La maestra Delfina Gómez tomó posesión de la Secretaría de Educación Pública el pasado 15 de febrero pero parece que no se ha enterado de qué tamaño e importancia es la dependencia que le confió el presidente López Obrador. Alejada de los medios y de los reflectores públicos, se podría entender que la mentora de origen texcocano no sea afecta a la exposición pública, pero tampoco en las labores y tareas sustantivas de la educación pública, se ve ni se ha sentido su presencia y más bien la secretaria parece ausente a dos meses y medio de su nombramiento.
Con ella al frente de la SEP, por ejemplo, nos enteramos que un funcionario de menor rango, el polémico director de materiales educativos, Max Arriaga tenía ya revisados y armados los nuevos libros de texto gratuito en los que no parece haber habido ninguna influencia ni conducción por parte de la secretaria Gómez. Más bien manos externas, atribuidas a la señora Beatriz Gutiérrez Müeller desde Palacio Nacional, dirigían y coordinaban una labor tan trascendente como el rediseño de los libros de texto, en un proceso opaco, apurado e ideologizado en el que la titular de la SEP se limitó a reservar la información sobre los nuevos materiales educativos para que no pudieran conocerla los mexicanos.
En el regreso a clases presencial, que propone el presidente López Obrador y que además fue un encargo directo y público a su antecesor Esteban Moctezuma Barragán, que ella debió haber heredado, la maestra Delfina tampoco ha llevado la voz cantante. No sólo no se ha molestado en explicarle a los mexicanos y sobre todo a los padres de familia qué planes y medidas tiene la SEP para un regreso seguro y saludable a las escuelas, que programas pedagógicos y educativos se usarán para medir el aprendizaje de los alumnos durante la educación a distancia y que planes de regularización y actualización seguirán para homogenizar el aprendizaje en todos los educandos. Bueno, ni siquiera hay un plan conocido o presentado por la Secretaría para rehabilitar y acondicionar las escuelas que se dañaron en 1 y medio de abandono y sin mantenimiento.
La prueba más clara del desfazamiento y falta de aterrizaje en su nueva responsabilidad que trae la secretaria de Educación ocurrió el pasado 22 de abril cuando Delfina Gómez dejó plantados a los gobernadores del país que se habían conectado a una reunión de la Conago que convocó la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, para que la titular de la SEP les explicara a los mandatarios estatales los planes, acciones e inversiones que dispondrá la depedencia para el regreso a clases presenciales en toda la República.
Gobernadores que estuvieron en esa reunión virtual y que salieron molestos por el desaire y la descortesía de la maestra, cuentan que fue un momento bochornoso porque la secretaria nunca se conectó y de último momento avisó que no lo haría porque “se le había complicado” ante lo cual tuvo que salir a dar la cara y disculparse en su nombre la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. ¿Qué pudo haber tenido más importante ese día la titular de la SEP que dialogar con los gobernadores de toda la República y coordinar con ellos el regreso a clases que le ha ordenado el presidente?
No hay hasta ahora un solo discurso o mensaje que haya logrado posicionar la secretaria de Educación Pública sobre cuál es su propuesta y sus planes para mejorar la educación pública, evaluar los avances y retrocesos que dejó la educación a distancia por el confinamiento y retomar el camino hacia la escuela presencial con cambios para adaptarse a la llamada “nueva normalidad”. Lo más que ha trascendido del discurso de Delfina Gómez fue el primer mensaje que dio el día que tomó posesión en la conferencia mañanera frente al presidente López Obrador donde destacaba que era la primera vez en 100 años que cumple la SEP que una maestra era designada secretaria.
“Por ello sorprende que sea la primera vez en 100 años que el encargado de esta secretaría tenga su origen en la educación básica del Sistema Educativo Nacional. Repito, sorprende que sea la primera vez que un profesor de educación básica asuma la responsabilidad de esta secretaría”, decía la maestra Delfina asegurando que su nombramiento era legítimo, porque ella no sólo estudió los problemas de la educación ni leyó diagnósticos, sino que los vivió en las aulas y en la enseñanza.
De todo lo que planteaba en aquel discurso: regreso a clases presenciales, recuperación de infraestructura educativa, diagnóstico sobre rezago educativo por la pandemia y deserción escolar, entre muchos otros planes y prioridades, hoy muy poco se ha visto y menos se ha sabido de avances u objetivos. Ni las asociaciones de padres de familia, ni los especialistas en educación dicen tener información de la SEP sobre lo que se está haciendo para recuperar en un futuro próximo la educación presencial.
Tiene razón la maestra Delifna Gómez cuando dice que por primera vez una maestra de educación básica despacha en la mítica oficina de José Vasconcelos; pero se le olvida que otra maestra, igual que ella, Elba Esther Gordillo, si bien nunca logró sentarse en esa silla, sí llegó a tener el control de la SEP y a manejar y a presionar a varios secretarios y secretarias y tanta fue su influencia, sobre todo en los dos sexenios panistas, que hasta colocó a su yerno en la Subsecretaría de Educación Básica.
Nadie dice que sean comparables los perfiles de Delfina y Elba Esther, si bien las dos son maestras de origen metidas a la política, una como alcaldesa de Texcoco y la otra como la poderosa dirigente del SNTE por más de 25 años. Lo que sí sabemos hoy es el resultado y los efectos que tuvo la incursión y el poder que tuvo en la educación pública en México la maestra Gordillo; falta saber si los resultados y el efecto de la maestra Delfina resultará mejor, igual o peor que los de su colega de las épocas “neoliberales” que tanto desprecia la nueva secretaria. Pero cómo no se deje ver, oir y sobre todo sentir en la dependencia pública más importante y trascendente que tiene este país, la profesora Delfina hoy tiene un sello de “ausente” y otro de desempeño “regular”.
NOTAS INDISCRETAS…Hasta anoche el gobierno de López Obrador estaba haciendo malabares para tratar de evitar la liberación de Héctor Luis “El Güero” Palma del pena del Altiplano. Luego de la sentencia del juez federal que ordenó su liberación por el delito de “delincuencia organizada” en plena mafrugada del sábado, el presidente le ordenó a la secretaria Olga Sánchez Cordero atender el asunto y la ex ministra de la Corte tramitó y obtuvo de inmediato una “prórroga” de 48 horas otorgada por el juez para que se difiriera la liberación del conocido narcotraficante. Las 48 horas se vencen hoy y hasta ayer, desde Gobernación se estaba pidiendo a todas las Fiscalías de Justicia estatales que informaran si tenían abierta alguna carpeta o averiguación en contra del “Güero” Palma con la cual pudiera imputarsele un nuevo delito y evitar así su liberación. Y es que el mismo juez que lo exoneró del delito de delincuencia organizada, dijo en su sentencia que su orden “sólo aplicaba para ese delito y que si alguna autoridad tuviera otro delito o investigación abierta contra Hector Luis Palma Salazar, debería permanecer en prisión”. Bajo esa lógica es que están buscando, desesperadamente, otra carpeta judicial que iniciarle porque ver al capo sinalonse saliendo libre, sería un golpe fuerte para la administración de López Obrador, similar o comparable a la liberación de Rafael Caro Quintero en 2013 en el gobierno de Peña Nieto. Si aquella liberación en la que todo el gobierno peñista se hizo de la vista gorda y Caro Quintero pudo salir caminando de la cárcel para ser considerado hoy otra vez uno de los capos más importanes del Cártel sinaloense, irritó y enojó tanto a la DEA y al gobierno de Estados Unidos, imagínemos el efecto que tendría la salida del “Güero” Palma en Washington, en donde ya tienen ubicada a la 4T como un gobierno que “no hace nada” para compatir al narcotráfico y a sus cárteles y en el que López Obrador aplica, según las palabras del ex embajador estadunidense Cristopher Landau, la estategia del “dejar hacer, dejar pasar”. Y si sumamos el saludo a la mamá del Chapo, la liberación de Ovidio, el fortalecimiento y crecimiento de Nemesio Oseguera “El Mencho” y su CJNG, entonces sí, para el gobierno lopezobradorista, dejar pasar la liberación de un capo sinaloense del tamaño de Palma Salazar, sería el acabóse en su dudosa y cuestionada lucha antinarco…Los dados mandan Escalera. Se compone el tiro.