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viernes, julio 26, 2024

LAS RAZONES DE “TIA TATIS” Y LA LUCHA POR LA CORTE

Oficialmente su esposo y sus hijos son los “motivos familiares” que llevaron a Tatiana Clouthier a dejar la subsecretaría de Gobernación a la que la había invitado el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y a tomar mejor posesión como diputada de la bancada de Morena en la LXIV Legislatura que se instala esta semana. Pero detrás de las explicaciones públicas, hay razones y temas de fondo, que van más allá de los desencuentros y molestias, y tienen que ver con una lucha entre Poderes que no es precisamente de “telenovela”.

Tatiana es un personaje que se volvió muy mediático en la campaña de López Obrador; su cercanía con Alfonso Romo, quien la llevó al proyecto, y con Julio Scherer, la metió al primer círculo de la campaña, pero al definir López Obrador su gabinete, quedó claro que, aunque carismática, Clouthier no era de la primera línea lopezobradorista. Luego asuntos como su descalificación al nombramiento de Manuel Bartlett, junto a los fuertes cuestionamientos de su hermano a AMLO, provocaron una reacción de frialdad de la casa de transición a la ex coordinadora, que tampoco nunca quiso atender las peticiones para afiliarse a Morena y prefirió seguir como externa.

Pero también pesó en la decisión de Tatiana que no tenía muy buena relación con futura secretaria Olga Sánchez Cordero. De hecho los tres subsecretarios Tatiana, Zoe Robledo y Alejandro Encinas, han visto con preocupación que mientras la ministra se dedica a hablar de cuánto asunto le preguntan, está permitiendo que desmantelen la Secretaría de Gobernación. De 7 subsecretarías le dejaron 3, pero además Gobernación también pierde la Policía Federal y la Comisión Nacional de Seguridad que van a la nueva secretaría de Alfonso Durazo. El Cisen también se va no se sabe aún si a presidencia o la SSP; los temas legales, leyes reglamentos los llevará el coordinador Jurídico Julios Scherer, mientras la relación con los estados pasa a la Coordinación de Programas Estatales de Gabriel García, que también se lleva el Fonden y sus recursos para desastres. A Segob solo le quedan derechos humanos y participación ciudadana.

Y ahí entra otra pugna importante entre Olga Sánchez con Julio Scherer. La ex ministra siente que  ella debería ser la única que lleve la relación con los ministros y con la Suprema Corte, mientras que López Obrador también le encargó esa relación al que será su poderoso coordinador Jurídico. De hecho, en el desayuno que tuvo el presidente electo con los ministros de la Corte, el pasado 10 de agosto, fue notorio que al llegar al recinto judicial cuando pasan a desayunar en la mesa había lugar para todos, menos para Scherer, por lo que tuvieron que improvisar y colocarle un asiento en una esquina de la mesa. Alguien llamó la tarde anterior para pedir que cancelaran ese lugar.

Esa pugna va mucho más allá de algo anecdótico, pero es parte del por qué dicen que doña Olga anda tan entretenida en los asuntos de la relación con la Corte, que se ha desentendido de Gobernación mientras se la desmantelan. Y es que el control de la SCJN es clave porque se trata del único de los tres poderes sobre el que no tiene control López Obrador. Y eso lo convierte en el “ultimo reducto” en el que pueden buscar ampararse y defenderse, literalmente, desde fuertes intereses económicos, empresarios, poderosos abogados que han vivido de sus relaciones con el Poder Judicial para litigar y cualquier otro grupo que busque frenar una iniciativa del futuro gobierno lopezobradorista que sienta que afecta sus intereses.

Olga Sánchez es para los mismos ministros de la Corte su apuesta para evitar un embate de AMLO al Poder Judicial y mantener el “statu quo” en ese poder, contra cualquier intento del Ejecutivo por modificar los equilibrios internos en la Primera Sala o impulsar a una presidencia afín en la SCJN.

En los discursos de aquel 10 de agosto, todo fue “respeto a la autonomía y no injerencia” del presidente, pero en el desayuno AMLO propuso considerar una disminución de sus sueldos como ministros y ahondar en su austeridad. Al día siguiente la ex ministra declaró “los sueldos de los ministros, jueces y magistrados están garantizados para no ser disminuidos y argumentó la doctrina constitucional de 1857 que busca “la autonomía” del Poder Judicial.

Así que mientras su secretaría es desmantelada y sus subsecretarios le renuncian antes de empezar el gobierno, doña Olga está más ocupada de sus asuntos de ministra que de secretaria del gabinete. Y en el fondo de toda esa trama casi novelesca, hay un asunto de la mayor trascendencia para el país: ¿quién controla al único poder que está en duda hacia dónde se moverá a partir del 1 de diciembre?

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