La disputa por Coahuila, el penúltimo bastión del PRI en el país, empieza a calentarse cada vez más, conforme se acercan las definiciones de los candidatos de Morena y de la alianza PRI-PAN-PRD para las elecciones de junio de 2023. Antes de que termine el año tanto el partido oficialista como la alianza Va por México postularán a sus abanderados en busca de la gubernatura, previas simulaciones de procesos internos con los que, todo indica, solo se validarán las decisiones que ya fueron previamente tomadas por los dos “jefes políticos” que se confrontarán en estos comicios locales: del lado morenista el presidente López Obrador, y del lado priista, el gobernador Miguel Riquelme.
Porque a estas alturas difícilmente habrá sorpresas en los nombres de los candidatos que ya fueron definidos y decididos por los respectivos dedos supremos, el presidencial y el del gobernador, que ya se decidieron: en el primer caso por el subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía Berdeja, que intentará la complicadísima tarea de desterrar al PRI de Coahuila, que es bastión y trinchera tricolor; y en el segundo por el alcalde de Saltillo, Manolo Jiménez Salinas, que proveniente de una familia de políticos priistas, es la carta de Riquelme para defender su estado del avance de Morena y de la 4T.
En el caso del PRI ya nadie duda de que Manolo Jiménez es el ungido no solo del PRI sino de la alianza con PAN y PRD. El propio gobernador Riquelme operó para limpiarle el camino a su “delfín” y habló con el diputado Jericó Abramo Masso, quien aparece también muy bien posicionado en las encuestas, que tiene muchas más experiencia y trayectoria política que el alcalde y al que incluso le habían prometido en el 2016, cuando tuvo que hacerse a un lado para dejar pasar a la candidatura priista al mismo Miguel Riquelme, que él “sería el siguiente”. Abramo Masso se disciplinó entonces y lo hará también ahora, a pesar de que él también hubiera sido un candidato altamente competitivo, aunque, claro, espera una buena negociación para darle su apoyo y el de su base social a Manolo.
El PAN no tiene un mejor candidato que Jiménez Salinas y sabe que si no va en la alianza con el PRI, no tiene ninguna posibilidad de pelear Coahuila e incluso podría perder su registro local en el estado, porque el blanquiazul se desdibujó y hoy no es que quiera ir aliado con el priismo al que siempre combatió en la entidad norteña, sino que lo necesita para sobrevivir. Es decir, que en la Alianza Va Por México no habrá discusión y solo es cuestión de unas semanas para que se oficialice ya la candidatura del dos veces alcalde saltillense, Manolo Jiménez.
Muy distintas se ven las cosas en Morena. Anoche se dio a conocer el resultado de la primera encuesta realizada por el partido como un primer filtro del que resultaron finalistas el senador Armando Guadiana; el subsecretario de Seguridad federal, Ricardo Mejía Berdeja; el exdiputado y expanista, Luis Fernando Salazar; y el coordinador de los Programas del Bienestar en el estado, Reyes Flores. Los nombres de los cuatro morenistas todavía irán a una segunda encuesta de la que saldrá el candidato, a más tardar el 12 de diciembre. La sorpresa en este primer sondeo que mide exclusivamente los niveles de conocimiento de los aspirantes, fue que se dieron a conocer los porcentajes que obtuvo cada uno de ellos y el que salió más arriba fue el senador Guadiana, con 76% de conocimiento; seguido de Luis Fernando con 53.2; en tercer lugar Mejía Berdeja con 45.9% y en el cuarto sitio Reyes con 21.8%.
En apariencia, la ventaja del senador Guadiana parecería muy amplia, aunque falta la segunda encuesta en la que, además del conocimiento, se mide la opinión positiva o negativa de cada aspirante, ¿qué tan honesto lo consideran?, ¿qué tan cercano a la gente lo ven?, ¿lo considera buen candidato?, ¿votaría por él o ella? Y ¿cuál de ellos e s capaz de garantizar a las mujeres una vida libre de violencia? Con esas ocho preguntas se decidirá, oficialmente quién será el candidato de Morena, aunque tanto en el estado como en Palacio Nacional se habla de Ricardo Mejía como el “favorito” del presidente López Obrador y quien lo mandó desde el gabinete, con todo y elogios y reconocimientos, como su candidato.
Es cierto que las encuestas pueden favorecer a Guadiana, porque su trayectoria, arraigo y presencia en Coahuila, tanto como empresario que como político, son sin duda las más sólidas de todos los aspirantes, pero el senador sufrió un veto por parte del presidente López Obrador, quien a pesar de su amistad de varios años con el coahuilense, que lo apoyó cuando no era nadie en ese estado, se molestó con Guadiana y le retiró su apoyo cuando este mantuvo su relación con el empresario Alonso Ancira, además de que también se acercó mucho al coordinador Ricardo Monreal en el Senado.
Y es que tras las acusaciones a Ancira por el fraude en la venta de Agronitrogenados a Pemex, Guadiana visitó al empresario prófugo en España, después de que éste se había referido a López Obrador, en una audiencia judicial con la justicia española, como “un mitómano del tamaño de Hitler”. Cuando el presidente supo de la reunión de Guadiana con Ancira se molestó tanto que, en una ocasión, durante una gira de trabajo por Coahuila, saludó molesto al senador, pero le dijo: “A usted no debería darle el saludo, pero lo hago por cortesía”.
Así que, por más que Guadiana empuje y presione, por más que Monreal esté empujándolo, la candidatura de Morena ya fue definida desde Palacio Nacional y no le corresponde al senador, sino al experredista y exemecista, Mejía Berdeja. Entonces Coahuila, que aún está en fase de “procesos internos” ya tiene definidos quiénes serán sus candidatos para disputarse la gubernatura, en una batalla que, junto con la del Estado de México, resultarán claves para lo que venga en el 2024.