Para calmar a varios gobernadores que se rebelaron y expresaron dudas e inconformidades a la nueva figura de los “super delegados” del próximo gobierno, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador recurrió a la operación y los oficios del presidente de la Conago, Manuel Velasco, quien antes de la reunión del pasado lunes se dedicó a “planchar”, estado por estado, con los mandatarios que abierta y públicamente han expresado rechazo al papel que jugarán los nuevos Coordinadores de Programas Estatales de Desarrollo, a los que ven como una amenaza a su poder, como fiscalizadores de partidas federales a las entidades y hasta como “vicegobernadores”.
La imagen de “relativa tranquilidad” del encuentro del lunes, que no estuvo excento de que algunos mandatarios estatales, como el electo de Jalisco, Enrique Alfaro, pidieran explicaciones a López Obrador sobre las funciones de los coordinadores, Velasco visitó la semana pasada varios gobernadores, como el de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, al de Guerrero, Héctor Astudillo, al de Chihuahua, Javier Corral y hasta el independiente Jaime Rodríguez “El Bronco” con quienes habló sobre la nueva figura de coordinación que implementará el nuevo gobierno. El presidente de la Conago respondió dudas de los mandatarios y les ofreció que cualquier inquietud sobre la autonomía de sus estados sería atendida por el presidente electo.
Aún así varios gobernadores aún no están convencidos del nuevo modelo de coordinación con la Federación aunque dicen que esperarán al 1 de diciembre, a que entren en funciones los nuevos coordinadores, para definir si emprenden algún tipo de acción o controversia constitucional para lo cual han puesto a trabajar a sus abogados y asesores jurídicos para analizar el sustento legal de la decisión anunciada por López Obrador.
Hay casos en donde los cuestionamientos, más que a la figura, tienen que ver con diferencias políticas o de plano enfrentamientos entre los gobernadores y las personas que nombró Andrés Manuel como coordinadores en su estado. El caso más claro, donde el tema tiene que ver con el encono político es Jalisco, donde el mandatario electo, Enrique Alfaro, no quiere a Carlos Lomelí, quien fuera su contrincante en las pasadas elecciones como candidato de Morena a la gubernatura. Alfaro ha hecho de todo, desde descalificar públicamente a Lomelí, hasta acusarlo con los empresarios de su estado de que anda diciendo que “meterá en cintura al gobernador” y que tiene intereses de bloquear al estado en su relación con el próximo gobierno.
El pleito de los jaliscienses ha llegado a tal nivel que varios empresarios importantes de Jalisco, a petición de Alfaro, pidieron una reunión hace unos días con Alfonso Romo. El futuro Jefe de la Oficina de la Presidencia recibió a los industriales e inversionistas de Jalisco que le dijeron que estaban “preocupados” por la confrontación entre Alfaro y Lomelí y le pidieron que interviniera ante López Obrador para que “reconsiderara” el nombramiento del coordinador y mandara a otra persona que no tuviera tantas diferencias con el gobernador. Romo no se comprometió a nada porque sabe de la cercanía y el afecto que tiene Lomelí tanto de López Obrador como de Marcelo Ebrard, pues desde que ambos fueron jefes de Gobierno en la CDMX, Lomelí era un empresario cercano y tenía contratos de medicinas para los hospitales de la capital.
Otro caso de “diferencias políticas” es el de Cuauhtémoc Blanco, el único gobernador que llegó al poder por Morena aliado con el PES, y que no está de acuerdo con el nombramiento del coordinador lopezobradorista en su estado. Cuauhtémoc no quiere a Rabridanath Salazar porque siente que le hará sombra en la gubernatura y ha pedido que lo cambien por Hugo Erick Flores, algo que no han decidido en el equipo del presidente electo.
Así que, unos por pleitos, otros por miedos y los más porque saben que tendrán en los nuevos coordinadores una “sombra política” que además tendrá el control de los recursos federales que ya no dependerá de las Secretarías de Finanzas estatales, pero la figura de los coordinadores estatales de López Obrador pasa a regañadientes entre los gobernadores, con todo y los oficios del presidente de la Conago y ahora senador-gobernador Manuel Velasco.
NOTAS INDISCRETAS…Por cierto que Chiapas ya tiene su “Pedro Lazcuraín” en la persona del diputado priista Willy Ochoa que ayer protestó como gobernador por 10 días, sólo para que Manuel Velasco pudiera venir a tomar posesión al Senado y que pueda regresar a su estado, ser nombrado “gobernador sustituto” y terminar su periodo. Es el chapulineo elevado a rango legal…Los dados repiten Serpiente. Repetimos el tiro.