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martes, enero 21, 2025

Música en la pista

Para quienes disfrutamos correr escuchando nuestra música favorita, esta doble actividad es algo casi natural. Si la música acompaña a los seres humanos y es parte de la vida —Nietzsche decía que la vida sin música sería un error—, el ritmo siempre acompaña al corredor, ya sea desde su propio cuerpo o desde un dispositivo externo, los tiempos, las notas y las pautas nos impulsan, alegran y motivan siempre en la pista o el camino.

Para muchos corredores correr sin música sería un horror, porque ya sea a ritmo de rock, baladas, tecno, clásica o hasta cumbias, la música nos aligera el esfuerzo y se vuelve a veces el empujón que nos impulsa cuando las fuerzas o las ganas fallan.

Investigadores de la Universidad de Gante, Bélgica, sostienen que nuestros oídos, corazón y hasta las piernas, reaccionan al tempo (beats por minuto o BPM) de la música y la intensidad de ese tempo provoca efectos en nuestro estado de ánimo.

Así, a mayor tempo y más BPM en una canción, más excitación producirá en nuestro cuerpo y una canción que tenga arriba de 100 y hasta 165 BPM acelerá nuestro ritmo y nuestro paso.

Pero correr con música no siempre fue posible. Los primeros corredores que experimentaron esa sensación fueron los de los años 80 con el walkman, en el que con un casete grabado con tus canciones favoritas, podías correr con tu aparato a la cintura, siempre cuidando que no se cayera. Luego llegaron los 90 con el discman, con un mayor tamaño pero mayor fidelidad del disco compacto. Y así con el fin del siglo XX, llegó al MP3 y la gran revolución de Steve Jobs con su Ipod, primero gordos y gruesos, luego ligeros y nanos, que te permitían armar tus primeras playlist para correr.

Del iPod pasamos al teléfono, cargado primero con tus listas favoritas en formato digital, y ahora ya ni siquiera tienes que descargar nada porque toda tu música favorita para correr o ejercitarte la tienes en línea, con aplicaciones como Spotify, RockMyRun, Jog.fm, RadioGym, PaceDJ, TempoRun entre muchas otras, que te ofrecen una enorme variedad de ritmos, géneros, cantantes y estilos.

Pero, así como muchos disfrutamos de la música al correr, también hay quienes critican la dependencia que la música puede generar, porque sin ella no se disfruta igual el ejercicio o incluso se rinde menos. Habrá también los que prefieren ir concentrados, meditando, pensando o contando o simplemente admirando el paisaje.

Pero al final volvemos a Nietzsche ¿qué sería de la vida sin la música?… Pero, aunque disfrutes al máximo de las notas musicales, aprende también de la tranquilidad que da el escucharte a ti mismo, porque no habrá sonido más bello mientras corres que el de tu propia respiración y el golpe de tus pasos, ni ritmo más perfecto y armonioso que el latido de tu corazón.

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