Manifestarse y salir a levantar la voz, ante una causa justa, es un derecho constitucional de los mexicanos que no necesita validación ni aprobación de nadie, mucho menos del presidente. Es más, si a quien detenta el poder le molesta que los ciudadanos marchen y salgan a las calles, esa es la mejor señal de que la Marcha en Defensa del INE y de la democracia mexicana es justa y necesaria, y es el mayor aliciente para convencernos de que sí hay intenciones aviesas y perversas en la reforma electoral de López Obrador para controlar desde el poder al instituto electoral, moldearlo a su modo y de esa forma controlar las elecciones para eternizar a su movimiento en el poder, tal como hizo el PRI por 75 años.
¿Por qué otra razón le molestaría tanto al presidente (al grado de hacer “entripado” y atacar a los ciudadanos con adjetivos y ofensas agresivas) que los mexicanos salgan a manifestarse cuándo él, además del Cash, también fue el rey de la protesta y la manifestación y así forjó su liderazgo social y político?
En todo caso, más allá de los berrinches, entripados y la violencia verbal desesperada del Jefe del Ejecutivo y de sus gobernadores, funcionarios, dirigentes y seguidores fanatizados e incondicionales, la decisión de salir o no mañana a las calles de su ciudad es suyo; es justo su derecho y su libertad de decidir, lo que muchos mexicanos saldrán a defender a costa de ser atacados y descalificados por los gobernantes que deberán proteger y garantizar esos derechos.
Si usted ya decidió sumarse a esta defensa ante la amenaza real de regresar a un sistema político dominado por un solo Partido de Estado, donde el gobierno es juez y parte en las elecciones y donde los órganos electorales (Tribunal Electoral e INE) se sometan a “lo que diga el presidente” y de ese modo se nos quite uno de los pocos derechos que hoy se pueden garantizar y reivindicar para los mexicanos: el de elegir (porque ya nos han quitado o mermado el derecho a una vida libre de violencia, a la seguridad, la educación, la salud, el libre tránsito, a un medio ambiente sano y muchos otros que tenemos a medias o de plano cancelados) o si aún está indeciso de si vale la pena sacrificar medio día de su domingo de descanso para unirse a esta manifestación libre y ciudadana, aquí le doy estas razones que creo válidas para tomar o reforzar la decisión que es solo suya y es, en cualquier sentido, totalmente respetable. Marcharé porque…
1. Quiero que mi voto siga contando y se cuente de manera profesional, cierta e imparcial, para que los resultados electorales sigan teniendo certeza y no se
manipulen los votos.
2. No quiero que quienes dirijan los órganos electorales, consejeros y magistrados, estén controlados o sometidos al gobierno, porque en su elección hayan intervenido estructuras políticas del partido gobernante con prácticas de acarreos, coacción de programas sociales o, como ya se ha documentado, hasta intimidación y participación del narcotráfico.
3. Quiero un INE y un Tribunal autónomos e independientes del Gobierno, como dice la Constitución, y que sí nos cuesten menos a los mexicanos, evitando dispendios, privilegios de su burocracia y utilizando las nuevas tecnologías electorales como el voto remoto vía internet, las urnas electrónicas y otras formas de disminuir el costo electoral sin sacrificar la seguridad y certeza en los procesos comiciales.
4. No quiero regresar a la época (del viejo PRI) en donde el dominio del Partido de Estado se imponía siempre en las elecciones y no había alternancia democrática en los cargos, porque los candidatos oficialistas ganaban siempre con los recursos públicos y el apoyo, simulado o abierto del gobierno, aplastando cualquier expresión de oposición y reprimiendo a quienes reclamaban fraude.
5. Quiero un país con democracia, en el que los ciudadanos actuales y, sobre todo las generaciones que vienen, tengan garantías de sus libertades y derechos. Que puedan elegir al partido o candidato que quieran, que no sean atacados, cuestionados o reprimidos desde el poder por disentir; que la alternancia y la diversidad de opciones políticas sigan representando al México plural y diverso que somos y nadie quiera imponer una visión dominante e invencible en las urnas.
6. No quiero que, además del control político y electoral de un solo partido o movimiento, se nos robe la posibilidad de elegir y la alternancia porque poderes de facto, como el narcotráfico y el crimen organizado, intervengan en las elecciones, impongan o intimiden candidatos o veten y hasta asesinan a aquellos aspirantes a cargos públicos que se nieguen a someterse a sus intereses criminales. No quiero un Narco Estado, ni un Narco Gobierno y menos Narco Partidos.
7. Quiero poder seguir teniendo la sensación, por más que sea ilusoria, de que mi voto es un instrumento de premio o de castigo para los políticos o gobernantes. Y que aun cuando ellos ejercen el poder y disponen de los recursos públicos, yo puedo decidir al final, ejerciendo mi voto, si lo hicieron bien o lo hicieron mal y si merecen ellos o sus partidos seguir gobernando. Y decidir si quiero probar nuevas opciones opositoras, aún a riesgo de equivocarme y de ilusionarme falsamente con un “cambio” o con que “somos diferentes”, que al final resulten en engañosas decepciones y en “más de lo mismo” o que “no son iguales, son peores”.
8. No quiero un presidente ni gobernantes que, por creerse moralmente superiores o que están “transformando al país” se crean los dueños de México y sobre todo del dinero público que con tanto esfuerzo y trabajo aportamos todos los ciudadanos. Que no utilicen el poder para hacer lo que les dé la gana; que no tomen decisiones de gobierno y de políticas públicas que nos afectan a todos, basadas en su muy personal punto de vista, creencias o fobias, más que en los datos técnicos y científicos, y menos que utilicen los escasos recursos públicos para imponer caprichos o promover lealtades y clientelismos políticos y electorales, y no para las necesidades apremiantes de los mexicanos más necesitados.
9. Quiero que mi país avance y vea hacia al futuro. Que el pasado sea solo un referente y un recordatorio de lo que hicimos mal para no volver a repetirlo; pero que, quienes nos gobiernan, no vivan en la añoranza de un México cerrado y con ciudadanos controlados y sometidos por un Gobierno fuerte, un presidente paternalista y un Partido de Estado. Quiero un México de futuro, que apueste por el conocimiento y las tecnologías, que no le niegue ni escatime un tratamiento a un niño enfermo ni una vacuna a uno sano, que no deje morir a sus ciudadanos en una sala de urgencias, que no tenga que parir una mujer en la calle, que no abandone a sus niños al maltrato y la violencia. Un México que apueste por energías limpias, que entienda que su supervivencia y la del resto del mundo está amenazada y actúe en consecuencia, un México donde nuestros hijos puedan seguir creciendo y aspiren siempre a ser mejores y a vivir con dignidad.
10. No quiero que nadie, menos el presidente, me diga cuándo y cómo debo expresarme. Que no me ataque ni descalifique quien debe darme seguridad y garantizarme mis derechos y libertades. No quiero un país dividido por el ecónomo político, donde, atizados desde el poder, los mexicanos se enfrenten, se confronten y se peleen por ver quién tiene la razón política, quien es bueno y quién es malo, quien es liberal o conservador; que todos defiendan y expresen sus ideas políticas y de cualquier tipo, pero que lo hagan desde la civilidad, el dialogo no violento y la tolerancia y el respeto al derecho ajeno que predicaron nuestros próceres y que hoy olvidan los que más dicen adorarlos.
Esas son mis razones para manifestarme este domingo. Espero ayuden a entender que esta marcha no es a favor de ninguna persona, ni en contra de ningún gobernante. Es una marcha por el futuro de la República. Un país sin democracia o con una democracia manipulada e inducida desde el poder, no será nunca un lugar de paz ni libertades; y menos podrá ser un lugar de desarrollo, crecimiento y certidumbre para las generaciones por venir. Por eso vale la pena luchar, expresarse y trabajar para conseguirlo.
NOTAS INDISCRETAS…Con la novedad de que el nuevo secretario de la antigua SCT, ahora llamada Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Jorge Nuño Lara, el administrador y economista que se hará cargo de la otrora poderosa y ahora desmantelada y ninguneada Secretaría de Estado, es hijo de un militar del Ejército mexicano, pero no de cualquier militar, sino del capitán Nuño, quien fue por más de 50 años el Jefe de Ayudantes del ex presidente Luis Echeverría Álvarez. Como dice el dicho: son lobos de la misma loma…Y por si alguien tiene dudas de que el espíritu del echeverrismo ha renacido en el gobierno de la 4T, ayer veíamos una portada del diario Excélsior del día 9 de agosto de 1972, en la que las ocho columnas de la publicación, recogían una declaración “categórica” del presidente Luis Echeverría Álvarez: “Los conservadores no tienen ni tendrán poder electoral: LE” Y en el primer balazo de la nota se leía: “Dan la espalda a la Renovación”. Sólo cámbienle “Renovación” por transformación y súmenle que ayer AMLO anunció que va a revivir a “Mexicana de Aviación” ahora como línea aérea militar, administrada y operada por el Ejército mexicano, y hagan de cuenta que retrocedimos en el tiempo exactamente 50 años…
En el Estado de México se ha denunciado que desde principios de este año han aumentado de manera considerable las llamadas “gaseras clandestinas”, puntos de venta de gas Licuado de Petróleo (LP) que se instalan frente a escuelas o en los alrededores de complejos habitacionales sin las mínimas normas de seguridad, organizaciones civiles como Conciencia Ciudadana, han documentado la operación de más de 200 de estos negocios y solo durante este año, han realizado más de 35 denuncias ante la Comisión Reguladora de Energía (CRE), dependencia federal encargada de “regular y ordenar” este giro, que dirige Leopoldo Vicente Melchi García y de Guillermo Vivanco Monroy, Secretario Ejecutivo de la Comisión y los dueños de estos puntos ilegales de gas, ya que a pesar de contar con los documentos necesarios para clausurarlas, hacen caso omiso de las quejas de vecinos que todos los días viven con el temor de sufrir un accidente, se habla que cambio no colocar sellos de clausura, reciben “moches” mensualmente, actos que a decir de la 4T y el presidenta, Andrés Manuel López Obrador, terminarían durante este sexenio. La CRE y su titular siguen no han terminado de erradicar el robo de los combustibles tanto gas como de gasolina, lo que ha provocado pérdidas millonarias a las empresas legalmente establecidas y ahora, se han enfrascado en un debate con las llamadas energías renovables, cuando se dan a conocer este presunto acto de corrupción entre los propietarios de las llamadas “gaseras clandestinas” y esta dependencia federal. Entre las estaciones irregulares que operan en el Edomex están la de Los Reyes Acaquilpan donde se tiene registro de cinco, en San Vicente Chicoloapan una, en Ecatepec cinco más, en Chimalhuacán hay nueve, en Almoloya de Juárez tres, en Zinacantepec una, cuatro en Chalco, otras cuatro en Toluca, dos más en Ixtapaluca y otras dos en Tianguistengo. Así mientras la CRE y Leopoldo Vicente Melchi quieren subir la tarifa a los ciudadanos que instalaron paneles solares, los gaseros ilegales hacen su agosto, afectando a la industria establecida y poniendo en riesgo a la población mexiquense…Los dados mandan Escalera Doble. Todos a marchar el domingo: #ELINENOSETOCA.