Los atletas de élite tienen un don especial y se dedican en cuerpo y alma a desarrollar sus habilidades. Están ahí para que admiremos su forma de correr
¿Qué se sentirá correr un kilómetro en menos de cuatro minutos? Me imagino que es como volar. Eso debe sentir un corredor de élite. Un atleta como el mexicano Juan Luis Barrios Nieves, quien el domingo ganó el XI Medio Maratón CDMX y rompió con la hegemonía de varios años de los corredores kenianos que triunfan en casi todas las carreras en México y el mundo.
“Hay que saber que tienes el mismo derecho que los africanos a competir por la medalla, a luchar por ella, pero la obligación es trabajarla todos los días”, dijo Juan Luis. “Me preparé para correr 21km, pero no me preparé para el apoyo de la gente. Fue un factor muy importante para mantener el ánimo”.
Los atletas como Barrios tienen un don especial y se dedican en cuerpo y alma a desarrollar sus habilidades. Están ahí para que admiremos y disfrutemos su manera de correr. Pero detrás de su espectacular rapidez, hay años de disciplina, entrenamiento de fuerza, velocidad, alimentación y autoconciencia. Se debe ser consciente de lo que se piensa y no se piensa.
De los kenianos se dice que la clave de por qué siempre ganan está en su cerebro, su genética y motivación. Según estudios científicos, tienen una mejor oxigenación cerebral debido a factores externos como la altura de su país y desde niños juegan y corren largas distancias descalzos. Por su genética, los kenianos son muy delgados, lo que los hace más rápidos, mientras que su difícil situación económica y social es también su principal motivación: obtener una mejor vida para ellos y los suyos.
Recuerdo que durante un maratón de la CDMX una keniana pasó junto a mí; me quedé boquiabierta con su manera de correr; claro, ella iba del otro lado de Reforma, ya en la última etapa y yo apenas pasaba el km 15. Alta, oscura, erguida ¡casi volaba! Su enorme zancada, apenas tocaba el suelo con la punta del pie, concentrada, ligera, parecía una amazona.
Días previos a aquel maratón, el primero que corría, mi hija Camila, entonces de 13 años, dijo algo que me dejó pensando: “¿No es una pérdida de tiempo participar en una carrera donde sabes que sólo uno va a ganar y miles van perder?”. Le respondí que sí, pero que hay dos tipos de corredores: los que van por la victoria como Barrios, a los que hay que apoyar y admirar, y los que corren para ellos mismos y ganan, por eso levantan los brazos cuando cruzan la meta.
No, no me puedo imaginar cómo es correr como Barrios, pero sí sé que correr es una forma de vivir y ver la vida. Es una manera de enfrentarse a lo que nos encontramos por el camino, de perseverar y no rendirse. Nadie nos regala nada, porque cada kilómetro se trabaja. Nos gusta correr, nos hace felices, aunque hagamos hasta 3 horas en un medio maratón… después de todo ¿qué son tres horas?