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jueves, octubre 10, 2024

Correr bonito

Cuando cualquier deporte, disciplina o actividad humana se practican no sólo con pasión y esfuerzo, sino con arte y maestría, el resultado suele ser un espectáculo que rebasa los parámetros y los cánones de la perfección para volverse algo bonito, algo que deleita los sentidos y la mente, no sólo de quien lo ejecuta y practica, sino también de quienes observan al o los ejecutantes moverse casi como parte de una sinfonía que armoniza al mundo.

Así nació, en el Mundial de México 70, el concepto del Jogo Bonito cuando la selección de Brasil, conformada entonces por Pelé, hizo los deleites de los asistentes a los partidos de aquella justa mundialista al practicar un futbol que superaba los niveles de la perfección para volverse alegre, vistoso y estéticamente perfecto.

Pero no sólo en el futbol se ha aplicado esa idea de jugar o practicar bonito un deporte o disciplina. Nadia Comaneci y su 10 perfecto en los Juegos Olímpicos de Montreal, en 1976, son el mejor ejemplo de lo que sucede cuando se combina la técnica, la ejecución, la fuerza, la disciplina y la belleza. También en el siglo XIX hay registros de que escritores de la época utilizaron la expresión The Beautiful Game para referirse al juego de baaga-adowe, un antecedente del lacrosse, que se practicaba en los Vauxhal Gardens, en Londres, al igual que para referirse al tenis.

Hoy quiero proponerles, a partir de todo esto, el concepto de “correr bonito”. Y no me refiero a hacerlo como los grandes atletas de la historia o a alcanzar los niveles estéticos y perfectos de Jesse Owens, de Usain Bolt o de Eliud Kipchoge, que a cualquiera de sus carreras podríamos definirlas como un ejemplo de correr bonito. No, me refiero a que, como apasionados que somos del running, podamos llegar a desarrollar una técnica y una dinámica propias que nos ayuden a hacer del acto de correr no una obligación, una prescripción médica o una exigencia personal o social que nos implique esfuerzo, dolor y cansancio, sino una actividad hecha por elección y convicción, para que con alegría, técnica, disciplina y esfuerzo transformemos nuestra forma de correr dispersa y cansada por un “correr bonito”.

Gaia de Pascale lo describe en su libro Correr es una filosofía (Duomo ediciones), cuando dice que correr bonito no es solamente la elegancia de la zancada, la armonía de la postura o el rostro relajado. “La belleza de nuestro aspecto se superpone a la belleza de la hazaña, hasta tal punto que las dos cosas llegan a confundirse. Si logramos superar nuestras limitaciones, si hemos dado el máximo, nos parece que somos perfectos, unos semidioses, unos héroes que han llevado a cabo una hazaña imposible”.

Cada mañana cuando salgo a correr mi esposo me despide con un corre bonito como su deseo de que disfrute de mi carrera y sea feliz, pero quienes corremos sabemos que ese corre bonito lleva implícito disciplina, una buena rutina de calentamiento y estiramiento, ejercicios de técnica, un plan de alimentación y entrenamiento adecuados, y descanso, todo ello para hacer de este deporte no solo una actividad física bien llevada, si no una filosofía que trascienda del corre bonito al vive bonito.

POR ROSSANA AYALA
AYALA.ROSS@GMAIL.COM
@AYALAROSS1

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