El escándalo de espionaje del gobierno federal escaló ayer ante la denuncia del Partido Acción Nacional de que su presidente, Ricardo Anaya, su líder en la Cámara de Diputados, Marco Cortés, el secretario general, Damián Zepeda, y el vocero nacional, Fernando Doval, fueron atacados con el malware “Pegasus” en sus teléfonos celulares en un claro intento de espionaje, igual al denunciado el lunes por 16 integrantes de ONG´s y reporteros que acusan a las agencias de seguridad del gobierno de Peña Nieto (Cisen, PGR y Ejército) de intervenir sus móviles con el software de espionaje que el gobierno compró a las empresas NSO Group y Hacking Team, entre 2013 y 2015.
El propio Anaya exigió una investigación al más alto nivel para saber qué funcionarios autorizaron y ordenaron el intento de espionaje a las figuras de su partido y advirtió que el PAN irá “hasta las últimas consecuencias” en su demanda porque “no puede haber impunidad y queremos a los responsables del más alto nivel, no a sus operadores”, dijo el líder panista en una conferencia acompañado de sus coordinadores parlamentarios y de los cuatro dirigentes que recibieron en sus móviles mensajes de texto con ligas que direccionaban al virus “Pegassus”, según compró el equipo de informática del CEN panista.
Aunque no hubo respuesta oficial ni de Presidencia ni de la Secretaría de Gobernación a la denuncia del PAN, ayer reporteros de la fuente presidencial compartieron un comentario que el presidente Peña Nieto hizo el lunes pasado, en el hangar presidencial, al regreso del viaje a la Asamblea de la OEA ese día en Cancún. “Que presenten sus pruebas, que no anden hablando, si son tan machos, que presenten pruebas”, pidió Peña a los que denuncian espionaje, en sus comentarios “off de record” a los periodistas.
Al bajar del avión, en el hangar presidencial la tarde del lunes, Peña pidió “conversar con la fuente”. Y en la plática salió el tema del espionaje y la respuesta presidencial que uno de los reporteros presentes resume en la expresión: “si son tan machos, que presenten pruebas”. Nos recuerda aquel comentario de Peña Nieto al periodista Francisco Garfías cuando éste le preguntó por las sospechas en la captura de Javier Duarte en Guatemala: “No hay chile que les embone”.
Machos o no, los panistas ya pidieron formalmente que comparezcan el titular de Gobernación, Miguel Osorio Chong, el director del CISEN, Eugenio Imaz, y el procurador General, Raúl Cervantes, ante la Comisión de Seguridad Nacional de la Cámara de Diputados a explicar, detalladamente, qué agencias del gobierno adquirieron los software de espionaje de empresas mencionadas o de otras y qué uso se ha dado a esas tecnologías que violentan derechos constitucionales e incurren en un delito grave al realizar espionaje telefónico sin la orden de un juez. “No vamos a descansar hasta que los responsables renuncien a sus cargos, sean procesados y encarcelados…los funcionarios de más alto nivel que ordenaron la compra y el uso ilegal de estos programas”, advirtió Anaya Cortés.
Si la denuncia de activistas civiles, defensores de derechos humanos y periodistas sobre espionaje del gobierno en su contra era un hecho de la mayor gravedad, que los dirigentes de uno de los principales partidos de oposición acusen también intentos de espionaje gubernamental es en extremo delicado. Por menos de eso –escuchas ilegales en las oficinas del Comité Nacional Demócrata– cayó Richard Nixon el 8 de agosto de 1974. Ahora en México se denuncian no sólo escuchas políticas, sino invasión total a la privacidad de ciudadanos críticos y opositores políticos. Bien haría el presidente y su secretario de Gobernación en empezar a investigar, más allá de respuestas de lugares comunes y balandronadas machistas. Si creíamos que en materia de retrocesos, corrupción y escándalos habíamos visto todo en el agonizante sexenio, tal vez nos equivocamos.
NOTAS INDISCRETAS…Donde se viene un rompimiento es entre los industriales del cemento y los constructores de vivienda en el país. Las seis cementeras de México, agrupadas en la Cámara Nacional del Cemento, están molestas porque los constructores de la CANADEVI y de las Cámaras de la Construcción y de Bienes Raíces, culparon al aumento del cemento del desorbitado incremento en los precios de la vivienda, que han subido hasta 18% de 2014 a la fecha. Los cementeros afirman que el cemento sólo ha subido 6% y que el impacto del precio del cemento en el costo final de la vivienda, según los índices de precios de la Sociedad Hipotecaria Federal (SFH), es sólo del 2% en ese mismo lapso. Entonces, preguntan los industriales del cemento ¿quién está aumentando los precios? Es tal su molestia con los vivienderos que en estos días anunciarán su retiro de las Cámaras de la Construcción. ¿Y el gobierno que debe obligar a transparentar precios y a regular aumentos? Bien gracias. Espiando…Los dados mandan Serpiente. Caída libre.