrantes, cinco hombres y cinco mujeres, se promediarán para definir quién de los dos gana en esta revancha. Germán, a quien los medios estadounidenses bautizarían como Wrong Way Silva, supo hacer de su error —“el mejor en mi vida”, opinaría— el motivo para recuperarse y ganar. Y Paredes se ha convertido en un deportista y entrenador muy querido y admirado.
Aquel domingo de noviembre en que su hijo ganaba el Maratón de NY, don Agapito Silva cumplía 70 años en Tecomate, Veracruz. Entonces no había luz ni agua potable en su pueblo, pero después de que The New York Times mencionara esas carencias en la pluma del periodista Jere Longman, “mágicamente” el agua y la energía eléctrica llegaron a Tecomate, con la “Solidaridad” de Carlos Salinas de Gortari. Fue el otro triunfo de Germán.
Y sirve la anécdota de estos dos grandes corredores para recordarnos que en el maratón, como en la vida, a veces puedes cometer un error, pero lo importante es reconocerlo, corregirlo y saber reaccionar a tiempo, para que aún puedas ganar. Y si de plano te tocó perder, porque nunca pensaste que tu adversario sería capaz de levantarse de su error, la vida es tan generosa, que siempre tendrás la oportunidad de la revancha.