Han pasado casi dos meses desde que Alejandro Gertz Manero desapareció de la escena pública y de sus funciones como Fiscal General de la República para internarse en un hospital de los Estados Unidos y ser sometido a un procedimiento quirúrgico de emergencia, dejando su cargo vital en manos de un encargado de despacho. Han transcurrido ya 20 días desde que López Obrador aseguró que Gertz ya estaba en México y que se recuperaba de una operación de columna, y aún nadie ha visto públicamente al fiscal que ni regresa físicamente a sus funciones ni se deja ver ni siquiera en video, confirmando así los rumores de que su estado de salud es mucho más delicado de lo que informó falsamente el Presidente.
Los pocos que han podido ver a Gertz Manero en privado afirman que dista mucho de haber recuperado plenamente su salud y sostienen, en corto, que “su aspecto es cadavérico”, que su aspecto no luce nada saludable y que por esa razón es que el fiscal no se deja ver en público y mucho menos en video o en las redes sociales. “Se ve mal, muy delgado y decaído y perdió el cabello, aunque está bajo estricta vigilancia médica y hace el esfuerzo por recuperarse”, dijo una fuente cercana al titular de la FGR y quien se ha reunido en fecha reciente con el fiscal.
Pero eso sí, con todo y su deteriorada salud, el fiscal Gertz Manero ni perdona ni olvida cuando se trata de sus enemigos, tanto personales como políticos; sobre todo cuando don Alejandro ubica que los rumores sobre su supuesta muerte, que han estado emergiendo de vez en vez durante las últimas semanas, tienen un origen confirmado y un fin malintencionado para dañar su imagen y generar la percepción de un vacío de autoridad en la Fiscalía General de la República.
Porque, de acuerdo con el fiscal y sus allegados, los rumores y la difusión de fake news sobre la muerte de Gertz Manero, que han circulado al menos cada semana desde que se confirmó su ausencia del cargo por una operación de columna, provienen de la oficina del exconsejero Jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, a quien señalan como autor, difusor y promotor de dichos rumores funerarios. El mismo Gertz ha acusado a Scherer ante funcionarios del gobierno federal, a quienes les pide intervenir para que cese lo que considera una “campaña malintencionada” en su contra.
Y como el fiscal estará muy enfermo, pero no está manco, el ánimo de venganza contra quien fuera su muy cercano amigo pero hoy es su acérrimo enemigo está detrás de las informaciones que, teniendo a alto funcionarios de la FGR como fuente, fueron filtradas a medios de comunicación como el diario español El País, que ayer viernes, en su edición México, publicó una nota del corresponsal Zedrick Raziel que informa que “la Fiscalía investiga desde mayo de 2022 el patrimonio inmobiliario de quien fuera el consejero jurídico del presidente Andrés Manuel López Obrador, Julio Scherer Ibarra” y menciona que este expediente, que se suma a otras acusaciones en su contra, señala que Scherer “ocultó a la Función Pública ser dueño de al menos siete casas y departamentos en la CDMX y el puerto de Acapulco, en el tiempo en que fungió como abogado del Presidente”.
La nota que se difundió ayer en el diario español afirma que el valor de las propiedades no declaradas por el exconsejero jurídico asciende a 70.7 mdp (3.7 mdd) y sostiene que la Fiscalía investiga si Scherer pudo haber incurrido en los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos, debido a que en una de sus propiedades comenzó a construir apenas renunció a la Presidencia de la República, en septiembre de 2021. Buscado por el corresponsal de El País, el mismo Julio Scherer negó las acusaciones y dijo tener “en orden” todo su patrimonio. “Este asunto es un episodio más de la campaña que se ha emprendido en mi contra para desacreditarme. Nada de lo que ahí se menciona tiene validez alguna, toda vez que se presentaron los documentos a tiempo y se actuó con total transparencia”, dice el ex hombre de confianza de López Obrador.
Por lo que se ve y se lee, el pleito entre Alejandro Gertz y Julio Scherer está muy lejos de haber terminado con las intermediaciones del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, a quien el Presidente le encargó personalmente sentar a los dos políticos y obligarlos a detener su muy ruidosa y cruenta confrontación. Es claro que los oficios del secretario, que habló con los dos personajes, pero al parecer nunca pudo convencerlos de parar su enfrentamiento, fracasaron y que con Scherer ya fuera del gobierno y Gertz manejando su autonomía a conveniencia, esa guerra política seguirá con acciones, golpeteos, filtraciones y hasta rumores de uno y otro lado.
Y el escenario de esa lucha seguirá siendo la escena mediática, donde la ausencia del fiscal alimentará los rumores sobre su delicado estado de salud y su incapacidad física para seguir en el cargo, mientras al exconsejero jurídico lo seguirán persiguiendo las filtraciones sobre indagatorias y expedientes judiciales en su contra. Es uno de esos pleitos que el Presidente permitió y toleró en su círculo más cercano y que, conforme se eclipse el poder sexenal, se recrudecerá mostrando las fracturas y las vulnerabilidades de su proyecto político, aumentando la percepción de caos y descontrol hacia el final de sexenio. ¿Si AMLO no pudo y no ha podido parar el encontronazo ruidoso entre su fiscal y su abogado, qué haría suponer que podrá evitar la guerra cada vez más cruenta entre sus “corcholatas” presidenciales, que también avanza hacia el punto de ruptura?
NOTAS INDISCRETAS…
Dos imágenes ocurridas en este fin de semana dan una idea muy clara de por qué AMLO no es Lula y por qué el presidente de Brasil sigue siendo visto como el líder inteligente de la izquierda latinoamericana. Mientras el Presidente de México hoy le está entregando una condecoración al dictador de Cuba, Miguel Díaz Canel, a quien le entrega la Orden del Caballero Águila, demeritando así a la máxima condecoración que otorga México a los extranjeros; el mandatario brasileño, Lula Da Silva, se encontró ayer viernes con Joe Biden en la Casa Blanca y juntos hablaron de la “defensa de la democracia”, a propósito del asalto al Capitolio y a la Casa de Gobierno de Brasilia, como “dos hechos calcados” para desestabilizar al sistema democrático. Así, mientras López Obrador se acerca a la izquierda dictatorial y radical de Díaz Canel, Daniel Ortega y Nicolás Maduro, Lula va a Washington a proponerle a Biden “el regreso de Brasil al corazón de la geopolítica” tras los años de Bolsonaro, a quien por cierto el mandatario brasileño culpa del asalto al Palacio de Gobierno y busca extraditarlo desde los Estados Unidos. Viendo con claridad y sin apasionamientos esas dos imágenes: Lula en la oficina oval dialogando y negociando con Biden y AMLO colgándole en el cuello a Díaz Canel el máximo reconocimiento mexicano, en medio de la polémica y el rechazo social a tal distinción a un dictador, queda muy claro por qué uno de ellos dos es líder real de la izquierda y el otro un aspirante ya no solo a líder, sino parece que también a dictador…Desde las cúpulas empresariales del país nos adelantan que la próxima semana habrá “un sismo en la Concanaco” que pondrá en riesgo al actual presidente de esa organización, Héctor Tejada Shaar, y a su tesorero. Empresarios agremiados a la Confederación de comerciantes tienen denuncias documentadas de corrupción y malos manejos contra sus dirigentes y, para demostrar que no se trata sólo de un tema mediático o de golpeteo interno, han dado aviso y pruebas de las denuncias que preparan a la Secretaría de Economía que encabeza Raquel Buenrostro. Así que más vale que don Héctor Tejada y sus colaboradores tengan muy claras las instrucciones y planes antisísmicos, porque dicen quienes los acusarán, que les va a temblar en serio…Y hablando de doña Raquel Buenrostro, parece que no le espera un 14 de febrero muy amoroso y menos amistoso por parte del gobierno de los Estados Unidos, porque anoche se informó que el gobierno de Washington le puso de plazo hasta el 14 de febrero a su contraparte mexicana para que dé a conocer ya los fundamentos científicos que tiene para eliminar el uso e importación de maíz transgénico y otros productos hasta el año 2025, como establece el decreto presidencial que firmó y publicó López Obrador en 2020. Doug McKalip, quien es el nuevo negociador jefe de comercio agrícola de la Representante Comercial de Estados Unidos (USTR por sus siglas en inglés), le declaró ayer a Reuters que la respuesta de México ayudará a la agencia a decidir los próximos pasos en su búsqueda por resolver una larga disputa sobre las políticas agrícolas biotecnológicas de México. Para Washington el tema no es menor, porque México es el principal consumidor del maíz transgénico que se produce en su país. “Queremos asegurarnos de que hagan la ciencia, muestren su trabajo y tomen decisiones basadas en evaluaciones de riesgo”, dijo McKalip luego de que la oficina de Raquel Buenrostro rechazó 14 muestras de productos transgénicos que se le presentaron sin dar ninguna explicación científica. Hasta ahora la secretaria de Economía no ha dicho este maíz es mío… Los dados cierran con Escalera Doble. Semana de altibajos.