En la tradición mexicana, un nuevo gobierno significa casi siempre cambios y transformaciones en los temas públicos. Y en la Ciudad de México, la edición 37 del Maratón, que se correrá el próximo 25 de agosto, no se escapó de la mano de la 4T. Con Rodrigo Dosal, en el Instituto del Deporte, y Javier Carvallo en la organización del evento, se anunció que a partir de este año, y para los próximos seis de Claudia Sheinbaum, la justa maratonista de la ciudad tendrá una nueva ruta.
A diferencia del sexenio de Miguel Ángel Mancera, que instituyó la ruta olímpica para conmemorar los 50 años de México 68, ahora la salida será en la Avenida de los Insurgentes, a la altura de Rectoría, para culminar en el Zócalo, de la Ciudad de México. Se invierte así totalmente el recorrido que en los años anteriores arrancaba en la Plaza de la Constitución y terminaba con la vuelta al Estadio Olímpico, de CU. ¿Tiene sentido el cambio o es una ocurrencia sexenal? El principal argumento de la nueva admistración para implementar una nueva ruta es cambiar la altimetría de la carrera. En la ruta anterior, el recorrido era cuesta arriba para los corredores a partir del km 30, que dificultaba mejorar marcas y hacía más difícil la carrera. Ahora, ese tramo se correrá cuesta abajo y serán los primeros kilómetros del maratón, con lo cual los participantes tendrán más oportunidad de disminuir su tiempo de carrera y mejorar su desempeño.
Otro cambio es que se reduce el número de participantes a sólo 30 mil, cuando el año pasado se permitió la inscripción de hasta 42 mil corredores. ¿Será que les recortaron el presupuesto? O acaso, como dice Javier Carvallo, parte de esta decisión se tomó “para brindar un mejor servicio a lo largo de la ruta”. El cambio de ruta incluye modificaciones como cruzar por algunos centros culturales, monumentos históricos y lugares representativos de la ciudad con el propósito de hacer del recorrido una experiencia más agradable para los corredores. Esperemos que los cambios de verdad sean para mejorar y no sólo para deshacer lo realizado por administraciones anteriores, porque, más allá de cuestiones políticas o de partidos, al Maratón CDMX lo colocaron en los últimos años entre los 10 mejores del mundo, y a partir de esta edición, será el primero en América Latina con Certificación Oro, de la IAAF. Y es verdad, la ruta anterior era dura, y la nueva, lo seguirá siendo, porque corremos a 2,300 metros al nivel del mar, con contaminación y un sol intenso que afecta la resistencia, pero para eso entrenamos, para enfrentar los 42K cuesta arriba o cuesta abajo.
¿Mejoraremos nuestros tiempos? Sólo sabremos si lo corremos. Nuestro reto es hacer el mejor esfuerzo y vencer nuestros límites. El reto de los organizadores es mantener y mejorar la calidad, el servicio, la seguridad y el nivel internacional de nuestro maratón, más allá de políticas o cambios sexenales.